Capítulo 9: Contratos improvisados

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Especial (2/2)

—¡Bienvenidos al Mesón de Nancy! —exclamó una mujer pelirroja de mediana edad con un delineado azul espectacular en el rostro— Soy Nancy ¡Y diablos, jovencitos, parece que los arrolló un auto!

—Sí bueno...—comenzó Dexter.

—¿Les gustaría pasar a la tienda de regalos por algo de ropa para cambiarse? Tenemos una gran variedad de artículos a la moda— ofreció de manera amigable.

—Eso me encantaría— el rubio sonrió amablemente— Resulta que me caí en medio de la carretera por culpa de alguien— me recriminó con la mirada.

—Al menos nos traje hasta la civilización, genio— dije entre dientes.

—Bueno, acompáñenme— dijo mientras ingresaba a un cuartito que estaba junto a la barra de alimentos.

Había un mostrador con recuerdos de California, que iban desde postales hasta bolas de cristal de los parques nacionales. También había unas camisetas que tenían la leyenda "Amo California" y el dibujo de un oso pardo, el animal que se encontraba en la bandera del Estado.

La mujer se puso detrás del mostrador, se quitó la placa de su uniforme que decía "¡Hola! Soy la chef Nancy Foster" y en su lugar se colocó una que decía "¡Hola! Soy la encargada de la tienda Nancy Foster".

—¿Me da dos camisetas? Una larga y la que le quede a ella, por favor— pidió el rubio sacando la billetera de su bolsillo— Por cierto ¿Tiene pantalones?

—Tenemos todo lo que necesite y más— dijo la mujer pasándole las camisas, cada una con sus respectivos pantalones grises.

—Gracias— Dexter le pagó a la mujer— Disculpe ¿Sabe si hay algún mecánico que pueda arreglar mi auto? Se me ha quedado varado en más de una ocasión.

—Sí, Tony— asintió la mujer— Vive a unos metros de aquí, pero tendrá que esperar a mañana para que le ayude con su vehículo.

—¿Algún servicio de taxis? —pregunté preocupada, no me iba a quedar varada toda la noche en esa cafetería con un idiota.

La mujer negó.

—Tenemos un motel atrás del restaurante— mencionó Nancy— Es barato y bastante cómodo, pueden pasar la noche ahí.

Dexter y yo nos miramos mutuamente con incomodidad.

—Supongo que es la única opción que hay— dije y él encogió los hombros— Nos parece bien...

—¡Perfecto! — los llevaré a que se registren.

La mujer salió por la puerta trasera del lugar, la cual daba con un pequeño patio, al final de este se encontraba una construcción de dos pisos un poco descuidada.

Al ingresar, nos encontramos con una pequeña recepción en la cual había un mostrador vació. Nancy se puso detrás de este y se quitó su antigua placa para ponerse otra en la cual rezaba "¡Hola! Soy la gerente del motel Nancy Foster".

Eso comenzaba a ser extraño y un poco divertido.

—Bienvenidos al hostal para viajeros de Nancy Foster— dijo con una sonrisa amable— Contamos con paquetes que se adaptan a las necesidades de cualquier huésped.

—Puede darnos dos habitaciones, por favor— pidió Dexter.

La mujer comenzó a buscar en una lista frunciendo el ceño.

—Lo siento, querido, estamos llenos en las habitaciones individuales— hizo una mueca de tristeza.

—¿Hay habitaciones dobles? —pregunté, una vez había ido a un hotel gracias a un patrocinio y compartí una habitación doble con una vlogger canadiense.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora