CAPÍTULO 31: SILVER

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04 de julio.

Jennifer. Ese era el nombre de la mujer que William Dagger quería que desapareciera en ese preciso momento de este plano astral, sin embargo, la mujer no dejaba de hablar acerca de los cientos de papeles que debían ser revisados esa semana por el empresario, ya que como su asistente personal era ese su trabajo, del cual él no se quejaba, pero aquel momento era el menos indicado. El hombre se encontraba tenso y a punto de explotar. Necesitaba que saliera de su vista ya. Necesitaba encontrar una manera de echarla o ella descubriría una faceta de su jefe que no iba a gustarle. Estúpido había sido al no ponerle seguro a la puerta u ordenar que no lo molestaran antes de meterse en el asunto en el que se encontraba.

- Jennifer –cortó su letanía con voz tensa- es todo, puedes retirarte.

La mujer parpadeó algo sorprendida –por supuesto, señor- sonrió cortés antes de darse la vuelta y marcharse.

El hombre pudo escuchar una risita juguetona y suspirando se recostó en su silla giratoria reclinable para, después de dirigir su vista hacia abajo, encontrarse con una preciosa mirada agua marina y su miembro dentro de la boca de la dueña de dicha mirada.

- Scar –suspiró cerrando los ojos- por favor –jadeó cuando sintió una fuerte tensión subiendo desde las puntas de los dedos de los pies hasta sus testículos, completamente duros por el placer y el orgasmo a punto de salir a borbotones.

Scarlett introdujo el miembro de su esposo dentro de su boca hasta donde pudo, sin tener arcadas, y lo succionó un poco más fuerte, mientras que con su pequeña mano derecha estimulaba el resto que no podía tomar, haciendo que el hombre se removiera en su asiento y acto seguido, maldijera en voz alta antes de soltar todo su líquido directamente en su garganta haciendo que su esposa ingiriera la mayor cantidad.

William volvió a recostarse rendido sobre su silla, no menos que fascinado, mientras veía como su esposa salía debajo de su gran escritorio y se ponía de pie limpiándose las comisuras de su boca.

- Gracias por el comercial para la pasarela, ten un buen día, cariño –dijo la mujer con voz melosa antes de inclinarse y dejar un casto beso sobre los labios de su esposo.

Y ahí, saliendo tranquilamente de la oficina, dejándolo sin habla y a la asistente con la duda de dónde había estado ella cuando se encontraba hablando con su jefe (asumiendo que en el baño), iba saliendo nada menos que la personificación del camino a la locura, por lo menos para William Dagger.


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- Luces espectacular, Scar –dijo Kara llegando su lado, con su usual tabla de notas en las manos.

- Gracias, Kara –sonrió amablemente, apenas despegando la vista de su móvil- estoy terminando de ajustar los detalles de las luces.

- Creo que es una fecha excelente para el evento –comentó Jules con una amplia sonrisa.

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