CAPÍTULO 22: HERS

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02 de febrero. Actualidad.

Después de una exclusiva fiesta, varias copas de vino y un vuelo de más de cinco horas en jet privado; en donde los señores Dagger habían dormido profundamente debido a la moderada borrachera que cargaban consigo, por fin habían llegado a La Habana en donde, el yate del hombre ya estaba llevándolos al islote en donde se encontraba la mansión de verano, que su padre le había heredado desde que tenía 18 años, ya que aquella propiedad la había comprado junto con Marggot, cuando aún estaban unidos en matrimonio.

- Es preciosa –comentó Scarlett una vez que ambos estuvieron en la habitación principal de la casa.

- Mi madre la diseñó –sonrió William orgulloso.

- Apuesto a que sí.

Scarlett aún tenía puesto su vestido de novia y ahora que el alcohol se había drenado casi por completo de sus venas, se sentía ridícula en él. Aunque el hecho de ver a William con su, seguramente, molesto traje la aliviaba y divertía en maneras iguales.

- Creo que deberíamos desvestirnos y dormir, tú puedes quedarte en esta habitación y yo...

- No tengo sueño –lo interrumpió- y hace demasiado calor para dormir.

- Hay aire acondicionado.

- Prefiero ver el amanecer en el mar.

A 27°, en pleno febrero, la temperatura era demasiado elevada para el gusto de la castaña y de verdad le apetecía ver el amanecer, ya que había dormido lo suficiente en el avión; de manera que William estuvo de acuerdo gustoso, incluso aunque él aún se encontraba cansado, sabía que tendría tiempo de sobra para descansar en la semana que estarían ahí.

- Supongo que hay que desvestirnos, primero.

Ella asintió - ¿puedes ayudarme con el vestido?

William asintió y en cuanto Scarlett le dio la espalda, él se encaminó a ayudarla a desamarrar las delicadas tiras que sostenían su corsé.

Una vez que los nudos habían cedido y el corsé de la chica había comenzado a abrirse, a Scarlett no le pasaron desapercibidos los suaves dedos de su esposo rozando su piel caliente; hecho que envió una alerta a todos sus nervios haciendo que algo más, que sus sentidos se despertaran en el proceso.

William besó delicadamente su pálido hombro desnudo -Te espero abajo– le susurró al oído y se fue.

Scarlett se sintió desfallecer. Aquello había parecido más una promesa y ella estaba ansiosa de averiguar su objeto.


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Con paso lento, Scarlett se dirigió escaleras abajo en busca del tocadiscos que había visto apenas entró en la casa.

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