DAGA ROJA

CAPÍTULO 12: MARGGOT

18 de enero. Actualidad.

Scarlett había llamado un par de horas antes para avisar que llegaría por su cuenta al club, ya que tenía que estar ahí mucho más temprano debido a una junta exprés que le había surgido, de manera que las 10 am, William apenas se encontraba llegando a The Royal Road con su madre, junto a su nuevo prometido, Philip.

Registrando a su madre y a Philip en la recepción, con su vista periférica, William pudo ver como una Scarlett vestida con una pequeña falda de tenis blanca, camiseta rosa y tenis a juego caminaba a paso seguro hasta llegar a ellos, una vez que hubieron terminado su registro.

William tomó la mano de Scarlett mustiándole un "buenos días" con una sonrisa, mientras Marggot y Philip platicaban dándoles la espalda.

El hombre se aclaró la garganta llamando la atención de los mayores, quienes se volvieron hacía ellos, no sin que claro, la mandíbula de Margott casi se desencajara de su lugar al ver a la hermosa mujer al lado de su primogénito.

- Mamá, Philip. Les presento a mi prometida. Aunque no es una extraña para ti, madre ¿verdad? –habló sonriendo orgulloso.

Marggot chilló bajo de emoción –Scarlett cariño- la abrazó efusivamente a lo que Scarlett le correspondió contenta.

- Es un placer volver a verte, Marggot –comentó todavía abrazando a la mujer mayor.

- Por Dios, William. Pudiste haberme dicho que era Scarlett Dhapunt mi futura nuera y habría venido desde mucho antes –se dirigió a su hijo separándose de la muchacha, pero aun sosteniendo sus manos de manera fraternal.

- Es por esa misma razón que no te lo dije, madre –rió el ojiazul divertido.

- Eres un mal educado –rió también la mujer- Scarlett cariño, este es mi prometido, Philip Johnson –comentó haciéndose a un lado para dejar a la muchacha ver a un hombre de la misma edad que Margot. Alto, de piel blanca y con facciones serias.

- Mucho gusto, señor Johnson –la muchacha le estiró la mano al hombre mayor.

- El gusto es mío, Scarlett. Por favor, llámame Philip –dijo cortésmente.

- Por supuesto –sonrió la muchacha.

- Estás preciosa, Scarlett –le dijo la mujer mirándola tiernamente. A Scarlett se le encogió el corazón ya que ella le recordaba a su propia madre, y de alguna manera le recordaba también a su antigua vida. –ahora sé la razón por la que este hombre insolente está desesperado por casarse contigo lo antes posible –continúo divertida dirigiéndose a William- supongo que en el fondo siempre estuvieron destinados a ser, pero un hombre sabe esperar ¿no es así William?

Scarlett vió a su prometido asentir y no pudo evitar que el corazón se le hinchara. Le gustaba fantasear con el hecho de que no sólo ella había tenido que esperar al hombre de sus sueños por más de ocho años.

- ¿Sí sabes que mi madre es campeona regional de tenis? –le preguntó William estirándose, a punto de comenzar un partido en parejas. Ellos jugarían juntos al igual que Marggot y Philip.

- ¿Has olvidado lo competitiva que soy? –la muchacha arqueo una ceja- además, toda la universidad fui parte del equipo principal, no pude volverlo profesional por cuestiones económicas –comentó haciendo una mueca.

Para William no pasó desapercibido el brillo de dolor en los ojos de la joven, haciéndolo sentir culpable.

- Vamos a humillarlos –la animó tomando su mano y depositando un beso en su dorso, a sabiendas de que Marggot los miraba con mucha atención del otro lado del campo.

A Scarlett se le erizó la piel, como da vez que él la tocaba y caminaron juntos hasta su posición en la cancha. Le iba a dar una dura batalla a su suegra, estaba segura de ello.

Estaban jugando un partido de 3 sets en el que ambos equipos estaban completamente parejos. William estaba notablemente cansado y hacía más de cinco minutos que no podía concentrarse, desde que había visto como la pequeña falda de Scarlett se levantaba cada vez que ella se elevaba en el aire buscando la bola o se inclinaba cuando esta venía demasiado baja.

Ella llevaba ropa interior muy pequeña que dejaba a la vista sus grandes glúteos, cada que la faldita se movía de su lugar y William tenía que pensar en sangre y aguas negras para evitar tener una erección. Sin embargo, no pudo evitar recordar la noche del sábado pasado. Él ya había tocado esa suave piel y no olvidaría, ni por error, la manera en la que la chica se había montado en regazo, lo había besado y después se había corrido en sus dedos.

- Si tan solo dejaras de verme el trasero, ya hubieras ganado el set –le gruñó la castaña sacándolo de sus libidinosos pensamientos. Scarlett había pedido una pausa y ahora lo miraba enojada. Ella era tan competitiva que se había olvidado incluso de disfrutar que el hombre, que ella deseaba, la estaba deseando ahora también. Hecho que era demasiado evidente para que incluso su madre y el prometido de esta última, lo notaran.

- Yo no...

- ¡Agggggh! Está bien –exhalo suspirando. Había recuperado el aire por fin y su temperamento enojado bajaba para darle lugar a la subida de su libido. Se acercó a William y poniéndose de puntillas, se acercó peligrosamente a su oído- si me ayudas a ganar, dejaré que pongas tus manos donde tus ojos han estado todo el partido. ¿Qué dices? –concluyó dándole un pequeño beso en el lóbulo de la oreja.

William la miró tratando de fingir que su propuesta no lo había afectado en absoluto –Ganaremos de todas maneras. Mamá no da una más y Philip menos –aseguró pareciendo divertido.

- La propuesta seguirá vigente hasta nuevo aviso –comentó dándole un pequeño beso ahora en los labios y alejándose para continuar con el juego.

William tragó saliva, pensando en volver a recorrer sus manos a lo largo de sus largas piernas, subiendo sobre sus abundantes nalgas redondas, y terminar en su...

Al parecer, Scarlett Dhapunt se había propuesto volverlo loco.

Él no tenía ni idea.

POR FAVOR IGNOREN MI HORRIBLE EDITADO DEL OUTFIT :(