Capítulo 32

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Mis tacones resonaban contra el mármol del piso del edifico al que me estaba adentrando.
Había salido del ascensor en uno de los pisos de un edificio enorme en donde cinco pisos estaban ocupados con el área administrativa de Carter Industries.
El edificio era enorme y tenía en el interior de sus pisos las cedes administrativas de algunas empresas.
Por ejemplo, en ese mismo piso se encontraba la CEDE de la compañía que había pertenecido a Galicia.
El edifico era muy moderno y en vez de presionar el piso al que debías ir, pasabas una tarjeta y este te llevaba directo al piso al que tenías acceso.
Por mi parte tuve que esperar en la recepción a la secretaria del hombre que administraba toda la compañía y la fábrica desde una oficina en el piso en el que me encontraba.
La mujer nos guio a mi y a Nath por el piso hasta que nos hizo detenernos frente a una puerta de cristal templado.
Sin tocar la empujó y nos hizo pasar.
La vista era impresionante. Un enorme ventanal se extendía por toda la parte frontal de la oficina mostrando los edificios alrededor.
Y del otro lado un hombre tecleando en una computadora fue lo que nos recibió. Tenía unos lentes que se habían deslizado por el puente de su nariz y no llevaba saco, solo una camisa con corbata y su cabello estaba algo desordenado.
Al escuchar nuestros zapatos chocando con el suelo levantó su rostro y se levantó casi de inmediato dejándome ver sus pantalones de tela negros mientras pasaba sus dedos por su cabeza ordenándolo.
—Buenos días —saludó y yo extendí mi mano por encima de su escritorio para saludarlo y Nath efectuó la misma acción —Takeshi Arata —se presentó —a su disposición.
Su acento asiático no era muy marcado, de hecho, hablaba el inglés sin que se notara que no era su lengua natal.
—Calliope Heder, un placer.
—Nathalie Smith —continuó mi amiga y él nos indicó que tomáramos asiento.
Parecía levemente nervioso y ni siquiera podía mirarnos a los ojos.
—He estado a cargo de la compañía desde su venta hace dos años, no solo la saqué a flote, sino que mejoré su producción aumentando de esta forma los contratos al tener más capacidad.
—Sé que has hecho bien tu trabajo, he revisado todos los informes y documentos que has enviado y los números son particularmente buenos, pero no estoy aquí precisamente para ver si todo marcha bien, ya que eso pude hacerlo días tras —le dejé saber.
Él asintió comprendiendo.
—En pocos meses inauguraré el edificio que será cede de todas las compañías que están a mi nombre, habrán pisos dedicados a cada fábrica o compañía y ahí es donde me asentaré, pero necesito a los administradores de cada una conmigo, a la vuelta de la esquina en donde pueda consultarlos para cualquier inconveniente —sus cejas se levantaron —además de que necesito tener ayuda que pueda tener cerca para empaparme mejor del funcionamiento de todo esto para cuando necesite reemplazarlos si se da el caso —él hombre levantó su mirada clavándola en mis ojos.
Su mirada descendió unos segundos hacia mi escote sutil, pero algo avergonzado elevó la mirada una vez más.
—¿Sale mucho? —le cuestioné tomándolo por sorpresa.
—No mucho —admitió.
Era notorio la verdad, parecía haber perdido su confianza en cuanto ingresamos en la habitación, aparentemente él era más de trabajar solo y no en equipo.
La conversación se extendió por una hora mientras le explicaba la forma en la que pensaba fusionar las compañías llevándolas a un mismo nivel en cuanto a tecnología y capacidad se trataba.
Él entendió todo a la perfección y anotó un par de cosas con las cuales desarrollar ciertas ideas que me mostraría después.
Se vio encantando de conocerme una vez tomó algo de confianza y una vez terminamos me despedí de él para ascender cinco pisos arriba y buscar al administrador de Galicia Industries.
—Era muy atractivo —yo sonreí de medio lado —y te miraba las tetas constantemente.
Le di un manotazo a Nath en la cadera y ella rio suavemente.
—Es apuesto y nunca has estado con un asiático, parece coreano.
Rodé los ojos e ignoré sus palabras mientras ingresaba al piso.
La chica de recepción me sonrió y me indicó que la siguiera dejándome saber que me había estado esperando.
El procedimiento fue el mismo, seguirla hasta una puerta hecha del mismo material y adentrarme en el lugar haciendo notar mi presencia.
Mi ceño se frunció y miré el lugar confirmando que no era la misma oficina.
Al percatarse de mi presencia el hombre levantó su mirada hacia mi y con una sonrisa se levantó de su lugar para abotonar su saco, dar la vuelta y caminar hacia mi con pasos lentos.
Era alto, elegante, de hombros anchos y jodidamente apuesto, pero básicamente era una réplica más sofisticada del hombre que había dejado cinco pisos abajo.
—Toshio Arata, un placer, señorita Heder —pasando saliva le extendí la mano y él se dobló levemente para dejar un beso en mi palma.
Nath le tendió la suya para saludarlo y él hizo el mismo procedimiento.
—¿Es hermano del señor Takashi Arato? —él asintió en confirmación.
—Hermanos gemelos, aunque las diferencias son claras —aseguró dirigiéndose a su lugar e invitándome a sentarme.
—Creo que sabe a que vine —él asintió.
—Y mi hermano me llamó hace unos segundos explicándome que quiere llevárselo —reí suavemente.
—Llevármelos más bien —aclaré.
—Y entiendo sus razones, para ser sincero, también lo vi venir cuando me enteré de que ya los Hoffman no serían nuestros guías en la administración de las fábricas —él se recostó de su silla y me escaneó lentamente —¿podría decirme en qué área se profesionalizó? —cuestionó suavemente.
—Ingeniera automotriz —le dejé saber y una media sonrisa apareció en sus labios.
—Excelente, algo que compartimos.

Y con él fue el mismo procedimiento que con su hermano.
Y lo mejor de todo era que ambos estaban de acuerdo con las modificaciones que tenía pensado hacer. Dio su opinión al igual que su hermano y no esperaba menos.
Y una vez finalizada la reunión que tardó un poco más de tiempo que la anterior, me levanté y me despedí de él.
Ambos viajarían a Estados Unidos conmigo y no era un problema, porque me había enterado de que sus padres los llevaron allá cuando eran niños, allá había sido donde los Hoffman los habían contratado enviándolos acá para que se hicieran cargo de las compañías a mi nombre.
—Estoy agotada —susurró Nath dejándose caer en el auto para conducir hacia el hotel en el que nos habíamos alojado la noche anterior.
—Vamos reduciendo los pendientes —acerté a decir mientras acariciaba mi cuello intentando liberar algo de estrés.
De por sí dirigir una compañía era sumamente difícil y el sumarle a eso el modificar tres de ellas y encargarse de acciones esparcidas era el tripe de difícil.
Pero cuando estuviera asentado todo sería más sencillo, ya que desde la cede se podría realizar todo en vez de tener que viajar de un sitio a otro como estaba teniendo que hacer ahora.
Si hubiese tenido a Arata en un mismo país junto con los que se encargarían de mis demás acciones, no hubiese tenido que descuidar una para enfocarme en la otra.
—Ya no quiero ser una mujer de negocios —me quejé quitándome los zapatos y dejándolos en el piso del auto.
—Te aguantas, porque cuando termines con todo esto será lo único que podrás ser, si todo sale como lo planeado, que hasta ahora va así, estoy segura de que tu cara estará en la revista Time.
Realmente no quería nada de eso, pero eran los efectos colaterales del proceso que estaba llevando a cabo.
El camino había sido angosto y largo, porque durante meses preparé todo esto y cada día se sentía la meta más lejos, pero ahora podía sentirla en mis dedos, estaba a punto de tocarla y saborearla.
—Deberías buscar algo con lo que distraerte —negué.
—Por ahora no, al menos no aquí —le dejé claro —es demasiado poco tiempo para todo lo que tenemos que hacer, debemos ir a las fábricas, luego pasearnos por la de mi madre para ver que tal van las cosas con la falla que tuvieron, aun tienen una semana para intentar resolverlo y sé que no podrán, pero quiero ver que tan mal quedó todo, también hay que organizar una reunión con una de las compañías en la que invertimos, aunque en ese caso solo irás tú, pero debemos ordenar como será el proceso.
Llevé mis manos hacia mi cabeza y deshice el moño enterrando mis dedos en él para desestresarme.
—Terminaré loca —Nath rio divertida.
—Lo que necesitas es un batido de frutas y un baño relajante, te prometo que te sentirás mejor.
↞↠
El tiempo que permanecimos en Asia se me hizo muy largo, con tantos pendientes y tantos viajes de un lado a otro encontrándome con personas con las que fingía ser la asistente de Nath.
Después de todo ella era mi representante y fingir ser su asistente para estar al tanto de todo no me molestaba.
Por suerte el tiempo fue suficiente para llevar a cabo todos nuestros pendientes y por un lado me gustó haber estado en esa ciudad, como ingeniera automotriz, fue satisfactorio visitar las fábricas y ver de cerca el lugar que se haría cargo de crear el auto de mis sueños, el auto en el que había estado trabajando por más de un año.
—Haré un piso para tuneo —le dije a Nath mientras arrastrábamos nuestras maletas por la pista.
Mi vestido era corto, con una abertura en el muslo y unos tacones de punta fina, además de unos lentes de sol al estilo vintage cubrían mis ojos del sol de las doce del mediodía.
Al subir al avión privado que estaba a nuestra disposición me encontré con ambos hermanos dentro y sentados uno al lado del otro.
Mi maleta la había dejado abajo para que se encargaran de ella, por lo que me senté directamente frente a ellos y Nath lo hizo junto a mí.
—Hola —saludé con una sonrisa y Takeshi, el gemelo con lentes me dio un asentimiento, mientras que el otro me sonrió abiertamente.
Lentamente crucé mis piernas dejando que se viera mi piel por la abertura del vestido y sonreí con suavidad al ver como ambos dirigían su mirada hacia ahí.
—Buen días, señorita, en poco tiempo estaremos despegando y me gustaría saber si no necesita algo antes —yo negué hacia la mujer de cabello rubio que fungía como azafata.
Luego de cuestionarle lo mismo a las tres personas que me rodeaban se fue, no sin antes darnos las indicaciones de lugar para poder despegar.
—¿Cuántos años tienen? —cuestioné haciendo una pregunta personal al saber que estábamos fuera del horario laboral, aunque seguía siendo su jefa.
—Veinticinco —informó Toshio y mis cejas se levantaron con algo de sorpresa.
Yo era mucho más mayor que ellos.
Nath junto a mi comenzó a reír y yo rodé los ojos.
—¿Usted? —cuestionó.
—Veintisiete —informé y él lamió sus labios con lentitud.
Su piel blanca se veía tan tersa, sin mencionar que su cabello tan negro al igual que el de su hermano se veían tan sedoso y quise meter mis dedos entre ellos.
—Dos años no son gran cosa —mi mirada se dirigió hacia Takashi y no pude evitar soltar un ricita al entender a lo que se refería.
—Podrían acusarme de acoso laboral —puntualicé.
—Hay contratos de confidencialidad, señorita Heder —mis cejas se fruncieron considerablemente.
—¿Por qué estamos hablando de contratos de confidencialidad a lo Christian Grey? —y Nath volvió a reír haciendo que yo también soltara una carcajada
Después de todo sabían bromear.
—No están bromeando —susurró Nath en mi oído disimuladamente —así que si quieres te puedo ayudar con ese contrato.

La empujé levemente y ella volvió a reír.
Definitivamente era insoportable.

Atados a miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora