Capítulo 20: La doble R

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Sobrevivir a una noche de fiesta estaba bien, sobrevivir a la resaca era lo complicado.

No sabía qué me había despertado primero. Podría haber sido la jaqueca ante el más mínimo rayo de sol en el sótano, o tal vez la sensación de haber sido arrollada por un autobús, probablemente eran los calambres en mi vientre, los dolores en la espalda, la humedad de mi ropa interior o quizá solo era Dexter sacudiéndome del brazo para asegurarse de que siguiera con vida.

Posiblemente eran todas esas cosas al mismo tiempo.

—¿Qué quieres? — gruñí cubriéndome hasta la coronilla con las sábanas— Déjame dormir, es temprano.

—Son las tres de la tarde, Cam— murmuró para no provocarme un dolor de cabeza más fuerte del que ya tenía y realmente se lo agradecía.

—¿Y?

—Tengo que hacerte una pregunta— quité las sábanas de mi cara para que él prosiguiera— Cuando tú...Ya sabes...Estás en esos días ¿Qué usas?

Su voz se escuchaba temblorosa y su cara se tornó rojiza de un momento a otro.

—¿Para qué quieres saber eso?

Estaba a punto de acurrucarme en la cama ya que deseaba estar inconsciente el mayor tiempo posible, sin embargo, una vez que capté el mensaje revisé bajo las cobijas con la esperanza de que mi ciclo irregular no me hubiese traicionado esta vez, pero lo hizo.

Sabía que no era solo el alcohol lo que me había vuelto tan sensible.

Gracias al cielo, el edredón era azul ultramarino por lo que solo se veía una mancha oscura, como si se hubiese derramado un poco de soda sobre la tela. Por otra parte, mis pantalones parecían haber salido recientemente de una masacre.

Cerré los ojos con fuerza, pretendiendo no existir, lo cual solo hizo que mi jaqueca se intensifique y tuve que taparme nuevamente con las sábanas.

—Perdón— musité sin poder ver al chico a los ojos.

—No tienes porqué disculparte, es normal— respondió dando caricias amistosas a mi hombro por encima de las cobijas— Si te hace sentir mejor, te levantaste a vomitar como tres veces en la madrugada y...

—¿En qué universo me haría sentir mejor eso?

—Bueno, las primeras dos veces te acompañé para recoger tu cabello y ayudarte, todo estaba bien. Pero la última vez, saliste corriendo tan rápido que no me dio tiempo de despertar correctamente y lo primero que vi al levantarme fueron las manchas de sangre, por lo que llamé sin pensarlo a la línea de emergencia para decir que mi amiga ebria se estaba desangrando y después de unas preguntas de rutina, la operadora comenzó a reírse y recordarme las clases de biología de la secundaria...Y te juro que siempre he tenido en claro que las chicas menstrúan pero vi sangre y entré en un estado de shock horrible.

Solté un par de carcajadas que me hicieron sentir como si unas agujas se clavaran en mi cerebro.

—Y hay más...

—Ay, Dios ¿Existe algo peor que llamar a la línea de emergencia por la regla? — enarqué las cejas.

—Pues...Fui al supermercado a comprarte unas bragas— carraspeó— Con la más pura de las intenciones, obviamente, y tuve la plática más rara e incómoda con la chica del área de lencería porque ella me dijo "¿Qué diseño tiene en mente para su novia? ¿Tanga? ¿Bikini? ¿Con encaje?" y luego de que se me bajara la sangre de la cara le respondí "Algo cómodo para su periodo" y ella me mostró como una decena de panties, elegí una que parecía ser confortable y la chica me volvió a preguntar "¿Y en qué talla lo va a querer?" y yo me quedé pensando porque ni siquiera yo sé la talla de mi ropa, así que le dije "Pues tiene un trasero medio prominente, creo que no cabría en mis manos" y la chica me miró a ver extraño y me dijo "Señor, para saber la talla solo tiene que decirme cuánto le mide la cintura y cadera a la chica" y yo estaba así de "Ah bueno, no sé cuánto le mide" y al final tomé algo al tanteo por lo que yo me imaginé.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora