Ella era consiente. Sabía, veía y percibía a la perfección el efecto que tenía en los hombres; sobre todo sobre el hombre que se encontraba a su lado, sosteniendo su mano. William Dagger.
- Luces preciosa esta noche, Scar –alagó William, tomándola desprevenida.
Ella dirigió su mirada a él, con un brillo, inevitable, de ilusión en sus ojos –Gracias- dijo con una pequeña sonrisa.
- Buenas noches, chère –llegó Chuck, robándose la atención de Scarlett, haciendo que William reprimiera una mueca de desagrado.
- Buenas noches, Chuck –sonrió ella abiertamente, gesto que no pasó desapercibido para William, aumentando su incomodad.
- Sr. Dagger –asintió el francés.
- Arnault –William imitó su movimiento.
- ¿Kara te ha informado sobre el discurso? –preguntó el diseñador volviendo su atención a Scarlett.
- ¿Qué discurso? –preguntó ella frunciendo el ceño.
- El que...
- Scar –apareció Kara evidentemente agitada- me acaban de informar y no podía encontrarte por ningún lado.
- ¿De qué se trata?
- Son simplemente unas palabras a los asistentes –sonrió ella, tranquilizando a su representada.
- De acuerdo –asintió Scarlett relajándose, pero no completamente- necesito un momento, envía un mensaje a mi móvil cuando sea la hora.
Kara se retiró con un breve "de acuerdo" y Scarlett comenzó a hacer su camino hacia el baño del lugar, sin informar a los hombres a su lado.
Con las palmas de las manos sobre el lavamanos, Scarlett se echó un vistazo en el tocador de mujeres. Las masas de gente la habían puesto nerviosa desde que tenía memoria, y aunque con el paso de los años, había aprendido a estar entre ellos, ser observada, sonreír en silencio y mezclarse; hablar para tantas personas le seguía crispando los nervios. Sus inseguridades aún seguían presentes, no como la llama sofocante de unos años atrás, pero sí como una ligera braza que no lograba apagarse del todo.
Soltando el aire contenido, decidió salir del baño, porque sabía que el mensaje de Kara no tardaría en llegar y después de todo, ella ya no era una chica que carecía hasta de lo más indispensable para vivir; ella era una mujer, fuerte y triunfadora.
Cuando abrió la puerta para salir de la habitación, se sorprendió un poco al ver a William recargado en la pared del pasillo, esperándola.
- ¿Estás bien? –él le preguntó estudiando su cara pálida.
- Sí –mintió tratando de pasarlo de largo, cosa que él no permitió tomándola delicadamente del brazo.
- Scar –tomó su barbilla con la mano libre- ¿son nervios los que noto en su postura? –preguntó William con una sonrisa divertida, tratando de aliviar la tensión.
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DAGA ROJA
Ficção AdolescenteLa grandiosa diseñadora Scarlett Dhapunt, que con apenas 24 años de edad, se encuentra en la cima del éxito, está perdidamente enamorada de un hombre que es 14 años mayor que ella, desde que era apenas una niña y no parará hasta darle caza y consegu...