Capítulo 27.5: Dos verdades y una mentira parte II

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Respiré hondo antes de abrir la puerta de la oficina, esperaba que Dexter estuviese fuera, pero para mi desgracia se encontraba ahí comiendo galletas de avena mientras veía una novela turca en su teléfono.

—Quiero ir a los cubículos otra vez— expresé con la mirada fija en mi escritorio.

—¿Pasó algo? —cuestionó poniendo en pausa su novela.

Negué con la cabeza.

—Solo extraño platicar con Annie y Nick mientras somos explotados laboralmente— comenté divertida— Además, necesito regresar con una mínima experiencia al final del semestre.

—Por supuesto, déjame hablar con recursos humanos y la gerente, estarás en tu cubículo mañana— aseguró con una expresión apacible.

Suspiré. Eso también contaba como alejarme un poco.

Pasé el resto de la tarde tecleando en el ordenador unas facturas, aunque mi mente no paraba de crear escenarios ficticios en los cuales le pedía a Dexter que se alejara. Una vez que el reloj marcó las siete, tomé mis cosas para marcharme.

—¿Irás a tu departamento? —preguntó cuando salimos del elevador y yo asentí— Puedo llevarte, si quieres.

—Bah, no es necesario, tomaré el autobús— esbocé una pequeña sonrisa— Tengo que pasar a comprar unas cosas para Charles.

—Hace mucho que no lo mencionas— comentó extrañado— ¿Está todo bien entre ustedes?

—Pensé que no te agradaba.

—Al contrario, creo que tienen suerte de ser tan buenos amigos— mencionó dándome una palmadita en el hombro.

"Como no tienes idea" pensé mientras me forzaba a mantener mi propia mentira.

—Sí que la tenemos— convine entrecerrando los ojos— Bien, creo que ya tengo que irme.

—No te duermas en el bus— se despidió y yo afirmé con la cabeza antes de irme.

—Ay, amorcito, no tenías porqué venir por mí— comentó Evanny cerrando la puerta de un auto, haciendo que me congelase a medio camino.

—Eres mi gatita preciosa y mereces lo mejor del mundo— respondió Jeremiah con un tono que me provocó arcadas.

Tomé aire, y con las piernas flaqueando, continué mi camino. El ruido de su camioneta, yendo lento a mi lado, me estremecía.

En ese momento, mi teléfono comenzó a vibrar por lo que tomé la llamada sin dudarlo.

—Hola—saludé con la voz entrecortada y los dientes castañeando.

—¿Está todo bien? —preguntó Dexter y yo me volví hacia él, aún estaba en la entrada del edificio.

—Sí, solo me dio un pequeño calambre— reí, aunque parecía más un llanto que una risa.

—¿Te duele mucho? Voy para ahí— escuché sus pasos en el pavimento, al mismo tiempo, divisé a Jeremiah estacionado en la banqueta de enfrente mientras esperaba a que Evanny comprase un helado.

—Quédate en donde estás— supliqué volviendo a caminar— No es nada, creo que estoy un poco ansiosa por unas cosas de la universidad...Siento que colapsaré en cualquier momento.

—Entonces cuéntame sobre eso, tal vez ayude.

Resoplé al sentarme en el paradero de autobuses.

—Seguramente tienes cosas más importantes que hacer.

—Tengo tiempo— aseguró.

—¿Entonces te quedarás al teléfono hasta que llegue a casa? —cuestioné enarcando las cejas.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora