Capítulo 40: La despedida

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Los médicos se llevaron a Dexter al quirófano, apenas hablaron conmigo sobre lo que pasaba, pero sabía que era algo malo.

Permanecí en la sala de espera, aturdida, con la mirada clavada en el piso mientras el mundo se movía a mi alrededor y decenas de personas en esa habitación se debatían entre la vida y la muerte.

El señor Montgomery y Patrice se dirigieron a la recepción para preguntar por Dexter, la mujer se notaba indiferente al hecho de que su hijastro estaba siendo intervenido mientras que su esposo estaba irritado.

—¿Y va a tardar mucho? —inquirió Patrice mirando su teléfono— Tenemos que volver al club.

—Es un problema serio...

Edric ingresó corriendo a la sala y se dirigió hacia mí.

—¿Qué pasó? ¿Cómo está? —cuestionó preocupado.

—Todavía no nos dan información— respondí mirando de reojo a sus padres.

—Él es el contacto de emergencia de Dexter en el seguro—explicó y yo asentí.

—Lo lamento, Edric...Él no debió haber estado ahí, yo debería estar en su lugar— sollocé desesperada.

—No fue tu culpa.

—Claro que lo fue—terció el señor Montgomery— Desde el momento en el que te conoció arruinó su futuro y ahora esto...Si él muere créeme que te pesará toda la vida.

—Realmente siento que él terminase así por un hijo de puta— aseguré irritada— Pero usted no tiene derecho a juzgarme cuando le hizo tanto daño a su propio hijo.

—Familiares de Dexter Montgomery— anunció el médico que salía del quirófano y todos nos arremolinamos a su alrededor.

—Nosotros— Alistar Montgomery dio un paso adelante con Patrice— ¿Cómo está?

—En estado crítico, necesita una transfusión de sangre urgente...El banco no tiene la cantidad necesaria de "O" negativo.

Edric miró a su padre con esperanza.

—Eres el único compatible con él—mencionó el castaño mientras el hombre se petrificaba.

Tenía sentido, tal y como Dexter lo había dicho alguna vez, su tipo de sangre era rara ya que podía donarle a todo el mundo, pero solo alguien de su tipo podría donarle a él.

Alistar retrocedió.

—No puedo, no lo haré.

—¿Qué? —inquirí exaltada— ¡Hace un minuto estaba reclamándome por arruinar la vida de su hijo y usted no la quiere salvar!

—Ni siquiera sé si es mi hijo— mencionó antes de retirarse.

Patrice se plantó delante de él de manera desesperada.

—Sí lo es, yo leí la prueba de paternidad antes de que Amelie muriera— confesó— Dexter sí es tu hijo.

Los ojos del hombre se llenaron de lágrimas, volvió su mirada al quirófano y se fue caminando.

—Mierda— musitó Edric.

—¿No tienes algún otro familiar compatible con él?

Edric negó.

—¿Está bien? —preguntó Zach agitado al llegar al hospital.

—Lo siento, corrió tres calles porque el taxi no avanzaba— intervino Lexie.

—Necesita una transfusión de "O" negativo.

—Yo puedo donar— murmuró Zach con la respiración entrecortada y una enfermera lo llevó a una habitación para hacerle unas cuantas preguntas antes de prepararlo.

Miss SimpatíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora