Capítulo 11

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—Becker Hoffman —se presentó y yo hice el amago de sonreír, pero me contuve.

—Klein Hoffman.

—Meyer Hoffman.

Por dios, casi me atraganto con mi propia saliva al escuchar sus voces y peor aun cuando sus miradas se posaron en mi a la espera de que me presentara.

Yo simplemente extendí mi mano en su dirección, pero no para que me dieran un saludo normal, sino la extendí con mi dorso hacia arriba indicando que quería que besaran mi mano.

Sus miradas me escanearon profundamente y el primero en tomar mi mano para inclinarse y besarla fue Klein.

Mi cuerpo tembló ante el contacto de sus labios contra mi piel.

El siguiente en realizar dicha acción fue Meyer el cual lo hizo con sus ojos chispeando en algo que desconocía y por un momento me cuestioné si se había dado cuenta de que era yo, Calliope Heder.

Una vez soltó su mano solo quedó Becker y este la acarició antes de inclinarse. Él sonrió al notar la seguridad con la que esperaba que me saludaran de la forma adecuada.

—¿Su nombre es? —yo pasé saliva algo nerviosa.

—Es Camila, mi acompañante —yo retiré mi mano de entre la de Becker y la hice descender a un costado mío.

—¿A qué compañía pertenecen? —cuestionó Meyer con el ceño levemente fruncido.

—A penas estamos iniciando en todo este mundo, pero hemos invertido en algunas empresas como Saftelky industries y Helty Company —explicó Nath mientras yo guardaba silencio.

Pero no pasó desapercibido para ninguno de los tres la forma en la que me interrumpían para evitar que yo hablara.

—Es un placer conocerlos —alegó Killian y su lado de admirador comenzó a fluir.

Los Hoffman donde fuese que estudiases ingeniería automotriz eran el ejemplo que te hacían cada que hablaban de alguien exitoso en este mundo y con dicha carrera o rama de esta.

—¿Tu eres? —cuestionó Becker y Killian sonrió.

—Killian Lombardi —él extendió su mano y los tres hombres lo saludaron.

—Bueno, fue un placer conocerlos —aseguraron antes de darse la vuelta y perderse entre el mar de personas.

—No despertamos su interés —yo solté el aire que no sabía estaba conteniendo y dejé que mi respiración entrecortada se regularizara.

Por Dios, eso había sido difícil.

Sentirlos cerca, tenerlos cerca, tocar sus manos, sentir sus labios sobre mi piel.

Todas esas sensaciones me llevaron a aquel tiempo en donde mis días se resumían a esperar su llegada.

—¿Estas bien? —cuestionó Nath en un susurró mientras se aferraba a mi brazo.

—Lo estoy, rayos, sí, lo estoy.

—¿Qué son tuyo? —cuestionó Liam directamente y yo me atraganté nuevamente con mi saliva tosiendo aparatosamente esta vez.

Él nunca se había interesado en cuestionar mucho respecto a eso y que me preguntara directamente me dejó fuera de base.

—Amm, nada —susurré.

Y no mentía, realmente no eran nada mío, hacía mucho tiempo que dejamos de ser lo que alguna vez fuimos.

Él no cuestionó nada más y los cuatro nos enfocamos en observar a las diferentes personas a nuestro alrededor mientras Nath y Killian disfrutaban de la suave música.

Atados a miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora