Sentir que el mundo se te cae encima es la peor sensación, pero es peor aun cuando las únicas personas que te lo sostenían se van dejando que caiga por completo sobre ti.
Cuando eso sucede la única opción que queda es levantarse y sostenerte el put...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mis manos se restregaban sobre mi regazo de forma lenta mientras intentaba concentrarme en otra cosa.
Nath pululaba a mi alrededor observándome cada cinco minutos como si creyera que fuese a hacer algo indebido.
Y la entendía, no es como si hubiese hablado mucho durante los últimos días y parecía preocuparse en desmedida.
—Estoy bien —aseguré con voz ronca.
—No te creo —soltó.
—Nath, era alcohólica, no subía de peso y fue prematuro, sin mencionar que las probabilidades de yo concebir eran mínimas ¿qué esperabas? ¿crees que no lo pensé muchas veces? Si bien mantenía la esperanza ahí y el positivismo, pasó muchas veces por mi cabeza la probabilidad de que no culminara su desarrollo —yo suspiré pesadamente y llevé mi mirada hacia mis dedos para restregarlos nuevamente.
—Esto es tan jodido —admitió dejándose caer junto a mí.
—Lo es —confirmé tragando el nudo en mi garganta.
—Ni siquiera hay palabras de aliento que darte —susurró llevando su mano hacia la mía.
—Me he dado muchas, no te preocupes.
Y no era mentira, había tenido largas charlas conmigo misma repitiéndome una y otra vez que esto solo era un bache más.
Pero joder dolía, era mi hija, algo mío, algo de mis entrañas, algo que yo había mantenido dentro por tanto tiempo, aunque ni siquiera lo sabía.
Y tenía tantas ganas de regodearme en mi miseria, jodidamente que así lo quería, pero no podía.
¿Cómo podría dejarme caer después de tanto?
—No todos obtenemos los milagros del cielo —susurré tomándola por sorpresa.
—¿Cómo dices? —cuestionó incorporándose levemente para observarme.
—Me metí en un foro que encontré en internet —yo miré hacia ella y le sonreí suavemente —conocí a más de una mujer que había perdido a su bebé y se encontraban dentro recibiendo o buscando apoyo —yo pasé saliva de forma ruda para intentar tragarme el nudo en mi garganta —y dicen que tienes que vivir tus días de duelo porque la perdida es real por más que nunca lo hayas visto o tenido entre tus brazos.
Nath apretó mi mano con suavidad y yo dejé caer mi cabeza sobre su hombro.
—Quiero llorarle más de lo que lo he hecho, Nath, pero, no puedo, no puedo dejarme caer nuevamente, pero tampoco quiero sentirme con remordimientos por no dedicarle el tiempo que se merece, no sé si me comprendes.
—Solo tu decides cuando es suficiente, Calli, no hay un tiempo específico para reponerse de algo como eso, cada uno sabe lidiar con sus duelos de la forma que creen más adecuada —ella soltó un suspiro estruendoso —recuerdo que antes de mi hermana nacer, mamá iba a tener un niño, recuerdo que estaba muy emocionada, pero un día, cuando ya tenía siete meses resbaló en el piso de la terraza y cayó de espaldas. Esa caída causó una ruptura en todo su ser que hizo que todo se adelantara, el desastre fue inminente y mamá terminó perdiendo al bebé, ni siquiera sé cómo sucedió todo, yo estaba algo pequeña para comprenderlo, pero recuerdo que a los cuatro días mamá estaba escuchando música mientras tejía y parecía tranquila, se veía como si no le doliera, pero realmente lo hacía, solo que ella llevaba su duelo a su manera. Lo que te quiero decir con esto es que, muchas mujeres caen en depresión post parto después de algo así, se reducen a nada porque realmente es algo difícil cuidar de alguien que es parte de ti y después perderlo, pero, solo tu decides que tanto duele y como sobrellevar el dolor con el que cargas.