—Creo que si no tenemos nada más que tratar es hora de irnos —Nath tomó el papel de mi administradora perfectamente y con elegancia y movimientos calculados se levantó de su lugar mientras tomaba su bolso —recuerde, señorita enviarme la copia del contrato.
Siguiendo sus pasos me levanté también tomando mi bolso y Liam nos siguió a ambas mirando de hito en hito a los hombres frente a mi que seguían sin poder soltar palabra.
—Fue un placer —acerté a decir antes de encaminarme a la salida.
Al salir esperé a Nath y Liam y mientras los tres nos encaminábamos hacia el ascensor después de tremenda confrontación, escuché su voz detrás de mí llamándome.
—Calliope —con una sonrisa suave detuve mis pasos y me di la vuelta para verlo caminando hacia mi con pasos algo rápidos.
—¿Sí? —cuestioné con suavidad mientras se detenía a escasos pasos de mí.
—¿Podríamos hablar? —su cuestionamiento salió de forma suave de entre los labios que me moría por probar desde el instante en que entré en aquella oficina —Tú y yo —aclaró y antes de responder miré hacia Nath.
—Ve, nosotros esperaremos —acertó a decir Liam.
Antes de devolverme hacia Becker le di una sonrisa para después acercarme los pasos faltantes a Becker confirmándole que sí.
Él suspiró aliviado antes de tomar mi mano.
—Gracias —susurró con suavidad y me encaminó hacia uno de los ascensores tomando mi mano con algo de fuerza.
Al entrar al ascensor le dio un leve apretón que me hizo vibrar a causa de la electricidad que viajó por todas mis terminaciones nerviosas.
Mi corazón latió desenfrenado con su cercanía y quise llorar en ese instante, por dios, aunque pasaran siglos no dejaría de sentirme de esta forma.
Lo amaba, jodidamente lo hacía y mi cuerpo y alma lo sentían, vibraban de expectación ante su ser y su cercanía.
Al abrirse nuevamente las puertas del ascensor nos descubrí en el piso de su oficina. Con pasos algo apresurados él se acercó a la puerta de esta, al entrar todos los recuerdos me golpearon de forma salvaje.
La primera vez en aquel lugar.
Podía recordar sus cuerpos alrededor del mío, sus brazos envolviéndome, dándome un abrazo que necesité por mucho tiempo, podía recordar sus labios, la voz de Klein mientras esperaba a que me decidiera por besarlo.
Fueron tantas cosas que me golpearon aun cuando el lugar estaba totalmente cambiado.
Él me dejó pasar primero y con pasos lentos me adentré en el lugar recibiendo la luz que pasaba a través del ventanal, aspiré el aroma en el aire sintiendo las fragancias no solo del hombre detrás de mí, sino también de los demás y eso hizo a mi corazón saltarse un latido.
—Lamento lo de Alicia —susurró detrás de mí.
Yo me di la vuelta para tenerlo de frente y cuando vi sus ojos estos miraban hacia el piso, como si tuviese vergüenza de mirar directo a los míos.
—¿Te acostaste con ella? —la pregunta salió de forma tosca, aun cuando no quería que sonara de esa forma.
—No, no, solo lo digo por... —pero lo frené.
—Entonces no eres tu quien debe disculparse por eso —dije desinteresadamente mientras me cruzaba de brazos —¿solo me trajiste aquí para eso? —cuestioné mirándolo directamente para ver si de una vez por todas me miraba a los ojos.
—No —él pasó saliva y en cuanto levantó sus ojos hacia mi caminó los pasos que nos separaban antes de envolver sus brazos alrededor de mi cuerpo.
Lentamente me hizo retroceder aun con sus brazos alrededor de mi cuerpo y sintiendo como me deshacía envolví mis brazos alrededor de su cuerpo dejando caer la cartera hacia un lado.
Su rostro se enterró en mi cuello y aspiró profundamente haciéndome estremecer.
—Becker —jadeé al sentir los besos que estaba dejando sobre mi cuello.
—Joder, te necesité tanto —admitió y cuando mis nalgas tocaron la superficie del escritorio el desenterró su rostro de mi cuello y me miró directo a los ojos dejándome apreciar el mar de sentimientos que lo envolvían.
Y sin extender más el tiempo sus labios chocaron con los míos en un beso lento, profundo, demandante que me deshizo en todos los sentidos.
Sus manos rodearon mi cintura aferrándose a ella para apegarme más a su cuerpo. Mis manos se elevaron hacia sus hombros para pasarlas por encima de su traje y mis ojos se cerraron sintiendo las chispas que brotaban de la unión de nuestros labios extendiéndose por todo mi ser.
—Necesito sentirte —su voz sonó ronca y apagada al separarse de mis labios y jadeé al sentir mi centro palpitar con esas simples palabras.
—Lo que quieres es cogerme —solté no reconociendo el tono de mi voz en ese momento.
—No —aseguró —realmente quiero sentirte.
Y deshaciéndose de sus brazos alrededor de mi cuerpo miró directo a mis ojos y descendió hasta que sus rodillas tocaron el piso.
Mis manos se apoyaron del escritorio y observé como sus labios se entreabrieron mientras sus dedos acariciaban con lentitud la piel de mis piernas descubiertas.
—¿Sentirme? —mi voz salió baja, presuntuosa e insinuante.
—Sentirte —confirmó llevando sus dedos hacia dentro del vestido para tomar los bordes de mi ropa interior.
Con sus ojos oscureciéndose varios tonos los tomó y la hizo descender para sacarlas por mis piernas en cuanto me despegué un poco del escritorio para que pudiese hacerlo.
Mis labios se entreabrieron al ver como la guardaba en su bolsillo para luego tomar una de mis piernas y elevarla para llevarla hacia sus labios. Dejó besos suaves haciéndome estremecer y provocando que mi respiración se entrecortara totalmente.
—¿Me dejarás sentirte? —cuestionó ascendiendo hacia la parte interna de mis muslos y con más fuerza me aferré al borde sintiendo que poco a poco dejaba caer las barreras.
—Yo... —pero no pude contestar a causa del gemido que cortó mis palabras por culpa de sus dientes torturando la piel sensible de mis muslos.
—¿Entonces? —y sin tener voz suficiente para contestar debido a mi respiración errática, simplemente abrí mis piernas y dejé que él enterrara su cabeza entre mis piernas.
No fue directamente a por ello, fue ascendiendo con lentitud estremeciéndome con los destellos de su respiración.
Fue muy poco lo que hizo ascender mi vestido, ya que este de por si estaba arremolinado en el inicio de mi entrepierna y cuando lo hizo subir un poquito más pudo observarla en primera plana.
Estaba húmeda y podía sentir como palpitaba ansiosa por sentir algo más que solo su respiración.
La mano que había estado recorriendo mi piel, tomó una de mis piernas y la hizo pasar por su hombro acomodándome mejor sobre el borde del escritorio para darle mejor acceso.
Y lo dejé, le permití colocarme de esa forma si eso me iba a permitir sentir sus labios recorriéndome.
—Becker —susurré desesperada y él sonrió antes de llevar su boca hacia mis pliegues para dar la primera lamida llevándose los fluidos que habían goteado de mi feminidad.
—Joder, extrañaba esto —admitió antes de volver a hacer contacto con mis labios más bajos
Sus manos ascendieron por mi piel y el zapato que cubría mi pie cayó al suelo, por lo que sin importarme la confianza que estaba teniendo en su oficina, la misma pierna que había cruzado por su hombro la hice ascender hasta que mi pie se apoyó en el permitiéndome abrir mas mis piernas dándole mejor acceso.
—Joder —bramé ante las sensaciones que me estaban recorriendo —yo sí que extrañé esto —admití echando mi cabeza hacia atrás mientras una de mis manos se aferraba a su cabello oscuro presa del éxtasis.
Su lengua recorrió de arriba abajo mientras sus dedos abrían mis pliegues para él. Hasta que una de sus manos se acercó a mi clítoris para comenzar a estimularlo con movimientos suaves en un principio. Su lengua repasó toda mi piel hasta llegar a mi entrada donde empujó endureciendo su lengua simulando que me follaba con ella y gemí apretando con más fuerza el borde de la mesa en mi otra mano.
—Becker, por dios —gemí empujando hacia él para sentirlo todo.
Su otra mano que hasta el momento había mantenido mis labios separados se dirigió hacia mi entrada suplantando su lengua y uno de sus dedos se adentró en mi haciéndome gemir más fuerte.
Era fascinante, jodidamente lo era y tenía tanto tiempo sin sentir un contacto de ese tipo que era casi imposible contenerse o resistirse, por lo que pronto comencé a sentir como me elevaba hacia la cúspide gracias a su toque y la forma tan segura en la que otro de sus dedos me invadió llevándome al borde del colapso.
Estos dentro de mí se movieron en forma de palanca tocando ese dulce punto en mi interior que me hizo estremecer.
Sus dedos adquirieron velocidad mientras mi respiración entrecortada era aun más evidente. Mi pecho subía y bajaba y mi sangre viajaba a una velocidad atemorizante mientras mis dedos se aferraban más fuerte a su cabello.
Y justo cuando estaba por alcanzar el éxtasis la puerta se abrió haciendo que me sobresaltara levemente, pero yo no estaba expuesta, solo mi pie sobre la pierna de Becker era lo que se apreciaba, pues su cuerpo cubría mi feminidad por completo.
Él no se inmuto por el sonido de la puerta siendo abierta y siguió en lo suyo mientras que mi mirada se digirió no solo hacia la anatomía de sus hermanos, sino también hacia la de la chica rubia que abrió su boca con sorpresa al ver la situación en la que me encontraba.
Y sin importarme en absoluto sus miradas sobre mi me permití continuar con lo que hacía para recorrer ese pequeño espacio que me faltaba para llegar hacia la cúspide.
Y segundos después ante el movimiento más veloz de Becker lo alcancé.
Mi mano en su cabello se elevó hacia mi boca y la cubrí para evitar dejar salir el grito que solté cuando el orgasmo me envolvió en sus garras destruyéndome por completo.
Mi cuerpo tembló extasiado y una de las manos de Becker se elevó hacia mi cintura para evitar que me moviera mientras absorbía toda mi liberación.
Luego de unos segundos en donde mi respiración seguía entrecortada él se elevó chupando sus dedos y cubriéndome esta vez por completo de la visión de los presentes que no se molestaron en salir.
De ellos lo esperaba, pero lo que no esperaba es que ella permaneciera postrada en la entrada como si sus pies no pudiesen funcionar.
Con una sonrisa de suficiencia, Becker sacó un pañuelo de su bolsillo y lo llevó hacia mis partes para limpiarme y una vez hecho lo llevó a su bolsillo para acomodar mi vestido, a lo cual yo cerré mis piernas al ver como se dejaba caer nuevamente para colocar el zapato que se me había quitado.
Y como si no hubiese pasado nada me incorporé frente a él y alisé mi vestido antes de inclinarme para darle un casto beso.
—De nada —le dije un poco alto para luego cruzar junto a él y acercarme a mi bolso aun en el suelo.
—Jodidamente gracias —dijo detrás de mi y sonreí abiertamente mientras me encaminaba hacia la puerta.
Sin siquiera mirarlos pasé en medio de ambos hermanos y me detuve frente a Alicia que estaba en medio de la puerta en vez de rodearla.
No la iba a rodear, definitivamente no y al ver que me detenía frente a ella miró hacia mis ojos con sus mejillas vibrando en un rojo intenso.
—Permiso —susurré y ella se hizo a un lado permitiéndome pasar.
Y sin mirar atrás salí de la oficina hacia el ascensor con pasos seguros.
Una vez estuve dentro y las puertas se cerraron me recosté de la pared del fondo sintiendo que desfallecería.
Por dios, mis piernas aun temblaban levemente llevando las replicas del orgasmo por todo mi cuerpo.
Después de tanto tiempo había recibido más que solo un beso de uno de los hombres que amaba.
Y eso, eso no solo fue sexo oral, porque Becker Hoffman se postró a mis pies y no solo de la manera más literal.
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Atados a mi
General FictionSentir que el mundo se te cae encima es la peor sensación, pero es peor aun cuando las únicas personas que te lo sostenían se van dejando que caiga por completo sobre ti. Cuando eso sucede la única opción que queda es levantarse y sostenerte el put...