CAPÍTULO 16: SKETCHY

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- Creo que el encaje en la terminación quedaba mejor –comentó amablemente Chuck viendo el boceto digital que ella le mostraba- ¿por qué lo quitaste?

- ¿Crees que debo quitar el tul y volver el encaje a su lugar? –preguntó ella mientras sus ojos se dirigían a ver el perfil del francés, quien se encontraba inclinado en su escritorio a un lado de ella viendo el iPad, a escaso centímetros de distancia.

Chuck no pudo evitar sentir la mirada azul, que lo examinaba minuciosamente, así que volvió sus propios ojos para encontrar la bonita cara de la dueña, justo a dos centímetros de la suya propia.

Sin pensarlo, el diseñador cerró la distancia entre ambos y besó a su colega logrando por fin liberar la tensión que había surgido desde la noche pasada. A Scarlett no la tomó por sorpresa la acción de Chuck; por el contrario, era algo que había deseado desde la noche anterior, y aunque le había herido el hecho de que él la rechazara, comprendía que fue por su estado de ebriedad. Sin embargo, ahora ambos estaban sobrios y consientes, besándose cada vez más intensamente.

Los labios de Chuck se sentían suaves y calientes al contacto, y aunque besaba demasiado bien, para el gusto de Scarlett, ella no podía evitar pensar en William.

El joven Arnault notó cuando la chica dejó de seguirle el beso y decidió separarse de ella para mirarla y saber qué estaba pasando. Lo qué no se esperó es que, una despejada Scarlett, se levantara de su silla y se lanzara sobre él volviendo a besarlo con pasión, haciendo que prácticamente se sentara sobre el escritorio de ella. Al parecer, a la joven le gustaba tomar el control de la situación; cosa que lo hizo sonreír sobre sus labios.

Scarlett rodeó el cuello del hombre con sus brazos atrayéndolo más a ella, haciendo que sus cuerpos se rozaran mientras sus lenguas se debatían en una ardua batalla húmeda. Su deseo crecía cada segundo que pasaba, debido a las semanas de abstinencia, así que no pudo evitar gemir cuando las manos del francés viajaron a su trasero apretándolo y eliminando cualquier distancia que aun pudiera existir entre ambos. Ella por su parte, le retiró la chaqueta y comenzó a desabotonar los botones de su camisa blanca hasta que pudo tocar la bronceada piel de su pecho con la yema de sus dedos.

- Te deseo tanto, chère –mustió el joven mientras baja sus húmedos besos por el cuello de su colega, hasta donde su blusa negra de cuello al se lo permitió- voy a quitarte esto –la advirtió.

- Mmmmh –jadeó Scarlett alejándose sólo un poco para que él le sacara la blusa por encima de la cabeza dejándola en sostén de encaje.

Chuck se lamió los labios cuando pudo admirar por fin la piel cremosa de la mujer que lo había flechado desde el primer momento, semanas atrás. Ella era una fantasía y estaba a punto de hacerla suya.

- Dios –mustió la joven cuando el francés comenzó a dejar besos húmedos de nuevo en su cuello, llegando al punto qué más le gustaba, entre la base y la clavícula, mientras sus manos la sostenían firmemente de la cintura apegándola más a él, haciéndola sentir su prominente erección contra su muslo apenas cubierto por la desacomodada mini falda que todavía tenía puesta.

En un movimiento rápido, Chuck volteó a chica para que ocupara su anterior lugar, dejándola recargada en el escritorio de caoba oscura para así poder restregarse contra ella de mejor manera, haciéndola jadear. Sin embargo, Scarlett no se encontraba de humor para juegos, de manera que sin previo aviso y en contra de su voluntad, se separó de los labios del joven para darle la espalda, subir su falda hasta las costillas e inclinarse sobre su propio escritorio dejándole ver sus grandes nalgas, prácticamente descubiertas gracias a la pequeña tanga de encaje negro que llevaba puesta.

- Los juegos pueden esperar –ronroneó dejando a Chuck un tanto anonadado. No obstante, el francés estaba de acuerdo y siguió el ritmo de la diseñadora fascinado. Se quitó la camisa por completo, liberó su cinturón y continuamente su bragueta dejando salir una virilidad que Scarlett apenas pudo admirar debido a la posición en la que se encontraba y porque él no tuvo contemplaciones cuando después de una fuerte nalgada, que la hizo dar un pequeño salto gimiendo, y cubrir su erección con un condón que hábilmente abrió en un segundo, hizo su pequeña ropa interior a un lado y la penetró sin más.

- ¡Aaaah! –medio gritó la castaña con la visión nublada de deseo.

Chuck jadeó sonoramente al sentirla apretándose a su alrededor y sin más demoras, comenzó a moverse dentro y fuera de ella dándoles a ambos el placer que habían querido obtener desde hacía días, aunque ninguno de los dos lo supiera.

- Se siente tan bien –mustió el joven antes de empujar más la espalda de la diseñadora contra el escritorio y sostener firmemente sus caderas con la otra.

- Más rápido –logró articular Scarlett.

Chuck sonrió ante su petición y envuelto en deseo, pasó la mano, con la que sostenía su espalda contra la madera, por debajo del estómago de la chica buscando el manojo de nervios que sabía, volvía loca a cualquier mujer. Así que cuando lo encontró no dudó en acariciarlo de manera circular y firme, haciendo que Scarlett gimiera cada vez más alto y se apretara a su alrededor anticipándolo a su orgasmo; cosa que sólo hizo que sus estocadas y caricias se volvieran cada vez más firmes y rápidas.

El orgasmo golpeó a Scarlett como la erupción a un volcán. Después de tanto tiempo sin uno, estaba exhausta y extasiada con el que Chuck le estaba dando.

Tendida en el escritorio, Scarlett seguía siendo penetrada por Chuck Arnault, quien estaba concentrado en lograr su orgasmo propio; hecho que se vio interrumpido por el timbre del móvil personal de la diseñadora.

Scarlett se incorporó apenas de su posición, tratando de no cortar el rollo de su nuevo amante y encontrando su celular muy pronto, quedando pasmada al ver el nombre en la pantalla.

Marggot Stan.

En un arranque de emociones, entre las cuales predominaba la angustia de no haber sabido nada de William ni su familia, Scarlett tomó la llamaba mientras aún seguía teniendo sexo con Chuck.

- Hola –trató de hablar lo menos agitada posible. Chuck se dio cuenta de que la mujer bajo él estaba tomando una llamada y con el ceño fruncido comenzó a moverse dentro de ella más lento, haciendo que la chica se tapara la boca para no gemir en la llamada. Él sólo sonrió y siguió adelante en su ritmo tortuoso.

- Cariño –saludó Marggot eufórica- hace muchos días que no te vemos. Sé que te encuentras ocupada por lo del lanzamiento con VA y la boda, pero me gustaría saber si tienes tiempo de venir a cenar a casa esta noche.

Scarlett se quedó sin aliento al recordar que nadie más sabía acerca de la cancelación de la boda y porque de repente se sintió sucia al escuchar hablar a su "suegra" mientras follaba con otro hombre.

- Claro –logró articular normalmente- te veo esta noche, Marggot. Gracias.

- De acuerdo, cariño. Bye –se despidió la mujer dulcemente.

Después de colgar, Scarlett por fin gimió debido a la lenta tortura que el francés le proporcionaba. Sin embargo, y muy en contra de su voluntad, se incorporó por completo de su posición haciendo que Chuck se alejara de ella mirándola extrañado.

- Lo siento –dijo mordiéndose el labio inferior mientras bajaba su falda y buscaba su blusa- me tengo ir.

Chuck no pudo decir nada, porque todo pasó muy rápido. Para cuando pudo hilar un pensamiento, Scarlett estaba saliendo por la puerta de la oficina completamente vestida, como si no lo hubiera dejado parado detrás de su escritorio sin haber terminado.

Esa mujer es una diabla, pensó mientras se acomodaba la ropa un tanto enojado.

DAGA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora