Capítulo 2: La oportunidad de la vida

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"De acuerdo, respira hondo" me dije a mi misma. Es solo una pasantía en la mejor empresa de maquillaje del país ¿Qué puede salir mal?

El edificio de Montgomery Co. Era uno de los más altos de todo el Estado de California, repleto de ventanales, con una entrada elegante la cual tenía encima las letras que conformaban el nombre de la empresa en color plata y una pantalla gigante en la cual siempre aparecía una modelo hermosa patrocinando sus productos, en esta ocasión era Catalina Lagos, quien probablemente era la influencer más grande de Latinoamérica en este momento.

Apreté mis papeles contra el pecho e ingresé aparentando confianza pero no tanta como cuando finjo ser Liv. Me acerqué a la recepción en donde una joven pelirroja se encontraba escribiendo algo en su computador.

—¿Qué se te perdió? —preguntó a secas.

—Soy Camelia Ramírez, vengo por la pasantía en el departamento de finanzas.

—Piso cincuenta y dos— indicó sin apartar la vista de la pantalla.

—Okay...Gracias—dije dirigiéndome al elevador con la mejor actitud ya que se encontraba vacío.

Cuando ingresé el número indicado y las puertas comenzaban a cerrarse, un chico se aproximó a máxima velocidad y metió medio cuerpo al elevador para poder entrar a tiempo.

—¿Puedes ayudarme? —preguntó intentando apartar las cortinillas de metal y yo le apoyé empujándolas— Gracias, linda— dijo estirándose. Era bastante alto.

Lucía muy joven con el cabello azabache atado en una coleta corta, los pómulos marcados, cejas pobladas, ojos aceitunados y facciones finas. Usaba unos pantalones negros flojos, una camisa deportiva blanca ceñida y un cárdigan abierto de colores vibrantes el cual dejaba a la vista sus brazos ligeramente tonificados. Debía ser algún un modelo de la empresa.

—¿Piso cincuenta y dos? —preguntó arqueando las cejas— Debes ser una practicante del área administrativa, no te había visto antes por aquí ¿Cómo te llamas?

—Camelia y soy practicante del departamento de finanzas— admití algo emocionada— ¿Y tú? ¿Trabajas aquí?

—Soy el dueño de la empresa— dijo con tranquilidad y sentí cómo se me bajaba la presión de un segundo a otro— Bueno, de la tercera parte de la empresa, más o menos. No lo sé, las matemáticas no son lo mío— suspiró— En fin, soy Edric Montgomery.

Debía estar ciega, era el mismo chico de las noticias de ayer. La razón de la baja de las acciones en la empresa.

—Ay lo siento mucho, señor, no debí preguntar— dije rápidamente.

—Wow, wow, wow, tranquila Kamikaze, tengo veinticinco, es muy pronto para llamarme señor—bromeó. En ese preciso momento las puertas y él extendió su brazo— Pero bueno, llegamos a tu piso.

—Gracias— salí.

—Bienvenida al infierno— añadió en un tono sarcástico antes de que se cerrasen las puertas del elevador. Reí por un momento pero cuando vi a Evanny Han junto al grupo de chicos con el gafete de "practicante", supe que realmente me esperaba un verdadero infierno.

Evanny era una chica que resaltaba por ser uno de los promedios más altos de sus clases y ser la reina del drama que nadie quería en sus vidas. Era un torbellino malvado en la forma de una joven de un metro sesenta, complexión media, cabello corto teñido de rojo cobrizo, piel pálida, ojos miel y anteojos.

Me acerqué a ellos sin decir una sola palabra, esperando pasar desapercibida en aquel grupo de menos de diez personas, que se encontraban platicando entre sí. Solo debía aguantar hasta que alguien de la empresa viniese y nos diese alguna instrucción de lo que debíamos hacer.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora