Capitulo 40

208 34 12
                                    

Han pasado dos semanas desde que vimos a los bebés por primera vez y desde ese día mi vida ha vuelto a dar un giro de 180 grados. Dominic sigue en su papel de padre sobre protector vigilando que coma adecuadamente y administrándome el mismo vitaminas prenatales. El doctor Mc Carthy me ha sacado una cantidad exagerada de exámenes, para lo cual le he exigido que me puncione una sola vez, que ni piense que me va a dejar los brazos como un colador. En cuanto a Sheyla, anda en modo madrina de los bebés y literalmente ha enloquecido haciendo lista de compras, y no ha parado de insistirle a Dominic que debe ampliar su habitación o mudarnos a otro lugar donde los bebés puedan estar más cómodos y tener su propia habitación. El resto de la manada está igual, a donde quiera que voy hay alguien dispuesto a ayudarme, acompañarme o incluso vigilarme; es algo... abrumador.

Esta mañana he estado un poco indispuesta, con nauseas y sin ganas de pararme de la cama. Dominic se ha quedado a acompañarme.

-No quiero comer Dom, voy a vomitar-. Me quejo mientras Dominic deja el desayuno sobre la mesita de noche.

El solo olor a la comida me revuelve el estómago.

-Pero tienes que comer Hilary, piensa en los bebés-. Empieza con su chantaje emocional.

<<¿Y quien piensa en mi?. Comer con ganas de vomitar se no es nada agradable>>.

El sonido de la puerta del elevador abriéndose hace que ambos giremos la cabeza en esa dirección. De la caja metálica aparece Mike con un gesto de preocupación que hace varios días no tiene.

-Hola Hilary, ¿como están tu y los bebés?-. Su saludo es en tono amable, pero no cambia la expresión con el ceño fruncido.

-Bien, ¿como están ustedes?, ¿Sheyla?-.

Mike pone los ojos en blanco.

-Si esos bebés que llevas ahí no nacen rápido me va a terminar enloqueciendo-. Lo dice serio, aún así me rio. -Dom, tenemos que hablar-. Con un movimiento de cabeza le pide que vayan hacia la salita del apartaestudio.

Dominic me mira y después al desayuno. Se que quiere que coma, pero juro que no puedo, no es que no quiera, es que siento que lo voy a devolver enseguida. Se levanta de la cama y se aleja junto a Mike. Yo aprovecho para recostarme de cara a la pared y dormir otro ratito.

Creo que me dormí en el acto porque la mano de Dominic acariciando mi brazo me despierta, a medias.

-Hay algo que debo decirte-. Me habla en voz baja. Doy media vuelta y me siento sobre el colchón atenta a lo que sea que vaya a decir. -El equipo táctico encontró una muy buena pista del lugar donde se encuentra Marcus-. Mis labios se separan ligeramente y aspiro aire entre ellos. -Debo ir a planear todo para salir de misión esta noche-. Esas palabras hacen que sienta que mi pecho es comprimido por una tenaza invisible. -Todo va a salir bien, no hay nada que tener-. Lo dice acariciando mi mejilla con sus nudillos.

Pero se que si hay mucho de que temer. Marcus es un natural y tiene un ejército de naturales a su servicio. Ellos son más fuertes que los nuestros. Me lleno de ansiedad de solo pensar que a Dominic pudiera ocurrirle algo.

-Comprendo-. Murmuro.

-¿Estarás bien si te dejo sola por hoy?-. Su pregunta me llena de ternura.

-Por su puesto-. Intento sonreír. -Ve a cuidar de la manada-.

Nunca pensé que me arrepentiría de decir esas palabras.

Dominic no se ha quedado tranquilo dejándome sola y ha enviado a Sheyla a hacer el papel de niñera, lo que se traduce en que me haga comer y vigile que lo haga ningún esfuerzo. Lo bueno es que tenemos tiempo para ponernos al día en todo lo que ha sucedido y no me he enterado.

LICANTROPIA La Revelación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora