Capitulo 30

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Después de hacerlo sobre su escritorio, regresamos a la pared y no hicimos de nuevo ahí. Fue como si no tuviéramos la fuerza de voluntad de apartar las manos el uno del otro, y nos detuvimos por el físico cansancio, de lo contrario creo que hubiéramos tenido un tercer round. Siento sus dedos deslizándose por la piel de mi espalda y sus labios dejar un casto beso en mi frente.

-¿En que momento llegamos al suelo?-. Murmuro al abrir mis ojos y darme cuenta que estoy sobre Dominic y ambos estamos tendidos en el suelo.

Estamos rodeados de lápices, pisa papeles, documentos, una máquina grapadora y lo que queda de la computadora, que dudo vuelva a servir porque la pantalla está hecha añicos.

-Cuando tuve que contenerme para dejarte dormir-. Responde en voz baja. La vibración de su pecho debajo de mi oreja es relajante.

Me deslizo un poco hacia abajo levantando mi cabeza para dejar reposar el mentón en la parte superior de su abdomen.

-¿Quieres explicarme lo que acaba de suceder?-. Le pregunto con cierta coquetería.

Las comisuras de su boca se estiran en una tímida sonrisa. Sus ojos siguen brillando pero es un brillo tenue. Sus dedos acarician las hebras de mi cabello esparcido sobre mi espalda y su abdomen.

-¿Quieres que te explique como fue que hicimos el amor?-. Ironiza haciendo que ruede mis ojos.

<<Hacer el amor>>. Tres palabras que jamas pensé escuchar de parte del rudo y sexy licántropo desnudo debajo de mi. Es un poco anticuado el termino, pero no debo olvidarme que estoy hablando con un ser de mas de doscientos años.

-Obvio no, lo que quiero saber es como de repente cambiaste por completo de parecer, hace unos días parecías no soportarme y ahora... bueno... esto-.

Dominic suelta una carcajada.

-De verdad que estabas bien perdida-. Dice entre risas. -No es que no te soportara, es que estaba intentando evitar reclamarte como mía-. <<Uh, eso suena un tris posesivo>>. -Tu quieres tu vida de regreso y eso es algo que me va a costar mi felicidad y tranquilidad, pero no voy a obligarte a hacer algo que no quieras Hilary, eres libre de irte-. Esas palabras en lugar de causarme alegría hacen que una punzada de dolor se instale en mi pecho. -Cuando encuentre a Marcus y acabe con él-. Añade y ambos sonreímos aunque siga teniendo ese dolor en mi pecho.

-¿Y que hizo que hoy tu voluntad férrea flaqueara?-. Pregunto recordando el momento en el que creí que volvería a rechazarme.

Me sonríe con ojos entrecerrados, pasando sus nudillos por mi mejilla.

-Estas ovulando, tu olor es más exquisito para mi esos días y mi fuerza de voluntad llego a su límite-.

Abro mis ojos exageradamente.

-Espera, ¿dijiste que estoy ovulando?-. Dominic asiente. -¡Y no usamos protección!-. <<Me va a dar algo>>.

Dom vuelve a carcajearse, así que le doy una palmada en su brazo porque no es gracioso.

-Oye-. Me quejo por su actitud despreocupada.

-Tranquila Hilary, los transformados no podemos tener hijos, al transformarnos quedamos estériles-. Me mira y detecto tristeza en esa mirada.

-Cierto-. Digo soltando el aire ruidosamente.

-¿Lo sabias?-. Sus cejas se juntan.

-He estado investigando un poco-. Respondo con una media sonrisa y un encogimiento de hombros.

-Eso está claro. ¿Como fue que te mentiste en nuestros archivos?-.

Le cuento a grandes rasgos lo que sucedió en su salón de vigilancia y, contrario a lo que pensé que sucedería, Dom se echa a reír.

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