Capítulo 21: El acechante nocturno

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Entreabrí mis ojos con somnolencia para darme cuenta de que todavía era de noche, podía vislumbrar a duras penas la 1:30.am en mi reloj de mesa mientras Dexter me cubría cuidadosamente con las cobijas.

Tomé su mano antes de que pudiese marcharse, él volteó con una sonrisa dulce en sus labios.

—¿A dónde vas? —murmuré entre dientes.

—A mi departamento— respondió con obviedad.

Negué con la cabeza y tiré débilmente de él.

—Quédate conmigo, por favor.

—¿No me vas a dejar ir? — enarcó las cejas.

—Noup.

—De acuerdo— encogió los hombros, quitándose los zapatos para meterse en la cama rápidamente— ¿Si puedo dormir aquí?

Asentí riendo puesto que él ya se encontraba tumbado a mi lado y con las sábanas hasta su cuello. Estampó un beso en mi frente, se disponía a dormir cuando su teléfono comenzó a sonar.

—Mm...Sí, estoy despierto ¿Por qué?— respondió frotándose los ojos con cansancio, sin embargo, su expresión cambió de un segundo a otro. Se levantó alertado y se puso los zapatos nuevamente mientras asentía y repetía "ajá" constantemente— De acuerdo, voy para allá.

—¿Todo bien?

Él negó.

—A Rob se le averió el auto mientras llevaba a su hermanita al hospital, iré a verlos para asegurarme de que estén bien— me comentó apresurado— Creo que tendremos que dejar esto para otra noche.

Extendí mi mano torpemente en la oscuridad hasta palpar la manija de mi cajón, tiré de ella para abrirlo y empecé a rebuscar entre el remolino de chucherías que tenía ahí dentro hasta encontrar la llave de emergencia.

Charlie era un caso perdido en cuanto a llaves, siempre las olvidaba dentro, por más llaveros lindos y llamativos que le comprara para evitar eso. La mayor parte del tiempo terminaba quedándose fuera hasta que yo regresara o me iba a buscar para pedirme las mías, es por eso, que tenía una llave adicional que solía ocultar debajo del tapete para cuando las suyas se le que quedaran en el interior. Yo solía recriminarle porque era peligroso ya que no había un escondite más trillado que debajo del tapete, por lo que terminé guardándola en mi cajón. Eso funcionó como placebo un tiempo ya que Charlie salía confiado, con sus llaves en la mano, porque sabía que tendría su llave de emergencia "bajo el tapete". Pobre ingenuo.

—Ten— deposité la pieza de metal sobre su palma— Cierra cuando salgas.

—Vuelvo enseguida— murmuró acariciando mi cabello antes de irse.

Algo en mi interior resonó al escuchar esas palabras, se sentía doloroso y amargo, era como un mal presentimiento que invadía mi mente. Opté por ignorar esa corazonada y me acomodé en la orilla de la cama para Dexter tuviese espacio al regresar.

No supe cuál fue el momento exacto en el que caí dormida, pero sabía que los estruendosos ladridos de Kiria habían sido los culpables de que despertase. Me incorporé al instante para calmarla, el silencio de la madrugada hacía más propenso el hecho de que descubrieran mi infracción al reglamento del edificio.

—Tranquila, bonita— murmuré mientras la cargaba, ella todavía se notaba en estado de alerta ya que continuaba gruñéndole a la puerta.

Al principio, estaba tan adormilada que no entendía lo que estaba pasando, pero el sonido del metal chirriante de la manija siendo movida de un lado a otro con rudeza me heló la sangre por completo. De pronto, comenzaron a empujar la puerta con fuerza

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora