CAPÍTULO 7: PASARELA

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12 de enero. Actualidad. 

Las personas iban de aquí para allá sin parar entre luces, tarimas, asientos, mesas, comida, telas, vestuarios, maquillaje. Todo era un desastre. Un desastre que estaba empezando a tomar una forma brillante. Perfecta ante los ojos de Scarlett y de todo el personal encargado de hacerlo realidad.

El sábado a la ocho de la noche, Scarlett Dhapunt se encontraba sentada en medio de la sala de su pent-house recibiendo los últimos retoques a su maquillaje. Completamente lista y sólo esperando a la limosina que la llevaría al teatro donde su pasarela sería llevada a cabo.

Brillante y extravagante. Esa era la temática de su pasarela de primavera. Esa era la manera en la que lucía Scarlett frente al espejo.

La joven rió para sus adentros. William iba a volverse loco. Para bien o para mal. Lo sabía porque él era un hombre demasiado reservado que estaba "sacrificándose" por mostrarse en público, demasiado público, con ella y todavía ella le había puesto su toque llevando un vestido extremadamente llamativo que no dejaba absolutamente nada a la imaginación. Claro que no lo había confeccionado pensando en él. Era simplemente el rol que ella jugaba en cada una de sus pasarelas, imponiendo y dando el primer vistazo de lo que sus modelos le mostrarían al mundo. William era sin duda sólo un peón en el juego. Y no le importaba, iba a divertirse haciendo lo que más adoraba en el mundo, su trabajo.


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Caminando por la alfombra en medio de miles de flashes, Scarlett estaba viviendo su sueño con el corazón lleno.

La grandiosa diseñadora de modas Scarlett Dhapunt había llegado sólo segundos antes luciendo un espectacular vestido de pedrería brillante que dejaba notar al máximo sus pronunciadas curvas y su piel de porcelana. Exitosa, hermosa y brillante en todos los aspectos eran las mejores palabras para describir a la franceso-americana, según todos los medios que se encontraban cubriendo el evento.

Unas cuantas celebridades, ex participantes y futuros participantes en sus campañas de marketing se encontraban saludándola mientras se adentraba al lugar, en el que unos minutos más tarde se llevaría a cabo el desfile, no sin buscar incesablemente al señor Dagger en cada cara masculina que se cruzaba en su vista directa y periférica.

- Estamos listos, Scar –le dijo una apurada Jules llegando a su lado, en un rincón apartado del salón.

- De acuerdo, sólo unos minutos más. El lugar está casi lleno, pero crear expectativa siempre funciona –dijo sonriendo.

- Perfecto –contestó la rubia marchándose a la parte trasera para asegurarse de que todo siguiera como debería.

Cuando Scarlett se volvió para regresar a su lugar, lo primero con lo que su mirada se cruzó fue con los ojos azules de William Dagger, inspeccionándola de pies a cabeza, a menos de tres pasos de ella.

Por un momento se sintió desnuda y cálida bajo su mirada calculadora. Quiso quitarse el vestido y tirarse a sus brazos. Besarlo como lo había hecho el jueves pasado y esta vez no parar.

William, por su parte, no podía creer la cantidad de piel de Scarlett que podía ver con ese vestido puesto. Su boca se secó y sus pupilas se dilataron. Él sabía que la mujer frente a sus ojos estaba construyéndose una imagen icónica en la industria de la moda, pero la idea de ella siendo vista de esa manera por millones de espectadores lo volvía loco. Scarlett era sin duda la mujer más hermosa que él había visto en sus 38 años de vida. No estaba seguro de calificarla como perfecta, porque sentía que no la conocía del todo y la perfección abarcaba muchos aspectos; sin embargo, con lo poco o mucho que sabía de ella, sabía que era potencialmente la fantasía de muchos hombres, por no decirlos todos. Se encontraba un tanto escandalizado, pero malditamente encantado con lo que sus ojos veían.

- Pensé que no vendrías –dijo ella con su dulce voz apenas audible.

- Te dije que estaría aquí –respondió acercándose y tendiéndole la mano. Él decidió no hacer ningún comentario al respecto de su ropa, porque los buenos comentarios serían peligros y los malos estaban demás; no iba a meterse con ella en ningún aspecto. Scarlett era libre de usar lo que quisiera, él no iba a siquiera intentar interponerse en sus decisiones. Sin embargo, ahora estaba seguro de que no iba a poder sacar sus manos de su piel. Se sentía asquerosamente territorial.

Ella tomó su mano sonriendo y lo guio a su asiento, junto a ella, por supuesto.


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El desfile había comenzado y la cálida mano de William sobre su muslo había sido fotografiada por lo menos una docena de veces desde que la había puesto en ese lugar, cinco minutos antes. La acción tenía un propósito, pero Scarlett lo bloqueó completamente, con la ayuda del deseo que se concentraba en la parte inferior de su vientre. El pulgar acariciando su piel expuesta no ayudaba, no a ella, a alimentar la noticia de su relación, claro que sí.

- ¿Hiciste todo esto tú sola? –le preguntó William al oído refiriéndose a los diseños. Scarlett miraba hacía escenario sin ver nada realmente, sólo poniendo atención al cálido aliento del hombre a su lado en su oído. Ella asintió –es increíble, Scar. Cada vez entiendo más porque estás en este nivel.

No vio venir el alago, que sonaba completamente genuino, cosa que la hizo sonreír abiertamente y separar su mirada del escenario para mirarlo agradecida.

- Gracias por apreciar mi trabajo, señor Dagger.

- Un placer estar aquí con usted, señorita Dhapunt –contestó sonriendo.

Ningunos de los dos habló más y la pasarela siguió hasta su fin, siendo un completo éxito. Éxito que subiría, indudablemente, a Scarlett Dhapunt a las estrellas toda la primavera.

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