Mi cuerpo estaba boca abajo, con mi mejilla izquierda apoyada del colchón mientras Becker mantenía mis piernas abiertas y mi trasero levantado para él.
Tenía en el interior de mi ano un objeto pequeño que había adentrado no hacía mucho tiempo y sus dedos me expandían después de haberme lamido todo el puto coño.
Estaba desesperada, ansiosa, en un punto de excitación indescriptible mientras esperaba por él.
Quería sentirlo, quería que me poseyera, pero él parecía querer tomarse su tiempo y lo estaba haciendo.
Pero cuando escuché como rasgaba el envoltorio y se preparaba para follarme suspiré aliviada.
—Voy a joderte tan duro que esta vez si no podrás levantarte.
Y estaba segura de que lo cumpliría, pues la forma en la que me embistió sin ninguna consideración y luego comenzó a follarme me dejó saber que no pararía hasta que desfalleciera.
Y luego grité cuando el objeto comenzó a moverse en mi interior impulsándome a un orgasmo más rápido de lo que había previsto.
Mis ojos se cerraron mientras los gemidos salían de mi boca y Meyer aun así no se detuvo.
Continuó follándome una y otra vez hasta que mi cuerpo se entumeció y luego soltó las esposas y me dio la vuelta para penetrarme una vez más mientras me miraba a la cara.
Mis brazos no tenían fuerzas y mi cuerpo solo respondía a los estímulos que él provocaba.
Y cuando el segundo orgasmo me recorrió no me dio tregua y me absorbió totalmente provocando que lo exprimiera totalmente.
Y esta vez él se dejó ir.
Nuestra respiración era jodida. Jadeábamos por aire y mis ojos pesaban como si no hubiese descansado nada.
—Déjate ir preciosa, prometo cuidar de ti.
Y no lo dudaba, por lo que dejé que la inconsciencia me absorbiera una vez más.
↞↠
—Quiero todos los detalles —exigió Nath cuando llegué a casa aquel día.
Había regresado después de almorzar y después de decirle todo lo que había sucedido me puse a trabajar en todos los pendientes que tenía para ese día en particular.
Ya era tarde, pero como no tenía planes durante la noche mi mejor opción era ponerme a ello.
Y como me concentré rápido en la tarea pude ponerme en sintonía más rápido de lo que había creído.
—El lugar estará listo en el tiempo establecido, así que he estado arreglando todo lo concerniente al edificio para que cuando llegue el día no tengamos que retrasarnos por los detalles pequeños. Hay varias cosas a cerca de la decoración que debes elegir y prometo traerte solo lo que sea realmente esencial.
—Esta bien, Nath, confío en que tu lo harás bien, así que elige tu todo lo concerniente a ello.
Sus ojos brillaron ante la luz verde que le había dado y yo sonreí hacia ella.
—Te ves radiante y aunque antes lucias plena, ahora estas completamente feliz y me alegra verte así.
Antes de que pudiera darle respuesta ella se dio la vuelta y salió de mi despacho dejándome con aquellos pensamientos bailando en mi cabeza.
Sabiendo que ya era suficiente me levanté de mi escritorio para irme a dormir, pero antes de cerrar la portátil el anuncio de un nuevo correo llegó.
Me senté nuevamente con el ceño fruncido ante la dirección desconocida y cuando abrí el correo, jadeé ante el mensaje.
Me has quitado todo y créeme, no voy a quedarme así, sé quien eres y ahora todos también lo sabrán, no debiste revelar tu identidad, CH.
Me aclaré la garganta intentando no dejarme amedrentar, pero ese mensaje había hecho mi corazón latir desbocado.
Sintiendo mis manos temblar cerré la portátil y tomé el teléfono para contactarme con Damián.
Él respondió casi al primer tono y cuando escuché su voz del otro lado y la risa de mi hermana, algo en mi se tranquilizó.
—Sé que ahora estas con Enís, pero necesito que cuando regreses te contactes con la agencia y dupliquen la seguridad, mantén seguros a todas las personas a mi alrededor también y por favor, haz esto sin levantar sospechas, no quiero que sepan que vamos a reforzar la seguridad, también verifica que mi seguridad a nivel sistemático es aún seguro y también mantén un ojo sobre mi madre, necesito saber todo lo que hace, con quien se reúne, todo.
—Lo haré señorita, las mantendré seguras a las dos.
Asentí como si realmente pudiera verme y luego colgué el móvil para esta vez si levantarme e ir en dirección a mi habitación.
Sabía que esto era obra de mi madre, ella era la única capaz de deducir que C & H industries era mía.
Ella era la única que sabía eso y esta vez me arrepentí de haberle dejado saber que la había acabado, debí haber esperado un poco más.
↞↠
—¿A dónde vas? —le cuestioné a Nath al ver que salía con su bolso en la mano.
—Voy a reunirme con una compañía que quiere vender algunas de sus acciones en su Industria automovilística rusa, fue duro de roer, pero por fin ha aceptado.
Mi ceño se frunció levemente ante sus palabras.
—¿Está en la lista que te di? —ella asintió lentamente —iré contigo.
Sin dudarlo fui a tomar mi bolso en el sofá y la acompañé hasta la puerta para subir en su auto.
Con el mensaje de anoche creí que mi paranoia iría en aumento, pero no era así y aunque no estaba subestimando a mi madre, al tener todas su variables controladas, me sentía un poco más segura al respecto, por lo que ir con Nath no parecía tan descabellado como lo hubiese sido anoche.
Alisando el vestido blanco que tenía salí detrás de ella hacia su auto y un poco más alejado vi a Damián con unos cuantos hombres alrededor. Probablemente eran algunos de lo agentes de seguridad que estaban llegando nuevos de la agencia y eso me tranquilizó un poco más.
Lentamente me subí a su auto y cerré la puerta mientras ella hacía lo mismo de su lado.
Nath encendió su auto y salió despavorida por el portón que ya se encontraba abierto.
—Nos encontraremos en una cafetería del centro, se supone que la cita es en media hora, pero quiero llegar a tiempo.
Asentí en su dirección y ella me miró unos segundos antes de sonreír y volver a conducir.
Por el espejo retrovisor pude percatarme del vehículo negro que nos seguía y estaba segura de que era Damián, por lo que saqué de mi bolso la Tablet y comencé a ver los diferentes contratos que podríamos utilizar para llegar a un acuerdo con él.
No siempre esto se daba, pero si al fin había cedido era por alguna razón.
Y aunque era parte de mi pasado y lo había tenido cerca un par de veces no estaba segura de sus alcances ni de su forma de operar.
Sí, lo había observado y por esa misma razón sabía que él era impredecible y una simple mancha en su imagen no lo haría suicidarse como había logrado que hicieran los demás ancianos con los que me había ensañado.
Al llegar a la cafetería lo primero que tomé en cuenta fueron la cantidad de personas alrededor y los edificios que nos rodeaban.
—Qué lugar más concurrido —ella se encogió de hombros y se sentó en una de las mesas en el exterior que era el lugar menos infestado de personas.
—¿Crees que ceda? —me encogí de hombros.
—Sabes que muchas veces hacen estas reuniones para tantear el terreno, si le conviene es probable que acepte y nos de vía libre para adentrarnos en sus territorios, si no, encontraremos la forma de entrar, siempre lo hacemos.
Ella me sonrió satisfecha con mi respuesta y cuando pensaba decir algo más mi teléfono vibró anunciando la entrada de una llamada.
Yo la respondí notando que el número era desconocido para mi y cuando lo hice su voz me hizo temblar.
—Tu madre se quedó corta al decirme que ya no eras esa misma rubia indefensa que hice mía como pago de un acuerdo —de inmediato me senté erguida y mi respiración se atascó —de no ser por ella estuviese amarrado hasta el cuello tras haber firmado ese contrato sin reconocerte, Calliope de Galicia, o debería decir Heder, de C & H Industries.
Un tic apareció en mi ojo y me pregunté que maldita perra era esa mujer que tanto tiempo llamé madre.
—Me extraña que aun me recuerdes —hacerme la desentendida solo me dejaría en desventaja.
Me dejaría como una cobarde y yo no lo era.
—Es imposible no recordar un coño como el tuyo —nuevamente ese tic hizo su aparición.
Nath me miró interrogativamente cuestionándome con la mirada con quien hablaba.
—Es una pena que no hayas apreciado mis otras aptitudes —él rio del otro lado.
—Pero lo hago ahora y debo decir que es una sorpresa lo mucho que has avanzado y lo fácil que ha sido para ti joder a todos los que te jodieron. Te investigué ¿sabes? Rastreé todos los alcances de C & H Industries y debo decirte que no es difícil deducir que todos esos hijos de puta muertos fuiste tu quien lo causó ¿dime, sabe tu querida amiga que eres una asesina?
Mi cuerpo se tensó al ver a Nath mirando el menú distraídamente mientras esperaba a que terminara.
—No te metas con ella —ordené con voz firme.
Su risa asquerosa me recordó aquellos tiempos en donde era una maldita flor marchita que se ahogaba en alcohol.
—Lamentablemente ustedes se metieron conmigo primero y yo me caracterizo por deshacerme de quienes me estorban, hubiese sido un placer conocer tus alcances, divertido hasta cierto punto, pero no pienso arriesgarme a tener una tercera parte contigo, así que querida, fue un placer conocerte en esta vida.
Y al ver el punto rojo en su pecho solté el móvil alarmada y me impulsé hacia ella para tratar de moverla de su lugar.
Pero fue tarde, vi como aquel punto se convirtió en un agujero que poco a poco fue ocasionando que su sangre escapara de su cuerpo y manchara la tela de seda de aquella blusa de un hermoso verde agua que llevaba ese día.
Un grito ahogado escapó de sus labios.
Mis movimientos fueron rápidos mientras me levantaba para socorrerla, pero no me cuidé a mi misma y sentí un ardor insoportable en mi abdomen.
Caí de rodillas mientras veía como Nath también lo hacía de lado cayendo hacia el suelo.
—Calliope —gimió llevando una de sus manos hacia su hombro y yo negué desesperada.
—Perdóname, es mi culpa —sin importarme mi propio dolor y la sangre que estaba brotando de mi herida me arrastré hacia ella.
Pero pronto el caos explotó.
Una ráfaga de balas fue soltada en nuestra dirección y mientras luchaba por acercarme a ella arrastrándome por el piso vi a los nuevos agentes de seguridad que había contratado moviéndose para intentar protegernos, pero eso significaba acabar con su propia seguridad si alguna de esas balas los alcanzaba.
—Te amo —la escuché murmurar cuando al fin estuve cera y negué una y otra vez desesperada.
—No, no puedes irte, no podemos irnos —rectifiqué recordando que yo también me estaba desangrando.
—Gracias.
Mis manos se aferraron a su cuerpo y me dejé caer por completo en el suelo con ella cerca de mí.
Sangre salió de mi boca y mis ojos se llenaron de lágrimas mientras sentía mi propia vida abandonar mi cuerpo.Continuará...
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Atados a mi
General FictionSentir que el mundo se te cae encima es la peor sensación, pero es peor aun cuando las únicas personas que te lo sostenían se van dejando que caiga por completo sobre ti. Cuando eso sucede la única opción que queda es levantarse y sostenerte el put...