Capítulo 25: Tiempo extra

281 32 1
                                    

—¿Lecciones para conducir? —preguntó Dexter mientras me ayudaba a archivar una pila enorme de carpetas en el depósito.

Encogí mis hombros sin importancia y extendí la mano para que el rubio me pasase unos documentos.

Había pasado las últimas semanas evitando a Charlie, y, por lo tanto, estar en mi propio departamento. Solía salir, desde temprano, ducharme cuando él estuviese fuera y escabullirme por las noches para dormir o grabar hasta tarde.

—Quiero mi licencia.

—¿No crees que es un poco excesivo? —preguntó sentándose a mi lado en el piso— Apenas tienes tiempo para vivir.

—Hablando de excesos y ratos de descansos... ¿No deberías estar en casa? —contraataqué arqueando las cejas— Según yo, tu trabajo aquí ya terminó.

—El tuyo también.

—Sí, pero la gerente me pidió que archivara todo esto...Tiempo extra— me excusé un poco nerviosa—Además, estoy perfectamente bien.

—Estás poniendo los documentos de la "P" en la "B" —señaló divertido y yo resoplé— Puedes hacer esto mañana, ve a casa, descansa...

—¿Harás lo mismo?

Negó con la cabeza.

—Tocaré con los chicos en un par de horas.

—Entonces me quedaré— aseguré volviendo a los papeles y Dexter enterró el rostro entre sus manos.

—Por Dios, Cam...Somos las únicas personas en todo el piso.

—Romántico ¿Cierto? —bromeé y él se incorporó con la mitad de los expedientes entre sus manos— ¡Oye!

Me levanté para arrebatárselos, pero antes de que pudiese hacerlo me besó fugazmente, dejándome perpleja.

—Así terminaremos más rápido— afirmó con una encantadora sonrisa—¿Trabajo en equipo?

—Si no hay más opciones...— bufé.

En menos de treinta minutos habíamos organizado las carpetas restantes. La tenue luz de la habitación y el olor a papeles antiguos comenzaban a hartarme un poco. Dexter me rodeó la cintura con sus brazos y enterró su rostro en la hendidura de mi cuello para descansar un poco.

—¿Quieres que te lleve a tu departamento? —cuestionó rozando sus labios levemente con mi piel.

Asentí mientras mis dedos acariciaban cuidadosamente su cabello y todo mi cuerpo se estremecía ante su tacto.

Él depositó un tortuoso beso en mi cuello, que selló con su cálida respiración. Solté un pequeño suspiro, el cual le dio la pauta que necesitaba para continuar con ese placentero tormento. Retrocedí hasta que mi trasero chocó con un archivero, Dexter me levantó para que pudiese sentarme sobre este y unió sus labios con los míos.

Su piel se sentía caliente y sus manos viajaban de mi rostro a mi cuello, y de ahí descendían tímidamente a mi cintura, hasta que dejé de sentirlas, al igual que el resto de su cuerpo.

—¿Qué pasó? —pregunté un poco avergonzada.

—Cierra los ojos— pidió metiendo una mano en su bolsillo.

Hice caso a regañadientes, pero todo se disipó en cuanto percibí un aro metálico introducirse en mi dedo anular, acompañado de caricias dóciles y un tierno beso en los labios.

Abrí los ojos repentinamente para ver el anillo dorado elaborado con una cuerda de guitarra finamente entrelazada. Esbocé una pequeña sonrisa.

—Lo hice yo mismo— aclaró con las mejillas sonrojadas— ¿Te gusta?

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora