Capitulo 36

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Dominic me ha entregado el archivo que guardan a cerca de mi madre. En esas escasas hojas se resume lo que fue su vida fuera de la manada de Edward Stanley. Al parecer mi madre estuvo más de cincuenta años sola, hasta que conoció a papá y me tuvieron a mi. Papá sabía el secreto de Annette y se lo llevo a la tumba.

Cuando yo tenía cuatro años, Marcus Tremblay junto con su grupo de asesinos enviados por William Trambley con consentimiento del consejo, encontró a mi madre y ella logró escapar. En un acto desesperado mis padres quemaron la casa de campo en la que habíamos vivido hasta entonces, haciendo que tanto él como yo pasáramos por muertos, y mamá se entregó voluntariamente a Marcus.

Dominic y el resto de la manada tenían conocimiento de Annette, pero al ser ella una natural y Dominic un híbrido con una manada de transformados, su relación no fue cercana; aún así, cuando se enteraron de lo que estaba sucediendo quisieron actuar pero fue muy tarde, a ella ya se la habían llevado. No se sabe que paso con mi madre, pero por las palabras que Jaz me dijo es fácil de deducir.

Jaz no ha revelado la ubicación de Marcus y ha sido desgastante intentar obtener algo de él, por lo que se decidió que esta misma tarde sería su juicio. La verdad es que me parece surrealista que en pleno siglo veintiuno vayamos a hacer un juicio sin leyes ni abogados ni juez ni juzgado, pero si algo he aprendido en el tiempo que llevo en la manada es que el honor y la lealtad son dos principios que rigen a los licántropos, sean naturales o transformados, y cada uno tira para su lado.

-¿Lista?-. Me pregunta Dominic, ofreciéndome la mano para que me levante de la cama.

Últimamente he tenido un sueño atroz y me paso la mayor parte del día durmiendo en nuestra habitación. Hace dos días Dominic preocupado por el hecho de no poder levantarme de la cama, consulto con el doctor Mc Carthy y este dijo que podía ser otra manifestación de mis "genes licántropos" peleándose con los humanos.

Me levanto a regañadientes porque se que el juicio es un evento importante para todos los miembros de la manada y que como la pareja de su líder que soy ahora, es mi deber asistir aunque me parezca un acto de lo más repulsivo.

-Lista-. Le ofrezco una sonrisa porque siento que la necesita. Se que esta inquieto por lo que va a pasar.

El elevador nos lleva de la habitación directo a la sala de estar, que es el lugar mas amplio de toda esta guarida. La enorme sala ha sido completamente desocupada de los muebles, pantallas de televisión y demás objetos de entretenimiento que usan los licántropos para su esparcimiento, y ahora no hay mas que unas insulsas paredes grises rodeando el lustroso suelo color beige que predomina en casi todo el lugar, repleto de licantropos enardecidos por hacer justicia con su propia mano. La asistencia no es obligatoria, Dominic lo dejo claro hace dos noches durante la cena, cuando anuncio la fecha en la que se llevaría a cabo el juicio; aún así, me atrevería a decir que toda la manada esta aquí presente.

Todos se hacen a un lado cuando nos ven bajar del elevador y tomados de la mano avanzamos hacia el centro del salón, donde Jaz ya ha sido traído desde las mazmorras y esta arrodillado en el suelo. Sus manos están atadas a su espalda, al igual que sus pies. La piel alrededor de los grilletes ha adquirido un color verde que indica que esas heridas producidas por el níquel que baña el metal en el que están hechos los grilletes son profundas y, me atrevería a decir, están infectadas.

Mike y Sebastian están junto a Jaz, que además esta siendo amenazado por los miembros del equipo táctico que lo rodean apuntándole con ballestas y rifles, en caso de que quiera intentar huir, aunque por su aspecto demacrado y pálido, dudo que conserve fuerzas para hacerlo. Junto a Mike esta Sheyla, que me sonríe tímidamente cuando me acerco. Hace días que no se deja ver mucho, desde el mismo día que trajeron a Jaz a la guarida.

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