Capítulo 39: La noche más linda del mundo

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La madre de Zach organizó una gran cena para celebrar el éxito de los chicos, invitaron a todos sus conocidos incluyéndome a mí con mis amigos, aunque estos últimos declinaron ya que tenían planeado ir al cumpleaños de Jenn.

—¿Qué crees que debería comprarle? —inquirió Sylvie en el supermercado mientras pasábamos por el pasillo de las frituras.

—Bueno, a ella le gustan los sombreros lindos— respondí mientras tomaba una bolsa gigante de Cheetos.

—Vi uno de ranita que se ve adorable, iré por él— me notificó emocionada y se fue dando saltos a la sección de ropa.

Divisé a Evanny con un carrito ingresando a la tienda, ella forzó una sonrisa y desvió la mirada.

—Ya podemos irnos— indicó Sylvie con el gorro de rana.

Asentí dirigiéndome a la caja para pagar. Evanny se puso detrás de nosotras, se le notaba incómoda y nerviosa.

—¿Es verdad? —cuestionó en voz alta una vez que salimos.

—¿Qué cosa?

—Lo de Jeremiah... ¿O solo lo inventaste para salvar tu pellejo? —había enojo e incredulidad en su voz.

Sylvie se indignó, pero yo la tome del brazo.

—No importa lo que diga, no me creerás.

—Él terminó conmigo porque tú lo buscabas descaradamente, nunca has podido verme feliz, siempre quieres lo que yo tengo— me reclamó.

—Evanny, siento más pena por ti que envidia— admití— Siempre lo tuviste todo, una familia amorosa, una posición económica decente, buenas calificaciones e incluso novios agradables, pero nunca fuiste feliz...Y así seguirá siendo.

La chica quiso contestar, pero Sylvie y yo nos marchamos antes de que pudiese hacerlo.

Dexter pasó por mí, alrededor de las cinco, me gustaba su nuevo estilo. Llevaba pantalones de vestir, con una camisa casual y de vez en cuando portaba saco, tenía el cabello despeinado y sonreía casi todo el tiempo.

—Relájate, es solo una fiesta familiar— dijo Dexter riendo.

Me encontraba abrazando una bolsa de frituras rígidamente en la entrada de la casa.

—Nunca había asistido a una reunión así— señalé la casa de la que salían vítores y música animada— No los conozco, ¿Y si no les agrado?

Él arqueó las cejas y tocó la puerta. Zach abrió enseguida.

—Pasen— hizo un ademán para que ingresáramos y le entregué la bolsa— ¡Ya llegaron Dee y Cam!

Habían más de veinte personas en el lugar, Zach me las presentó mientras Dexter saludaba a todo el mundo como si fuese su propia familia. Era más sociable de lo que aparentaba.

—¡Doña Carmen! —exclamó extendiendo los brazos para abrazar con ternura a una mujer bajita, de tez morena y cabello azabache con un par de canas que eran apenas visibles.

—¡Mijo! —respondió la mujer examinándolo de pies a cabeza como si buscase algo malo— ¿Cómo has estado? ¿Estás comiendo bien? ¡Te veo muy flaco y ojeroso!

Dexter se levantó la camisa ligeramente para dejar ver su abdomen marcado.

—Yo lo veo bien— murmuró extrañado y ella le dio un golpecito con una toalla haciéndolo reír.

—Les serviré el doble de tacos de birria— amenazó y luego se volvió a mí con una expresión más cálida— ¡Tú debes ser Camelia! Es un nombre muy bonito.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora