13: Mereces ser feliz.

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"Midnight blue" era el nombre del bar en el que se presentarían, estaba a unas cuantas cuadras del hotel principal pero irónicamente se veía bastante decente. El nombre del lugar estaba escrito en luces neón de color azul sobre la fachada y había unas ventanas enormes por las cuales se podía ver a las personas que estaban dentro, las cuales debían ser menos de treinta, después de todo, el local no tenía una gran capacidad.

Cuando ellos entraron para instalarse en el escenario, no podía evitar sentirme nerviosa y con el corazón pendiendo de un hilo, como si fuese yo la que estuviese por presentarse frente a las masas.

Me senté en una silla cerca de la barra y me envolví más con la chaqueta de Dexter. Pensaba que las noches en mi departamento eran frías, sin duda nunca había estado una sola noche en Pacífica y tan cerca del mar.

Nota mental: Comprar suéteres y sábanas gruesas en Chicago.

—¡Buenas noches Pacífica! Somos Strange Permission— vociferó Zach antes de que Dex comenzase a tocar la melodía de "Boys don't cry" de The Cure.

La primera vez que los vi tocar en Alameda, solo me centré en Dexter por el shock que me provocó ver a mi jefe parado sobre un escenario dándolo todo. Pero ahora no solo lo miraba a él, miraba a todos y eran asombrosos.

Parecían unas estrellas internacionales que desbordaban talento por todas partes.

La voz de Zach era muy versátil y potente, puede que no fuese tan grave pero lograba modularla lo suficiente para lograr el alcance necesario de la canción que cantara. Además, tenía una actitud imponente sobre el escenario, era como si toda su excéntrica personalidad tuviese una explosión masiva por más de una hora: Bailaba, se arrodillaba, saltaba, se tiraba al piso y se volvía a levantar. Era algo que sin duda pagaría por ver más de una vez.

Lexie no se quedaba atrás y lanzaba patadas por todas partes, sacudía su melena rosa y se paseaba enérgicamente sobre la tarima mientras tocaba el bajo. Era una asombrosa.

El tímido Wong, tampoco era la excepción, si no fuese por su corte militar, estoy segura de que tendría el cabello revoloteando con el viento. Para estar en un lugar fijo como la batería, destacaba bastante por los trucos que hacía con las baquetas antes de iniciar con una nueva canción.

Y luego estaba Dex, o Dee como suelen decirle aquí, que era un caso particular. Era otra persona cuando se subía al escenario, lucía despreocupado y realmente feliz, sus movimientos eran dinámicos y muy marcados, y sus dedos...Nunca había visto a alguien moverlos tan rápido sobre las cuerdas de una guitarra, era algo simplemente hipnotizante

No podía parar de verlo, era adictivo.

En un momento él me devolvió la mirada y sonrió.

Estaba segura de que mi rostro estaba de color escarlata por la vergüenza.

Habíamos cruzado miradas cientos de veces, pero esta era la primera vez que me hacía sentir como si un rayo me recorriese todo el cuerpo.

(...)

La tocada duró cerca de una hora o quizá unos minutos más, pero puedo asegurar que cada minuto valió la pena.

—¿Y? —preguntó Lexie aproximándose a donde yo estaba— ¿Qué te pareció?

—¡Me encantó! —exclamé todavía anonadada por la impresión— Son geniales...

—Que honor— Zach me hizo una pequeña reverencia para luego seguir contando el dinero que el dueño del bar le había dado para luego repartirlo entre los integrantes del grupo—Ten— dijo entregándome cincuenta dólares— No es mucho, pero es un pequeño agradecimiento.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora