13 de enero. Actualidad.
- Buenas tardes, señorita Dhapunt –la saludó Chuck Arnault entrando en su oficina.
- Buenas tardes, señor Arnault –contestó sonriendo y caminando del otro lado de su escritorio para saludarlo.
Scarlett le tendió la mano al guapo hombre que llegaban frente a ella, a modo de saludo. Él la tomó y depositó un breve beso en su dorso haciendo que las mejillas de la chica se tornaran levemente rojas.
- ¿Cómo se encuentra usted? –le preguntó separándose de ella.
- Bien, gracias. Por favor tome asiento –le indicó señalando uno de los asientos de piel color crema que se encontraban en una esquina de la amplia oficina- ¿A qué debo su visita, señor Arnault? –le preguntó una vez acomodados uno frente al otro con una distancia prudentemente profesional.
- Me gustaría empezar por tutearnos, Scarlett. No creo que tengamos una edad tan diferente –bromeó.
-Por supuesto, Chuck –rió levemente.
- Por consiguiente, no me queda más que decirte que he venido a hacer una colaboración contigo, chère –remarcó su acento francés.
Scarlett se quedó en shock un par de segundos. La razón, Charles Arnault era un reconocido diseñador, heredero de cuya marca había permanecido en el mercado por más de 100 años y estaba gratamente sorprendida por esta noticia.
- ¿Qué tipo de colaboración? –preguntó saliendo de su sorpresa.
- Una línea de ropa diseñada por ambos, linda. Como sabrás nuestras tiendas no se encuentran aún en Estados Unidos porque preferimos mantenerlo europeamente exclusivo –rió- pero nuestra marca ha estado en el país durante más de cincuenta años, aquí y allá –habló mientras recargaba su espalda en el respaldo del sofá y extendía sus piernas evidentemente cómodo –así que hace un tiempo decidí que quiero nuestro nombre en tu tienda, chère. Vêtements Arnault en Dhapunt's. Creo que es el momento correcto para ambos ¿qué opinas tú?
VA (Vêtements Arnault) estaba en el cielo, se había mantenido ahí durante décadas y justo cuando Scarlett pensó que nada iba a impulsar más su carrera, por lo menos en lo que quedaba del año, llegaba a su vida esta maravillosa oportunidad.
- Estoy innegablemente encantada, Chuck –sonrió abiertamente.
-Podemos empezar a trabajar en el contrato hoy mismo, chère –asintió el hombre.
-Por supuesto, me parece buena idea empezar por escribir nuestras expectativas acerca de este acuerdo en un borrador –Scarlett no pudo evitar sonreír al recordar que hacía muy poco tiempo ya había estipulado sus deseos en otro contrato. Uno incluso más dulce.
Chuck Arnault miró encantado a su próxima nueva socia que, aunque ya estuviera comprometida, él sabía que no iba a perder la oportunidad de, si quiera, intentar seducirla. Sólo un tonto no lo intentaría con tremenda diosa.
14 de enero. Actualidad.
Los días habían pasado desapercibidos, Scarlett apenas y había visto a William desde la gloriosa noche del sábado ya que ambos estaban cargados de trabajo, ella con su colaboración con VA y él con la naviera que se encontraba en el punto más alto de la temporada de demanda. Sin embargo, el señor Dagger no había dejado pasar ni un día sin enviarle flores y detalles. Seguía demasiado empeñado en hacerlo parecer real, según la perspectiva de Scarlett.
Hoy era martes, el martes que le tocaba visitar TouchPoint para la junta, que ahora se llevaba a cabo de manera quincenal, con todos los socios e inversionistas. Y la verdad era que Scarlett se encontraba tan cansada en esta fase temprana de la semana, que no tenía absolutamente nada de ganas de asistir a la junta en donde lo único que se decía era que la empresa iba viento en popa. Sin embargo, era el hecho de ver a su guapo prometido lo que la hacía tener una pizca de energía para mover su trasero hasta allá. Lo echaba de menos y tenía unas inmensas ganas de besarlo, incluso si tenía que inventar un tonto pretexto.
Scarlett se encontraba a sólo dos cuadras del edificio de la empresa de publicidad cuando su móvil comenzó a sonar y sin echarle un vistazo, tomó la llamada en el altavoz de su auto.
- ¿Vendrás a la junta? –fue lo primero que la gruesa voz del otro lado de la línea dijo en un tono, un tanto ¿enojado?
- Buenas tardes a usted también, señor Dagger –contestó Scarlett de forma sarcástica- estoy llegando.
William suspiró cansado –lo siento, buenas tardes, Scar. La junta está a punto de empezar y pensé que no vendrías.
Scarlett sonrió, era evidente que le afectaba absolutamente toda clase de atención que William pusiera sobre ella, le gustaba, mucho, a decir verdad.
- En cinco minutos estaré ahí –y sin más, colgó.
El tráfico por fin avanzó y Scarlett pudo llegar al edificio sin más contratiempos y subir a la junta que tan de mal humor tenía a su prometido.
Ahora lo entendía, la competencia en publicidad se había acrecentado y William se veía claramente exhausto. Ella sabía que llevar dos negocios a la vez no era una tarea fácil y era obvio que su conocimiento se debía porque ella llevaba dos también y todavía había elegido involucrarse en uno más.
- ¿Cómo estás? –le preguntó William por fin soltando su mano dentro de la oficina de este.
- Cansada –suspiró sentándose en uno de los cómodos sofás. William la imitó acomodándose frente a ella- ¿qué hay de ti?
- Lo mismo, la naviera está demandando más tiempo del que tengo –suspiró cansado- sin embargo, no me precisaba tu presencia para hablar de trabajo, Scar.
Por supuesto que no. William sólo la llamaba "Scar" cuando hablaban de cosas personales, y a ella le encantaba.
- ¿Entonces? –inquirió curiosa.
- Primero para preguntarte si querías comer conmigo, no hemos estado juntos mucho últimamente –sonrió ligeramente.
- Claro –contestó ella evidentemente más energética que desde su llegada- ¿se puede saber cuál es la siguiente razón? Porque estoy asumiendo que hay una.
- Te lo diré en el restaurant, muero de hambre –contestó levantándose de su asiento y tendiéndole nuevamente la mano a Scarlett.
Ella tomó la mano del hombre y juntos caminaron hasta el elevador mientras él susurraba chismecillos de oficina en su oído, evidentemente todo el mundo alrededor pensó que William estaba seguramente diciendo tonterías románticas en el oído de su prometida, y es que ese era el objetivo, parecer tan enamorados como fuera posible para que su matrimonio fuera completamente creíble ante la sociedad.
William Dagger era un hombre calculador y no iba a dejar que su cariño por Scarlett nublara el verdadero propósito del contrato con la misma.
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DAGA ROJA
Teen FictionLa grandiosa diseñadora Scarlett Dhapunt, que con apenas 24 años de edad, se encuentra en la cima del éxito, está perdidamente enamorada de un hombre que es 14 años mayor que ella, desde que era apenas una niña y no parará hasta darle caza y consegu...