CAPÍTULO 40: PÚBLICO

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22 de enero.

Ronald Hamilton entró como un huracán a la oficina del, todavía director, de la naviera Dagger, ignorando el hecho de que él podría no estar o estar ocupado y encontrándose con el hombre decadente que había visto sólo empeorar desde hacía un mes, así como también, casi toda la oficina empacada en cajas.

- Will –dijo sin aliento cuando estuvo sentado frente a él- Jesús William, tienes que ver esto –siguió mientras extendía una carpeta de color negro sobre el escritorio.

William arrugó el ceño y tomó la carpeta abierta para ver su contenido. Su respiración se detuvo por un instante.

- Esa perra –mustió con rabia.

- No lo puedo creer Will, llevamos meses tratando de anular la maldita ultima cláusula de tu padre, sólo para que fuera simplemente falsa –Ronald rio nervioso y eufórico a la vez- maldita sea Will, ganamos esta jodida cosa. Todo es tuyo y esa arpía no tendrá ni un maldito centavo de tu padre cuando se compruebe este estúpido intento de fraude.

William cerró los ojos apretándolos con fuerza mientras se recostaba sobre su silla. Por supuesto que su padre no le había hecho eso. Se sentía culpable por haber estado furioso con él cuando había sido la maldita Emily Sors.

La emoción de Ronald bajó un poco - ¿Qué pasa? - preguntó frunciendo el ceño.

- Scarlett me envió la demanda de divorcio el lunes –dijo simplemente.

Ronald palideció - ¿Qué? –William asintió- No puede ser ¿por qué no me habías informado? Maldita sea, William, debemos hacer algo.

- La investigación sobre las fotos sólo arrogó que son verdaderas y el detective no ha podido confiscar el maldito video.

Ronald pensó y después de un par de minutos, su cara se volvió a iluminar - ¿Cuándo es la cita en el juzgado? Necesito esa demanda en mi correo ya.

- El dos de febrero – William gruñó- maldita sea, volveré a ver a mi esposa en dos semanas sólo para que deje de serlo.

Ronald rio haciendo que William lo mirara enojado. El abogado elevó las manos en el aire, en señal de paz –lo siento, es sólo que no esperé menos de Scarlett- volvió a reír- evidentemente va a firmar el divorcio un día después de que se cumpla el plazo del contrato para dejarte en la calle.

- Me importa una mierda el dinero, quiero a mi esposa de vuelta Ronald –volvió a gruñir el empresario cada vez más molesto.

- Déjamelo a mí, tengo un plan.

- Déjamelo a mí, tengo un plan

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29 de enero.

- ¿Cómo estás? –preguntó Chuck cuando la limosina se estacionó afuera del teatro, ya con los flashes rebotando en el cristal del vehículo.

Ambos se encontraban en pleno centro de la ciudad de París, a punto de bajar y caminar por la alfombra roja hacia lo que sería la presentación de la nueva tienda Dhapunt's; la primera en Europa.

- Estoy emocionada y aterrada en los mismos niveles –contestó Scarlett sonriendo nerviosa.

- No pensé que este momento llegaría tan rápido –Chuck apretó la mano de su amiga, dándole a entender que se refería a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

- Ni yo –confesó la diseñadora- pero está sucediendo, así que antes de que esos reporteros volqueen el auto, deberíamos bajar.

- Concuerdo –sonrió el hombre.

Chuck abrió la puerta de la limosina para bajar de ella, siendo bañado en reflectores y preguntas de los paparazis al instante, pero sin contestar ninguna de ellas, se volvió inmediatamente tendiéndola la mano a Scarlett ayudándola a bajar también.

Cuando la mujer salió del auto, con una sonrisa resplandeciente, pareciendo tan brillante, incluso entre todas esas luces artificiales, él casi olvidó lo grises que habían sido los días del último mes y cuan apagada ella había estado.

Tomados de las manos, Chuck guio a Scarlett a través de la multitud siendo ayudados por el personal de seguridad, sin embargo, cosas como "¿Por fin existe una relación más allá del trabajo entre ustedes?" "¿Cuál es la noticia sorpresa de esta noche?" "Scarlett ¿Qué tan cierto es tu divorcio con William Dagger?" no tardaron en ser lanzadas hacía ellos, así que no fueron necesarios más de un par de metros para que Scarlett, por fin le diera la señal para detenerse y encarar a los reporteros que seguían fotografiándolos incansablemente. Ella sonreía encantadora y él no podía pensar en nada más que darse cuenta, una vez más, por qué había estado tan malditamente enamorado de todo lo que ella significaba y la razón de estar ahí, a su disipación, siendo no más que una marioneta de apoyo; porque era así como se sentía.

- Scarlett ¿esta nueva apertura significa tu residencia permanente en París? –preguntó un hombre joven apenas la mujer se detuvo, con dos decenas de micrófonos frente a su cara.

- Al parecer sí –contestó ella sin titubear, todavía pareciendo tan feliz- después de haber vuelto a vivir un mes en esta ciudad, no creo ni quiero poder irme nunca.

- ¿Tienes un mes viviendo de incognito en esta ciudad? –preguntó una pequeña mujer pelinegra en la segunda fila de reporteros.

- No –contestó la diseñadora riendo- en realidad, salgo bastante a la calle, así que supongo que no soy tan famosa en la ciudad, todavía –terminó guiñando.

Chuck quiso abrazarla o encapsular la felicidad que aparentaba para que nunca se fuera.

- ¿Estás viviendo con tu colega Charles Arnault? –esta vez fue un hombre de mediana edad quien lanzo la pregunta desde un poco más atrás.

Chuck tembló, porque las cosas estaban yendo justo como lo habían planeado, lo que significaba que el momento estaba cada vez más cerca.

Scarlett rio tan alegre que el diseñador pensó que tal vez hubiera sido igual de buena para la actuación que para el diseño.

Ella guiñó de nuevo, esta vez con más picardía, sin contestar y un segundo más tarde, fue una mujer rubia con labios rojos, justo frente a Scarlett la que hizo "LA" pregunta.

- ¿Qué pasó con William Dagger? Escuchamos que van a divorciarse ¿Es el señor Arnault la razón?

Scarlett rio divertida - Oh querida, eso es tan irrelevante–contestó con su perfecto acento francés- debo confesar que esperaba que preguntaran, más bien por esto -Scarlett se llevó las manos al vientre, enmarcándolo con sus manos. El pequeño truco en el vestido de la mujer había funcionado a la perfección disimulando el diminuto bulto que se había formado con trece semanas de embarazo, sólo lo suficientemente evidente para que no hubiera duda de qué se trataba.

Los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar y una nueva lluvia de preguntas cayó encima de ambos.

Chuck, por fin, recuperó su voz y antes de volver a caminar se acercó a uno de los micrófonos y dijo –esperamos haberles satisfecho con la respuesta –sonriendo triunfante.

Y siguieron, sin mirar atrás, aun dejando miles de incógnitas e incontables teorías al respecto, justo como Scarlett lo había planeado. Sin duda, la parte más dura de su venganza, pensó, incluso aunque quería herir tan profundo a William, justo como él lo había hecho con ella.






En un ratito les subo el siguiente capítulo, la verdad ya no aguanto jeje

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