09 de enero. Actualidad.
A la 1 de la madrugada, Scarlett se encontraba por fin cerrando su portátil. Acababa de terminar de editar el dichoso contrato que el abogado de William Dagger había enviado el lunes, pero del cual ella no se había percatado ya que se había traspapelado entre muchos otros correos del trabajo.
Por supuesto que, lo que se había pasado haciendo desde que llegó a su apartamento, era agregarle pequeños detalles al contrato, para lógicamente ajustarlo a su conveniencia. Empezando, claro que sí, por subir el porcentaje de su pago al 45%.
William Dagger sería puesto contra las cuerdas al sacrificar esa gran parte de su escandalosa herencia, la cual había sido especificada con cifras claras en el contrato original. Si bien era cierto que Scarlett no necesitaba un solo dólar de nadie, también era cierto que quería verlo padecer sólo un poquito y medir con su propia regla qué tanto la necesitaba para su "negocio".
Una boda. En un mes.
Scarlett sabía que se estaba arriesgando mucho. Demasiado. Porque si William no estaba dispuesto a ceder la cantidad que ella exigía, iba a descartarla simplemente del plan y conseguir una mujer con las mismas características, que, según él, ella tenía como requisito. El dinero que le habría ofrecido desde el principio podría, sin problema, comprar a una chica así. Y ahí estaba ella, buscando donde había mucho que encontrar y desafiando a su suerte. Pero no podía evitarlo. Necesitaba sentir el poder de tenerlo en sus manos; de hacerlo depender de ella para su propósito. Incluso aunque estuviera en una cuerda floja de la que podría caer sin aviso y perder la oportunidad de casarse con el hombre sido el dueño de sus sueños durante tantos años.
Entre los "detalles" más importantes, Scarlett había agregado: monogamia y cohabitación. Por supuesto que no iba a vivir lejos de su esposo, ni mucho menos compartirlo con nadie más. Rió internamente, por lo infantil que ello sonaba incluso sin decirlo en voz alta.
Lo cierto es que ella se sentía como cuando tenía 8 años y estuviera escribiendo en un diario las expectativas que tenía acerca del hombre de sus sueños. Sin embargo, era mucho mejor. Tenía 24 años y se encontraba escribiendo en un contrato lo que esperaba que, el hombre de sus sueños en carne y hueso, le diera dentro de su matrimonio.
- Hola –contestó Scarlett levantando la llamada que su secretaria le había enlazado a su oficina. Sonrió incluso antes de escuchar su voz.
- Buenos días, señorita Dhapunt –saludó William cortésmente. –llamo para hablar sobre ciertas cosas del contrato.
- Buenos días, William. Hoy me encuentro muy ocupada y no creo poder verte en persona para discutirlo. Sin embargo, tengo un par de minutos en este momento. Así que te escucho –sonrió traviesa. Estaba agradecida de que William no pudiera verla.
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DAGA ROJA
Roman pour AdolescentsLa grandiosa diseñadora Scarlett Dhapunt, que con apenas 24 años de edad, se encuentra en la cima del éxito, está perdidamente enamorada de un hombre que es 14 años mayor que ella, desde que era apenas una niña y no parará hasta darle caza y consegu...