30 de diciembre.
Justo ahora, los días parecían largos e interminables. Con el corazón roto y en medio de una tormenta de nieve, Scarlett sólo podía observar los atardeceres por la ventana durante el tiempo que estaba pegada a su teléfono o a la computadora monitoreando que todo estuviera bien el Dhapunt's.
Casi era fin de año y según Jules, las tiendas estaban a reventar, como era normal por esas fechas, incluso más. Scarlett lo comprobó cuando las cifras se vieron reflejadas en el software de la compañía. Sin embargo, no todo estaba funcionando tan bien; Kara se había ido, ella había simplemente presentado su renuncia sin justificación hacía un par de días, después de cuatro años trabajando juntas; eso sin duda, la había entristecido un poco más, porque Kara era la médula, no sólo de Dhapunt's, sino de Deluxe y de absolutamente todo el trabajo que había sobre los hombros de Scarlett. La verdad era que, aunque le hubiera afectado la partida de Kara, Scarlett todavía no la había llamado para preguntarle si estaba bien, simplemente no se sentía capaz cuando ni siquiera ella estaba bien.
- Hey –saludó Chuck llegando por la puerta principal- ¿cómo estás? –preguntó antes de sentarse junto a ella sobre el sofá, todavía sobándose las manos por el frío exterior.
Scarlett arrugó la frente preocupada –la verdad es que quiero salir corriendo.
Chuck asintió –por supuesto, yo también lo querría- se quedó en silencio pensando un momento breve- la próxima semana, podría volver y asegurarme de cualquier cosa que quieras.
Scarlett lo miró agradecida –en realidad, me estarías salvando la vida con eso –rio nerviosa- siento que estoy perdiendo el control de mi empresa y no me gusta. Aunque... -pensó
- ¿Qué?
- Creo que serías la primera persona a la que William correría para preguntarle sobre mi paradero. A este punto debe, por lo menos, imaginar que estoy contigo si desaparecimos juntos.
- Es de esperarse, pero no quiere decir que le diga dónde estás. De todas maneras, tenía que volver, tengo asuntos propios qué arreglar.
Scarlett suspiró, un tanto resignada –de igual manera, tengo que verlo para firmar el divorcio antes de... -tragó su saliva- de que se note el embarazo.
- ¿No piensas decirle? –preguntó Chuck elevando las cejas en sorpresa. La verdad era que no habían hablado para nada de ello debido al estado emocional de Scarlett, pero ahora que escuchaba un poco de sus planes, estaba genuinamente sorprendido.
- No –negó levantándose del sofá para dirigirse a la cocina con Chuck siguiéndola- no se lo merece.
- Va a averiguarlo tarde o temprano, Scarlett –dijo el hombre cruzando de brazos y siguiendo con la mirada cada uno de sus pasos sirviéndose un vaso de jugo.
- Entonces mentiré –le dijo sin más.
- ¿Qué le dirás? –preguntó sospechoso.
- Que no son suyos.
Chuck tragó duro - ¿De quién si no? Dagger no es un imbécil para creerlo así de fácil.
- No lo sé, Chuck –negó frustrada- por primera vez en mucho tiempo, no tengo un plan a largo plazo. Sólo sé que necesito arruinar su imagen públicamente, terminar con ese estúpido matrimonio y perderlo de vista para siempre.
- ¿Qué pasa si Emily ya hizo públicas las fotos? Si la gente ya está viéndote como víctima a ti.
Scarlett se encogió en su lugar. Claro que lo había pensado y claro que no había tenido dos opciones, sólo una en la que necesitaba más que nunca a Chuck.
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DAGA ROJA
Ficção AdolescenteLa grandiosa diseñadora Scarlett Dhapunt, que con apenas 24 años de edad, se encuentra en la cima del éxito, está perdidamente enamorada de un hombre que es 14 años mayor que ella, desde que era apenas una niña y no parará hasta darle caza y consegu...