XLII

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Tiff endureció la mirada, y el único pensamiento que vino a su mente fue que a Jung Min no le interesaba su bebe, el bebe que supuestamente era de los dos.

Aquella oración dejo en claro que solo es su hijo, pero le dolía que su hijo no tendría un padre.

— Haz lo que quieras— fue la respuesta de Tiff.

Se dio la vuelta dejando con la palabra en la boca a Jung Min. Min le siguió con molestia al ser ignorado, pero al menos dijo que no se opondría.

Tiff se metió a su habitación, por razones casi inexplicables aun dormían en la misma habitación, tal vez la costumbre, pero cada uno giraba a su lado, dándose la espalda.

— No quiero que me sigas— exigió, metía en su bolsa varios utensilios personales— iré al obstetra sola. No quiero tu compañía.

— Tiff— pidió Jung Min, pero Tiff le paro levantando su mano.

— Me quedo bien en claro que más te interesa el bebe de Jun que él mío, que también es tuyo— dijo con una voz que no quería suene quebrada.

— No Tiff, estas entendiendo mal.

— No sé cómo lo harás, porque sé muy bien que Kyu se hará cargo de aquel niño— Min frunció levemente las cejas al escuchar ese nombre— bueno no sé cómo hará Jun. Está involucrando a muchas personas que no tienen la culpa.

— Tiff— advirtió levemente Min— no te metas en líos que no te incum...

— Me incumben, Park— dijo lo último con voz gruesa— ese lio también involucra a mi hijo.

— Nuestro.

Tiff rodo los ojos. No entendía a Min. Primero no tomaba importancia a su hijo y cuando le interesaba... sí.

— Okey — dijo Tiff, no quería seguir discutiendo. Al final de cuentas su bebe también era de Min— pero me voy sola.

Tomo su bolso y salió de la habitación rápidamente sin que de mucho tiempo a Min de reaccionar.

Min se desordeno su peinado al ver que era plantado por su misma esposa. Posiblemente próxima exesposa.

Min quita ese pensamiento. No podía, así como si nada deshacerse de su matrimonio, cuando ahora era la boca de todos, y ese todos, buscaban al culpable de su matrimonio que pendía de un hilo.

Decidió dejarla tranquila para ese su control prenatal. No quería alterarla. La vida de su hijo y ella... ante cualquier disgusto le alteraba y los dañaría.

Tiff estaba respirando agitada por el coraje en el taxi. Tenía que tomar aire por la nariz para relajarse. Trataba de hacerlo, pero no lo lograba en toda su cabalidad.

— No. No y no. — dijo para sí misma, llamando un poco la atención del chofer.

— La llevo o ¿no? — hablo con amabilidad el chofer. Recordando como su esposa se portaba así en su etapa de embarazo

Tiff se llenó de pensamientos en ese momento con esa pregunta, y hubo uno que predomino más que otros.

— Ya no me lleve a la clínica— dijo con seguridad.

El chofer le vio por el retrovisor. Algo andaba mal y de eso se dio cuenta el chofer, pero solo asintió. El cliente siempre tenía la razón era el lema o algo parecido.

— ¿A casa? — pregunto el chofer y Tiff negó con la cabeza.

— Vamos a otro hospital— dijo Tiff y dicto la dirección.

¿Amantes? ¡No! [Minjun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora