Eso ha sido lo más extraño que me ha pasado hasta el momento. Esa chica sí que se veía desesperada, lo suficiente como para pedirme que la acompañe mañana a una salida como amigas. Rarísimo. Ni idea de porque he aceptado. Por una parte creo que se debe al hecho de que la vi bastante mal, tensa, cansada… ¿pero de qué? No debo sacar conclusiones antes de tiempo, sin embargo, su vida debe ser un caos debido a alguien, y no ella misma; apuesto a que tiene a un niño a su cargo, uno que al parecer es problemático y hace que ella tengo los pelos de punta. Bueno, es una suposición. Le escuché murmurar muchas veces el nombre Declan. Debe ser importante, y un dolor de cabeza ya que se quejaba cada vez que repetía el nombre.
Ya. No debo pensar en eso y tal vez mañana si me animo le pregunto acerca del tema. Al fin y al cabo, me necesita para desahogarse así que… podría aprovechar a preguntarle ciertas cosas que andan rondando por mi cabeza, si es que ella no aclara antes mis dudas. Lo cual es seguro ya que por lo que noté, es una chica muy parlanchina. Todo lo contrario a mí. El que me haya abrazado me tomo por sorpresa, no sé si lo hizo porque en realidad lo necesitaba o porque es así de abierta con todo el mundo. Lo primero es comprensible, aunque no haya correspondido a ninguno de los abrazos por la sorpresa; lo segundo, es un poco loco pero hay muchos casos así.
Mi padre me ha llamado cuando hablaba con ella. No contesté ya que no quería interrumpir la conversación y además es obvio que me llamó para saber si estaba llegando a casa. Tal vez ya se marcharon a donde mi abuela. Se irían por el fin de semana. No sé si mi hermano también fue con ellos. Lo dudo mucho pero al igual que mi nueva “amiga”, éste es un loco. Si no me equivoco mi otro hermano se quedará en la casa de su novia ya que los padres de ésta viajan por temas personales. Ella se quedaría sola con sus hermanos, y ahora también con el mío. En pocas palabras, si tengo suerte tendré a mi hermano menor molestando en casa pero estaré más tranquila por las noches; y si no, bueno, mejor suerte a la próxima. Tendré que ver cómo sobreviviré sin volverme paranoica cuando caiga el sol.
— ¿Qué? —susurro asustada. Oigo gritos, varios y no parecen estar muy lejos. Éstos parecen dar ánimos a una persona. ¿Una pelea? No veo nada cerca en donde pueda celebrarse una. Sin embargo,… hay una especie de cobertizo abandonado a una calle. No hay nada más cerca de él. Muerdo mi labio inferior nerviosa. ¿Ir? ¿Para qué? Puedo meterme en problemas y a decir verdad no estoy en condiciones aptas para correr si mi vida dependiese de ello. Aunque, quisiera saber que ocurre. Vale. Me acercaré un poco y procuraré no armar un escándalo, sin mencionar que quiero salir entera, y sin daños psicológicos de ser posible.
Lo más difícil creo que ha sido abrir las pesadas puertas del cobertizo. No sé de qué material serían pero me ha costado horrores abrir una de ellas. Estaba a punto de rendirme cuando una cedió y entonces la otra también lo hizo. Por un momento me sentí aliviada y cuando las puertas se abrieron volví a entrar en pánico. No soy la persona más valiente del mundo, ¿está bien? Cuidando mis pasos trato de seguir el sonido de los gritos, el lugar se ve más grande por dentro. A medida que voy avanzando siento una descarga eléctrica recorrer mi cuerpo. No quiero problemas, y estoy segura de que este lugar me los dará. No sabría si agradecer que mis padres se encuentren fuera de la ciudad o alarmarme por tal cosa. Por andar en las nubes choco con algo duro y al levantar la vista, mientras me quejo por el dolor causado por el golpe, observo la especie de puerta improvisada. Tanteo con mis manos buscando algo que me ayude a abrirla cuando ésta lo hace sola. Retrocedo rápidamente y por mi mente viajan miles de excusas que podría decir en caso de que me atrapen. Ninguna es buena en realidad pero confío en que se apiaden de mi al ver que tiemblo más que gelatina en un terremoto.
— Hola. —una voz alegre y un poco aniñada me saluda— ¿Vienes a ver a Declan? —al parecer los gritos se han intensificado y muchos de ellos pronuncian el nombre que la chica acaba de soltar.
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La chica común y el boxeador imponente.
RomansaElla tiene dieciséis años. Él tiene veinte. Ella jamás se ha metido en problemas. Él vive para eso. Ella se asusta con mucha facilidad. Él piensa que eso es patético. Ella no quiere enamorarse. Él desconoce ese sentimiento. Kalinda necesita a...