CAPÍTULO 24: HABANA

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Después de vagar por todos los lugares de interés de La Habana y cerca de la media noche, William y Scarlett por fin decidieron parar a relajarse en un pequeño bar ubicado frente al malecón.

- Es una ciudad preciosa –suspiró Scarlett tomando un trago de su margarita.

- Lo es –asintió él imitando su acción con su propia copa de whisky.

- Acabo de decidir que vendré a vivir aquí cuando me retire –dijo ella sonriendo.

- Me parece una idea grandiosa, Scar –sonrió de vuelta- tal vez la copie.

Para Scarlett no pasó desapercibido el brillo en los ojos de William y ella se sintió culpable por haberse portado casi grosera durante los días que habían compartido hasta ahora; pero era necesario. Ella necesitaba mantener sus sentimientos a raya, no debía desbordarse por William o saldría completamente destrozada de ese matrimonio arreglado.

- Así que –comenzó Scarlett un poco temerosa- ¿la próxima semana vas a reunirte con el notario?

William asintió –Me reuniré con el notario y Emily para hacer la entrega de bienes oficial; ella tendrá que irse de la casa de mi padre lo más pronto posible- sonrió perversamente.

- ¿Por qué tengo la impresión de que odias demasiado a esa mujer? - inquirió ella, realmente interesada.

- No la odio, pero no es un secreto para nadie que Emily fue mi novia antes de ser la esposa de mi padre –contestó él, sin aparente preocupación.

Scarlett por su parte, casi se atraganta con su copa al escuchar aquello, que por su puesto ni siquiera suponía.

- Era un secreto para mí –dijo limpiando las pequeñas gotas de bebida en sus comisuras.

William se encogió de hombros –así es.

- Pero esa mujer es mayor que tú.

- No por mucho. Cuando entré a la universidad ella estaba, tal vez a la mitad, y fue ahí donde la conocí. Fuimos novios un par de años, ella desapareció y regresó como la prometida de mi padre.

- Entonces estuviste con ella poco tiempo antes de conocer a mi familia –William asintió- qué complicado –dijo Scarlett en una mueca.

- No es tan complicado, pero sí un poco asqueroso. Ella pudo haber sido su hija.

Scarlett levantó las cejas por la ironía del asunto y casi rio –mmmh, qué curioso.

- Scar –rió William al entender la ironía de su esposa- tú no podrías ser mi hija, tampoco fuiste novia de mi hijo.

- ¿Tienes un hijo? –preguntó ella repentinamente alarmada.

William rio con más fuerza, fascinado por lo fácil que estaba resultando tener una plática divertida con ella –No Scar, no tengo un hijo.

Ella soltó el aire en sus pulmones –De acuerdo.

Scarlett pareció absorta en sus pensamientos después de la respuesta de su esposo; cosa que para él no pasó desapercibida e hizo que una pregunta más surgiera en su cabeza.

- ¿Cambiaría algo el hecho de tener un hijo?

La mujer lo miró detenidamente y analizó su pregunta. ¿Lo cambiaría? Con tristeza se contestó a sí misma que no. Tal vez si su matrimonio fuera de verdad lo haría, porque entonces querría conocerlo o conocerla, establecer una relación sana y apreciar todo lo que existía en el mundo de William. Pero no. No había un hijo ni mucho menos un matrimonio de verdad. Aunque era difícil, tenía que mantenerse dentro de esa línea.

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