Capitulo 1

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-Demonios, necesito dinero-. Dejo caer el fajo de billetes sobre el último recibo del mes. -Con este se paga la energía, pero no queda mucho para invertir en lo que necesita el taller-. Digo soltando un suspiro.

Ladeo la cabeza mirando a través de la ventanilla la primera planta del taller, donde los chicos trabajan en autos comunes, haciendo arreglos comunes. Al morir mi padre me hice cargo de su taller, al principio creí que fracasaría, que no sería capaz de sacarlo a flote, pero para mi sorpresa y después de un par de meses de sequía, empezó a irnos bien; y así estuvimos un par de años, pero desde hace algunos meses el trabajo para el cual se creó el Racing's, las modificaciones a autos de carreras, prácticamente se esfumó del lugar.

-Necesitamos volver al juego-. Murmuro para después soltar otro suspiro, este mas largo que el anterior. -Modificar un auto de carreras nos liberaría económicamente y nos volvería a poner en el radar de los conductores-.

Escucho el sonido del papel siendo envuelto y regreso la mirada a Jaz, que guarda el recibo con todo y dinero para ir a pagarlo en el banco.

-Si... bueno... respecto a eso...-. Dice dubitativamente, pasándose una mano por el cabello.

Se me hace algo gracioso ver a un chico como Jaz, con ese cuerpo enorme, en esa actitud un tanto infantil, pero no puedo negar que ha captado mi atención. Lo que sea para ver resurgir este taller.

-Ya Jaz, suéltalo-. Le digo al cabo de un corto momento de tenso silencio.

-Que impaciente-. Se queja poniendo los ojos en blanco. Le hago un gesto con la mano para que prosiga. -Es que escuche que hay un sujeto buscando un taller para armar de cero-. Mis ojos brillan, lo juro. Jaz sonríe haciendo que abra mis ojos de forma exagerada, un gesto que pretende decir: "¿y?, prosigue". -Lo malo es que lo necesita para el fin de semana-.

Suelto un jadeo. Estamos a lunes. Eso nos da menos de cinco días. Armar un auto de carreras con todo y prueba en menos de cinco días es una absoluta locura.

-Lo haremos-. Le aseguro, apoyando con decisión mi indice sobre el escritorio.

Jaz suelta una carcajada.

-Tranquilízate mujer, no dije que tuviera el trabajo en la mano. Tengo que contactar con unos conocidos y...-.

-Hazlo, por favor solo... hazlo Jaz. Necesito emoción en mi vida-. Casi suplico por un poco de adrenalina para variar. Dejar de pensar en proveedores, cuentas, recibos que pagar.

-Esta bien-. Sigue riéndose. Debo lucir desesperada. -Voy a pagar esto y me pongo en ello, pero no prometo nada eh-. Levanta las manos como disculpándose de antemano mientras da pasos hacia atrás dirigiéndose a la puerta.

Tomo un lápiz del vaso que tengo sobre el escritorio y se lo lanzo justo cuando cierra la puerta.

-¡Mas te vale que vuelvas aquí con ese trabajo!-. Le grito para que me alcance a escuchar desde el pasillo.

Sigue riéndose a carcajadas.

Me dirijo al muro de fotografías en la pared de un costado de la oficina. Hay un centenar de fotografías ahí, todas de mi padre con los autos que modificaba para corredores callejeros, sujetos que como yo aman la vertiginosa sensación de la velocidad mezclándose con los latidos frenéticos de tu corazón debido a la adrenalina corriendo por tus venas. Yo solía correr, antes que él muriera y tuviera que hacerme cargo de todo. En algunas de esas fotografías estoy yo, desde que era una chiquilla con brackets, hasta hace cinco años.

Suspiro profundo.

-Voy a volver al juego papá, te lo aseguro-. Murmuro mientras observo la fotografía en la que sale con el último auto que modifico antes de morir, un Civic color negro.

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