Capítulo 19: El sótano de Zach

475 56 33
                                    

Me mantuve en silencio por unos minutos, esforzándome para articular las palabras correctas, pero estaba tan ebria —y probablemente drogada— que no se me pasaba nada relevante por la cabeza.

—Lo siento mucho— terminé por decir.

—Está bien, fue hace mucho tiempo— asintió un poco incómodo.

Permanecimos callados durante un rato, mis parpados parecían estar cargados con acero y los mareos se hacían cada vez más intensos. Hice un intento por incorporarme, pero mis pies no respondieron, eran incapaces de sostener el resto de mi cuerpo por lo que, al dar el primer paso, me estrellé inmediatamente contra el césped húmedo.

Desde que había empezado a beber alcohol recordaba pasar por cuatro fases indiscutibles para percatarme de que tan ebria estaba.

Fase uno de la ebriedad: la torpeza y risas esporádicas.

—¿Estás bien? —preguntó Dex ayudándome a ponerme de pie.

—Sí, es solo que me detuve a hablar con las hormigas un rato— bufé entre carcajadas, sacudiendo la tierra de mi ropa y manos.

—¿Quieres que te acompañe tu departamento? Es decir, no puedo manejar porque bebí un poco, pero podría intentar conseguir un taxi o algo...

—De hecho, pasará la noche con nosotros— terció Zach bostezando desde el camastro de al lado— Pueden adelantarse un poco, si quieren.

Dex me miró sorprendido.

—¿Por qué?

—Charlie se fue de excursión por unos días y siendo franca me da miedo estar sola en casa y que un idiota se cuele— admití en el ataque más brutal de honestidad que había tenido en años— Solo será por hoy, lo prometo.

—De acuerdo...—comentó el rubio, un tanto perturbado, tirando de mí para que me pudiese incorporar correctamente— Pero puedes estar tranquila, ningún idiota podrá hacerte daño.

Me aferré con fuerza a su brazo para no volver a caer mientras caminábamos a la puerta.

—¿Lo prometes? —balbuceé débilmente y él asintió.

—Te lo juro— aseguró— Si alguien se atreviese siquiera a pensar en hacerte algo malo, tendría que pasar sobre mí primero ¿Entiendes?

Afirmé antes de tropezarme al bajar las escaleras del pórtico, por lo que casi me llevó a Dexter conmigo al piso.

—¿Sabes? Creo que es mejor que te cargue en la espalda hasta casa de Zach— suspiró inclinándose— Solo son unas cuantas esquinas.

—Ni loca— negué con la cabeza.

—Súbete— pidió acercándose un poco más a mí.

Una parte de mí se sentía incómoda por la idea de que me cargase por varios metros, temía que se cansase por mi peso o que no me soportara por mucho tiempo, después de todo, él no se veía como el tipo más fornido del mundo. Pero también estaba lo suficientemente cansada y torpe como para dejar pasar la oportunidad de tener un transporte gratis.

Me monté en su espalda y abracé su cuello como si fuese un koala mientras él tomaba firmemente mis muslos para luego pararse y continuar con su camino. Puse mi cabeza sobre su hombro, inspirando su delicioso aroma, y me aferré a él para sentirme más segura.

Después de un tiempo caminando por la acera, entre baches y mareos, tuve el valor de depositar un beso en su mejilla. Él soltó un suspiro profundo y pude notar su cuerpo estremecerse de un momento a otro.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora