CAPÍTULO 30: ILY

1.6K 106 8
                                    

A mediodía, la pareja por fin había podido salir de la casa de Marggot y Phil, con la misma ropa del día anterior y extremadamente incomodos, o por lo menos Scarlett, debido a los comentarios picaros que su suegra había soltado en el desayuno acerca de ser "apasionados", ya que cuando ella se había despertado en la mañana decidida a tener sexo duro con su marido, impulsada únicamente por su abstinencia mayor a cuatro meses, no había pensado en su suegra, potencialmente, escuchándolos al otro lado del pasillo.

Cuando el auto de William, apenas entró en el garaje subterráneo de la casa, Scarlett salió con prisa de él hacia el interior de la casa. Le urgía tomar otro baño, cambiarse de ropa y, sobre todo, alejarse de William. Ella se sentía repentinamente incomoda. Estaba innegablemente contenta por saberse victoriosa en su propósito de enamorar a William, pero necesitaba tiempo y espacio para saber cómo manejarlo correctamente, porque la verdad era que, estaba tremendamente asustada de pensar en lo que podía convertirse el amor mutuo con un hombre que podría destruirla tan fácilmente.

- Scar, espera –William la tomó delicadamente del brazo haciéndola detenerse antes de subir las escaleras que la llevarían al primer piso de la casa, sin que ella se percatara que la había seguido de inmediato cuando emprendió su huida- ¿qué pasa?

Ella seguía sin volverse a él porque, la verdad era que, no sabía qué decirle –sólo quiero cambiarme de ropa- dijo volviéndose con una sonrisa falsa.

William la miró evaluando sus gestos y estuvo seguro de que le mentía, así que no iba a dejarla ir, así como así, no después de confesarle sus sentimientos. Él ya le había dado mucho espacio y estaba seguro de que no era el momento para darle más. Quería que la cosas fueran claras o no fueran.

- ¿Qué pasa, Scarlett? –volvió a preguntarle con un tono evidentemente más duro, irguiendo la postura y mirándola severamente. Scarlett tembló internamente, por cualquier motivo, menos miedo hacia él.

- Necesito... -suspiró cansada- pensar.

- No me amas ¿cierto? –soltó William, yendo al grano, sin más.

Scarlett lo miró a los ojos, evaluándolo y sintiendo como un agarre se instalaba en su garganta haciendo que la respiración le fallara.

- No es eso –mustió con la voz temblorosa.

- ¿Entonces qué es? –William elevó levemente la voz y alzó la barbilla en desafío, viéndose mucho más imponente de lo que Scarlett alguna vez lo había visto en su vida. Ella no conocía a este hombre. El hombre que estaba exigiéndole respuestas.

Aunque la realidad era que, este era el verdadero William Dagger. La versión que ella conocía era sólo lo que él había querido darle siempre, su mejor y más dulce faceta, la cual no estaba disponible ahora mismo debido a la situación.

- Yo... -titubeó- este no es el lugar para hablar acerca de nuestros sentimientos, Will.

- ¿Entonces dónde es ese lugar, Scarlett? –él comenzó a acercarse peligrosamente haciendo que ella retrocediera- ¿en la cama donde yo confesé los míos?

Maldito fuera el momento, pensó Scarlett, en donde los papeles se habían invertido y ahora ella era la presa y él el depredador. Pero sabía perfectamente, que le encantaba. Ella jamás se había sentido así de intimidada por un hombre, porque era ella quien siempre tenía el control, y ellos lo cedían sin obstáculos. Sin embargo, también sabía que no era para menos, porque William se había convertido en su excepción por, no menos, que ser perfecto, más de lo que alguna vez hubiera fantaseado con tener.

Scarlett tragó grueso –estamos en la cochera, Will –continuó retrocediendo- deberíamos refrescarnos y... -se interrumpió a sí misma dándose cuenta que su espalda baja había chocado con un mostrador de concreto que guardaba herramientas- hablar más tarde –terminó volviendo la mirada a su esposo, quien se encontraba prácticamente aplastándola contra el mostrador.

DAGA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora