Capitulo 41

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El elevador se abre justo frente a una gran y pesada puerta metálica que me recuerda a la de las bóvedas de seguridad de los bancos. Adentro hay un gran número de licántropos, en su mayoría mujeres algo mayores que nos llaman a gritos y con movimientos de sus manos para que nos apuremos a entrar.

-Vamos-. Sheyla me toma de la muñeca y me apresura a entrar a ese lugar.

Apenas pongo un pie dentro del refugio, muchos de los licántropos se acercan angustiados a preguntarme cómo estoy.

-Estoy bien, estoy bien-. No hago mas que repetir esas dos palabras.

Siento la boca seca, el corazón latiéndome a mil por minuto, las manos heladas y temblorosas.

-¿Alguien falta?-. Escucho que pregunta Sheyla a mi espalda y doy media vuelta para verla.

Sheyla está junto a la puerta y frente a una pantalla empotrada en la pared desde donde se ven las cámaras de seguridad. Me apresuro a acercarme.

-Aún falta el grupo de Maya-. Le responde una licántropa junto a ella.

-Están dentro-. Dice Sheyla señalando uno de los recuadros en la pantalla. En la imagen puedo ver una docena de licántropos convertidos entrando a la fábrica en la superficie y junto a ellos hombres que supongo son también licántropos en forma humana. -No tienen mucho tiempo-. Agrega Sheyla.

Ambas nos quedamos vigilando la pantalla mientras varías licántropas se apresuran a ir a la puerta y la sostienen para cerrarla a nuestra orden. A juzgar por el grosor del muro que sostiene la puerta, se necesitaría de maquinaria pesada para atravesarlo.

-Ahí, están ahí-. Sheyla levanta la voz señalando la esquina izquierda de la pantalla. -Están en el comedor-. En la imagen hay cinco mujeres corriendo entre las mesas, dirigiéndose hacia el elevador.

Varias personas se acercan a nosotras para ver lo que sucede.

"No van a llegar"

"Deberíamos cerrar la puerta"

"No tienen tiempo"

Escucho que dicen entre la multitud.

Doy media vuelta con el ceño fruncido enfrentándolos.

-Vamos a dejar esa puerta abierta hasta el último...-.

El jadeo colectivo me interrumpe y hace que regrese la mirada a la pantalla justo para ver como las mujeres son sacadas del elevador por los intrusos. Dos de ellas que se convirtieron son, frente a mis ojos, mordidas en la nuca y los lobos que las muerden sacuden la cabeza de manera que creo han partido su columna. Los cuerpos de las lobas se desploman en el suelo y no se ve que respiren. Me llevo una mano a la boca por el asombro, y el temor que sentía antes se acrecienta a niveles que jamás sospeché. Las otras tres licántropas que mantienen su forma humana son tomadas por el cabello y las extremidades y prácticamente arrastradas fuera de nuestra vista. Un hombre que se había mantenido con la cabeza gacha la levanta hacia la cámara, su sonrisa es amplia y su mirada perversa.

<<Marcus Tremblay>>.

-Cierren la puerta, ¡ahora!-. El grito de Sheyla me hace dar un salto en mi lugar.

Hace falta la fuerza de cinco de los nuestros para lograr cerrar esa puerta y apenas el mecanismo de cierre hace click, dos barrotes de acero se despliegan arriba y abajo atravesándola de lado a lado. Sheyla de aproxima a una pantalla incrustada en la pared y rápidamente digita un código en el teclado, para después poner su mano sobre la pantalla y de esta forma otras tres cerraduras se despliegan terminando de cerrar la puerta de manera casi hermética.

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