Capítulo 15: La plaga

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Desperté gracias a la alarma que tenía programada para todos los días, intenté llegar a mi teléfono para apagarla, pero el hecho de tener a Dexter sobre mí, dificultaba un poco esa misión. Se encontraba durmiendo con su torpe cara de angelito y roncando un poco, tenía una mano en mi cintura y otra colgando fuera del sillón.

Me estiré hasta la mesa en donde estaba mi teléfono y logré apagarlo, sin estar todavía despierta del todo.

—Dex...—murmuré somnolienta, rascando su cabello.

—Mm...

—¿A qué huelo? —cuestioné recordando lo que había dicho Charlie el domingo. 

—Al amor de mi vida ¿Por qué?

—Ya...—reí al sentir su respiración en mi cuello— Me estás haciendo cosquillas.

—Buenos días, estrellita— saludó con su voz ronca, la cual esta vez no era fingida.

—Buenos dí...¡Ay Dios, ya es de día! —exclamé alertada— Hazte a un lado, voy a llegar tarde a la escuela.

Me levanté de golpe, tirando a Dexter del sofá por accidente.

—Uy, lo siento— murmuré mientras luchaba para que me entrasen los zapatos.

—No te preocupes— respondió desde el piso.

—¿Tienes un cepillo de dientes nuevo que te sobre?

—Detrás del espejo del baño de visitas.

—Gracias.

Tomé mi bolso y corrí al tocador a lavarme la cara y los dientes.

Mi cabello estaba esponjado, revuelto y lleno de nudos, por lo que opté por amarrarlo, con una liga que tenía dentro de mi cartera. No había tiempo para la vanidad.

Al salir, me topé a Dexter fresco y con otra ropa.

—¿Cómo lo has hecho tan rápido?

—Este lugar tiene cuatro baños más.

—¿Qué se siente nunca haberte aguantado las ganas de cagar en la puerta y no poder entrar porque había alguien más adentro? —pregunté con el paso acelerado hacia el elevador.

—Debo confesar que es una sensación agradable— contestó inexpresivamente, al mismo tiempo que presionaba los botones del ascensor— ¿Siempre eres así de adorable por las mañanas?

—Obviamente— musité con las piernas temblorosas esperando a que las puertas se abrieran.

La bajada se me hizo eterna, ¿Por qué Dexter tenía que vivir en el último piso?

Un pensamiento de "¿Te imaginas que esta cosa se atore y nos quedemos atrapados por horas?" cruzó por mi cabeza, y enseguida negué, lo cual hizo que el rubio me mirase extraño.

No, no, no. Mente positiva, mente feliz.

Las puertas metálicas se abrieron y Dexter me tomó de la muñeca para salir corriendo de la recepción. Había un taxi amarillo estacionado frente a la puerta.

—Te pedí un taxi mientras estabas en el baño— mencionó agitado mientras yo entraba y luego cerró la puerta— Ten un buen día, nos vemos al rato ¿Sí?

Asentí boquiabierta por el gesto.

"Concéntrate, no te distraigas por unos ojos bonitos" pensé.

—Buen día, señorita ¿A dónde nos dirigimos? —preguntó el chofer mientras arrancaba.

—Mm...Calle Maple 152— respondí, todavía atontada por el sueño.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora