- Son preciosos, querida –sollozó Marggot cargando a su nieta mientras Scarlett alimentaba a su hijo.
- Lo son –asintió la nueva madre observando los abiertos y curiosos ojos azules de Michel, su pelinegro bebé.
- Anne-Céline – mustió Marggot fascinada- un nombre casi tan precioso como tú –le decía a su nieta de cabellos dorados y ojos grises- Dios, es idéntica a Will cuando nació, Scar.
Scarlett rio simpática porque ya lo sospechaba, incluso aunque el de los ojos azules fuera su pequeño –Mick es más parecido a mí, lo recuerdo por mi álbum de fotos de recién nacida.
- William está vuelto loco –rio la mujer mayor- jamás imaginé verlo así de feliz.
- Es todo muy emotivo –sonrió conmovida- todos estos sentimientos arremolinándose en nuestros corazones cada vez que los vemos y tocamos, yo tampoco imaginé sentir de esta manera nunca –admitió.
- Te lo dije –asintió la mujer- es un nuevo mundo por descubrir, sin duda.
Scarlett asintió sin querer decir más o iba a echarse a llorar, las hormonas estaban regulándose apenas. - ¿Dónde está Will? –preguntó por fin, después de más de una hora sin verlo, desde que había despertado.
- Se fue un par de minutos antes de que despertaras, apenas llegué yo, para ducharse y traer lo que hacía falta para los bebés.
Scarlett volvió a asentir con una pizca menos de felicidad. Sabía que William estaba procesando lo que le había confesado antes de dar a luz y que todavía le debía muchas explicaciones, que seguramente le pediría en cuanto volviera a su lado. Sin embargo, se sentía lista para dárselas y poder, por fin, firmar su tratado permanente de paz.
Los pensamientos de Scarlett se silenciaron cuando la puerta de la habitación se abrió y un enorme ramo de peonias azules y rosas entraron por la puerta siendo cargadas por William, a quien ocultaban por completo; detrás de él, venía Philip con globos y peluches haciendo a Scarlett reír cuando ambos hombres perdieron noción del espacio de la habitación, que, si bien no era pequeña, todavía se veían muy exagerados tantos regalos dentro.
- Hola Scar –saludó William sonriendo abiertamente- qué bueno que despertaste, preciosa.
- Hola cariño –contestó Scarlett cuando William llegó a su lado para besarla en los labios.
- Es tan difícil conseguir globos a las siete de la mañana – se quejó Philip haciendo reír a ambas mujeres.
- ¿Acaban de quedarse dormidos? –preguntó el nuevo padre observando a Mick, todavía succionando del pecho de su madre y a Anne en los brazos de su abuela.
Scarlett asintió contenta porque, aunque los niños lloraban poco o nada, todavía tenía que adaptarse a alimentar a los dos, lo cual resultaba evidentemente más agotador.
- Terminaré de hacer el papeleo para irnos a casa –habló Philip antes de salir de la habitación.
Scarlett y William le agradecieron brevemente.
- ¿Ya pensaron en asistencia para atender a este par de hermosos? –les preguntó Marggot a ambos.
Ambos asintieron nuevamente y comenzaron a contarle a la mujer mayor sus planes.
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DAGA ROJA
Novela JuvenilLa grandiosa diseñadora Scarlett Dhapunt, que con apenas 24 años de edad, se encuentra en la cima del éxito, está perdidamente enamorada de un hombre que es 14 años mayor que ella, desde que era apenas una niña y no parará hasta darle caza y consegu...