Capítulo 1: Trabajos vergonzosos

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"Sonríe. Ponte derecha. Sé carismática." Me repetía cada dos segundos frente a la cámara. Estaba a doce vídeos virales, siete embajadas de marcas y dos colaboraciones importantes para finalmente ser libre de toda esta farsa y nada iba a detenerme.

—Y acción...—dijo el director y una chica se encargó de hacer sonar la claqueta.

—"Milky. Haz tus veranos inolvidables"­— recité de la manera más convincente posible para después beber aquel líquido empalagoso sabor fresa. Odio las fresas— Me encanta— dije con una sonrisa en el rostro.

—Corte— vociferó el director— ¡Perfecto! Este se queda.

"Gracias al cielo" pensé. Si bebía un sorbo más de leche sabor fresa después de diez tomas, iba a vomitar.

—Muchas gracias— suspiré mientras todos aplaudíamos por el trabajo de producción— Ha sido un placer trabajar con ustedes.

—El placer es nuestro, Liv, no se colabora con una princesa de internet todos los días— comentó el hombre. Asentí algo apenada— ¿Puedes mandarle un video a mi hija Sandy? Es una gran fan— añadió apuntándome con la cámara de su celular sin darme tiempo de responder.

—¡Hola Sandy! Soy Liv, te mando un fuerte abrazo y todo mi amor— dije alegremente.

—Gracias— dijo mientras enviaba el video a una sala de chat— Quedamos al pendiente de del lanzamiento del comercial.

—Desde luego— respondí y vi como la encargada de marketing traía una bolsa de tela llena de bebidas Milky, una camiseta y un termo de la marca.

—Este es un pequeño detalle por parte de la producción, Liv— dijo la mujer entregándome el presente y todo el mundo aplaudió. Transformé mi mueca de incomodidad en una amable sonrisa para luego aceptar la bolsa.

—Esperamos que lo disfrutes— terció el director— Y lo puedas promocionar en tus redes, claro, con una buena gratificación de por medio.

Asentí sintiendo un pequeño calambre en el estómago que cada vez se hacía más intenso, al igual que mis ganas de ir al baño.

—Será un placer— murmuré haciendo una mueca de dolor.

Salí del estudio lo más rápido que pude, a pesar de las invitaciones a una merienda o a tomarme fotos con ellos para subirlas a sus historias de Instagram. Cuando estuve en la acera comencé a hacer todo tipo de maromas para captar la atención de un taxi. Un chico rubio detuvo un taxi y yo corrí para ocuparlo primero.

—A la calle Maple 152— le dije al taxista mientras buscaba mi cartera.

—Disculpe, yo detuve el taxi primero— dijo el rubio tomando la puerta para impedir que cerrara.

—¡Es una emergencia! —grité y con una fuerza sobre humana tiré de la puerta para cerrarla y el chofer arrancó mientras yo les rezaba a todas las deidades del mundo que no se me saliese nada.

Estúpida leche Milky con sabor a fresa. Estúpida yo por nacer con los intestinos frágiles y poco presupuesto como para tener que aceptar cualquier trabajo que me ofrezcan.

—¿Está bien, señorita? —inquirió el hombre mirándome con preocupación.

—Sí— comenté dándome cuenta de que me estaba hiperventilando— Solo conduzca lo más rápido posible hasta la dirección ¿Sí?

—Desde luego— contestó— Por cierto, ¿Es usted la de los anuncios del centro comercial?

—Sí, soy yo— contesté a secas mientras me sostenía la panza con fuerza.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora