Capitulo 21

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Una alarma como de despertador retumba por toda la habitación seguido de una voz que parece de computadora diciendo: "son las cinco de la mañana, favor presentarse en el área de entrenamiento".

Tomo una bocanada de aire y la suelto por la boca muy lentamente. Mis vecinos, que más que licántropos parecen conejos, estuvieron haciendo fiesta hasta altas horas de la madrugada y creo que a lo mucho habré dormido un par de horas. Ahora tengo la sensación de tener los ojos llenos de polvillo de arena, y lo peor de todo es que no soy muy amigable cuando no he dormido bien.

<<Me lleva...>>.

Para colmo, unos minutos después de que suena la alarma se escucha el sonido de las duchas, pasos dentro de las habitaciones y después como pasan corriendo por el pasillo, haciendo ruido con sus botas como si fuera una estampida.

Me acuesto sobre mi abdomen y meto la cabeza debajo de la almohada, segura que cuando se vayan todos al fin podré dormir un poco, pero cuando el ruido al fin cesa, dos golpes en la puerta me distraen de mi intento de conciliar el sueño. Arrastro mis pies hasta la puerta y cuando la abro aparece una muy sonriente Sheyla. No se como diantres se enteró que esta era mi habitación porque en la puerta no dice...

<<Ok. Si dice>>.

Como por arte de magia el letrero con mi nombre y apellido ya está ahí colgado.

-Tienes ojeras-. Anota pasando entre el angosto espacio que deje entre la puerta y la pared, como si la hubiera invitado pasar. Cierro la puerta a mi espalda y la rodeo para ir a tirarme de nuevo a la cama. -¿No dormiste bien?-. Agrega soltando una risita.

<<Maldita>>.

-No mucho-. Mi voz sale ahogada por la almohada sobre mi cabeza.

-Que lastima-. Dice y lo siguiente que siento es que tira de mi tobillo, deslizándome hasta el pie de la cama. -Porque ahora vamos a entrenar tú y yo-.

<<¿Que?>>.

-Noooooo, quiero dormir-. Sueno como una niña enfurruñada.

-Lo siento cariño, tu querías un trato como el de todos los demás y eso es lo que hay-. Se disculpa pero vuelve a tirar de mi hasta que casi me caigo de la cama.

-¡Sheyla!-. Me siento en la cama enfadada pero su gran sonrisa no se borra.

-Discúlpame, pero es hora de entrenamiento y debo llevarte allá arriba si o si-.

-Pero yo no soy un licántropo, no necesito entrenamiento de nada-. Sigo quejándome y ella sigue sonriente.

-Dijiste que querías volver a tu vida normal, ¿no es así?-. Asiento en respuesta. -¿Y cómo se supone que harás eso sino entrenas con juicio?, y ¿si cuando regreses a tu apartamento un natural va por ti?, ¿o varios?-. La miro horrorizada.

<<Ok. Me ha convencido>>.

Me levanto de la cama y arrastro mi humanidad hasta el baño.

-Estaré lista en diez minutos-. Digo antes de cerrar la puerta del baño.

-¡Ahhhhhh!-. Mi grito alarma a Sheyla, quien abre la puerta del baño sin anunciarse.

Ambas nos miramos estupefactas y me apresuro a tomar la toalla colgada junto a la puerta para cubrir mi desnudez.

-¡Oye!-. La reprendo.

-Perdón, pensé que te había sucedido algo-. Se gira dándome la espalda.

-Es que el agua está helada y no encuentro como poner el agua caliente-. Reviso la perilla de la ducha. Solo hay una y no veo en ninguna parte una señal que indique que si la giro para determinado lugar vaya a salir caliente.

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