PRÓLOGO

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- Oh, Dios mío –chilló la pequeña castaña.

- Shhhhh –mustió el hombre deteniéndose sólo un segundo al notar lo difícil que era entrar en su interior. Aunque poco lo importó después de una milésima de tiempo y siguió moviéndose rítmicamente.

Ella no pudo evitar derramar un par lágrimas, causadas por el dolor físico que sentía al estar siendo duramente penetrada, por primera vez, por aquel hombre enorme.

Minutos antes se había colado en su habitación de hotel, para esperarlo y así poder hablarle de cosas importante. Sin embargo, ni en sus más salvajes sueños se imaginó que él llegaría a no menos que besarla, como tanto lo había soñado por muchos meses, desde que sus hormonas de adolescente le habían jugado en contra.

Y es que por mucho que el hombre la hubiera besado, lamido y acariciado previamente, él todavía era muy grande para su pequeño cuerpo de 16 años. EL dolor era inevitable, pero el sentimiento de estarle entregando su virginidad al hombre de sus sueños lo compensaba absolutamente todo.

En la oscuridad, apenas y podía notar la silueta del hombre que sostenía su pierna izquierda sobre su hombro y la penetraba rápida y rítmicamente. Sin embargo, reconocería su voz y su olor en cualquier lugar.

Él jadeaba, exhausto y a punto de correrse dentro la chica que se tenía debajo, haciéndolo sentir en el paraíso. Él no tenía idea de quién demonios era debido a su extrema borrachera, pero estaba agradecido por el delicioso momento.

- Me voy a correr, preciosa –le dijo jadeando, a lo que ella respondió gimiendo con lo que él creyó que era placer.

Y no estaba tan equivocado, para el momento ya se trataba de un retorcido placer mezclado con dolor.

El momento por fin llegó y el acto se culminó haciendo que el hombre cayera automática y profundamente dormido al lado de la chiquilla.

Ella, por su parte, se abrazó a sí misma pensando en que había sido un sueño. Pensando en que si lo había anhelado tanto que ahora estaba soñando despierta. Pero no era así, lo sabía; las sensaciones físicas se lo confirmaban.

Tomó su ropa y antes de irse de la habitación lo observó un largo momento. Todo él. Toda su perfección. Un dios dormido.

Había decidido huir de la habitación por miedo a que sus padres fueran a descubrirla y a esperar que él la buscara la mañana siguiente para comenzar un dulce romance prohibido.

Pero no pasó. Él nunca llegó con lo que ella quería, ni con nada. Simplemente desapareció de su vida para siempre.





TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

Esta es una historia original completamente de mi autoría y se requerirá de autorización personal para adaptarla en cualquier otro perfil.


26-06-23: la historia acaba de entra en edición para corregir faltas de ortografía principalmente. Espero que la sigan disfrutando nenas.

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