Jung Min despertó con una sonrisa en sus labios y dicha sonrisa desapareció inmediatamente. Aquella calidez que sintió antes de despertar había desaparecido. Con un miedo y desesperación indescriptible se levantó de la cama, empezó a buscarlo.
No podía haberlo soñado ¿no?
Se sentía tan real.
Pero si fuera sueño... su cuerpo desnudo no tendría explicación.
Fue inmediatamente al baño, con la esperanza de encontrarlo allí, pero nada.
Comenzó a temblar y más aún al ver en aquel velador aquel anillo que le regalo junto a una postal. La postal que por obras del destino— la cual sentía que le hacia una broma— era la imagen de la torre de Tokio rodeado de hermosas flores de cerezo.
Lo siento Jung Min, pero ya no podemos seguir con esto.
Esa noche te di todo de mí. Amo y ame la manera en cómo me amaste,
pero lo nuestro no puedo ser un por siempre.
Te amo, pero en esta vida no estamos destinados a amarnos
como un par de enamorados predestinados por el destino,
tal vez en la siguiente vida.
Por siempre tuyo, Jun.
Pdta: Por favor no me busques, no nos lastimemos más.
Jung Min comenzó a hiperventilar, las lágrimas rápidamente lo acorralaron y aquel nudo en su garganta se intensifico.
— ¡AAAHHH!! — grito a todo pulmón— ¡JUN!
Y largo sin ningún reparo sus lágrimas llenas de impotencia. Comenzó a lanzar varias cosas de la habitación, rompiéndolos, sin medir consecuencias. Solo quería liberar aquel dolor, pero ni lanzando varias cosas podía cesar aquel dolor.
Se botó de rodillas y se tapó el rostro con sus manos, lloro como aquel niño que fue hace veinte años, todo había terminado, pero él, no, no quería ello. Jung Min no iba a rendirse fácilmente. No, no iba a dejar Jun, como él lo estaba haciendo con él.
— No se terminó.
Dijo con determinación, no, no iba a perder a Jun, no otra vuelta, porque la primera fue casándose rápidamente con una mujer que pensaba que amaba, aunque aún no conocía del todo a Jun.
— Tienes que dejarlo ir— le respondió esta vez su mente y su corazón esta vez dudo.
— No — dijo serio Jung Min, se levantó del piso— y si es posible iré a su casa y...
— ¿Qué dirás? Ji Woo te conoce al igual que J. Seph, ni te dejaran acercar a su hijo, si se enteran.
Jung Min dio un paso atrás, era verdad. No le iban a aceptar. Ellos conocían como era, y que también era casado.
Salió cabizbajo.
¿Acaso eso era el final de los dos?
Pago la multa de daños y prejuicios al hotel. Condujo su auto hasta su casa, con el corazón hecho añicos, pero tampoco quería aceptarlo y si, iba a pedir el divorcio sí o sí.
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¿Amantes? ¡No! [Minjun]
FanfictionNo tenia una buena descripción de él, pero tampoco lo juzgaba, total, con él no era tan ególatra ni tampoco hablaba mucho con él, pero no supo en que momento empezó a tener una ligera amistad con Jung Min.