CAPÍTULO 37: CHRISTMAS

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Cuando Scarlett entró a su casa, en la tarde después de salir del hospital, con Chuck siguiéndola para asegurarse de que llegara hasta su cama a guardar reposo, no esperó que lo primero que apreciaría sería el olor a lasaña y lo segundo sería a William vestido sólo con un chándal saliendo de la cocina.

- Hey –dijo William con el ceño fruncido cuando notó a Chuck.

- Will –sonrió Scarlett forzadamente- no esperé verte tan temprano.

William tragó fuerte - ¿está todo bien? –preguntó evadiendo el dolor en su pecho.

- Oh sí –contestó Scarlett volteando levemente hacia Chuck, quien hasta ahora había permanecido callado- me esguince el pie esta mañana y Chuck me llevó al hospital, por eso está aquí.

Por supuesto que Scarlett había pedido una venda en el tobillo para asegurar su mentira.

- Te llamé más de diez veces –le dijo Chuck a William con voz acusadora.

El hombre mayor profundizó el ceño y recordó las llamadas perdidas del número desconocido que se había negado a devolver cuando salió del hotel como un maldito loco.

- Estaba ocupado –contestó a la defensiva, por fin llegando al lado de Scarlett- lo siento –susurró besando su frente.

Ella suspiró y se recostó en su pecho, buscando consuelo y a punto de llorar, otra vez.

- Debe mantener reposo hasta que el doctor diga...-Chuck dudó, pero no dijo más.

- De acuerdo, gracias por acompañar a mi esposa, Arnault.

Su esposa. A William le supieron amargas esas palabras. ¿Cuánto tiempo más iba a poder llamar así?

- Gracias, Chuck –dijo Scarlett soltando a William para abrazar a Chuck, apretándolo un poco demasiado fuerte como muestra de agradecimiento, por ayudarla a guardar su secreto.

- Nos vemos luego, chère –dijo él antes de soltarla y marcharse.

- Ven aquí –dijo William antes de tomarla en brazos. Scarlett dio un pequeño grito de sorpresa- he preparado la comida, espero que te guste y ayude a tu pie a recuperarse más rápido.

Ella rio y lo besó brevemente en los labios, tratando de olvidar lo que estaba ocultando y disfrutar el momento. No sabía cuánto de ese tiempo les quedaba a ambos.

 No sabía cuánto de ese tiempo les quedaba a ambos

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24 de diciembre.

Saliendo por las puertas de la clínica de maternidad, Scarlett chocó con alguien haciendo que la pequeña pila de folletos cayera de sus manos esparciéndose por el piso. Ambas personas se agacharon con el objetivo de recogerlos y cuando los tuvieron juntos, se pusieron de pie, por fin viéndose a la cara. Una mujer. Una mujer bellísima, a decir verdad, era la persona con la que Scarlett había chocado por ir distraída leyendo información que era actualmente vital para ella.

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