Capítulo 29

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Mis manos colgaban a ambos lados de mi cuerpo mientras vía como nadaba en el agua. Eso podría hacerle daño sino se desinfecta una vez salga, pero no me importa en ese momento, porque la tranquilidad en su rostro mientras nadaba de espaldas suavemente valía la pena.
Hacía días que no salía de la casa y al regresar la encontré aquí disfrutando de la piscina mientras la tarde caía.
Ella no me había visto pues mantenía sus ojos cerrados aprovechando la tranquilidad de la casa.
Un bikini de color blanco cubría parte de su cuerpo y el resto se alzaba desnudo dejando que el agua hiciera brillar su piel.
Quería quitar todos sus males, hacer desaparecer sus penas. Me reprendía internamente por no poder evitar que ella pasara por lo que pasó.
Me reprendía por no haber evitado que su rostro se marcara con esa línea tan notoria que cruzaba toda su cara.
—Deja de torturarte —su voz fue suave, casi un susurro que a penas escuché por la distancia y los ruidos del exterior.
—Es inevitable no hacerlo —ella continuó con sus ojos cerrados.
—No te culpo, tampoco me siento mal por esta cicatriz que quedará en mi cara, Calliope ¿sabes por qué? Porque mi físico era todo lo que ella me hizo odiar, me presentó a hombres cada que podía, me presumía a sus amigos para ver si sus hijos se interesaban, ella me arrojó a los perros sin dudarlo más de una vez y supe salir a flote, solo porque tú te habías sacrificado en primera instancia por mí.
Esta vez sus ojos se abrieron.
—Se acercaban por como me veía, no por lo que era y ahora que lo he pensado bien, quien se acerque a mi lo hará por lo que ve a través de mí, no por lo que se ve desde afuera —las lágrimas brillaron en mis ojos y mi labio inferior tembló ante sus palabras.
Estaba tan orgullosa de ella.
—Así que no te sientas culpable, Calli, aunque la odie por lo que me ha hecho, ella me ha liberado.
Una de mis manos cubrió mi boca dejándola tomar vida antes de quitarme los zapatos y dejarme caer dentro de la piscina sin importarme arruinar el vestido caro con el cloro de la piscina, mi cabello perfectamente peinado o aquel maquillaje que había hecho resaltar mis ojos durante el día.
No me importo tener las perlas aun encima, solo me lancé al gua permitiendo que me empapara por completo antes de acercarme a ella.
—Gracias —susurró.
Lentamente negué mientras colocaba una de mis manos debajo de ella permitiendo que flotara tranquilamente y otra la llevé hacia su cabeza para acariciar su cabello en el agua.
—Gracias a ti, Enís, por mantenerte fuerte, porque puede de que no hayas estado sometida a lo que yo, pero a tu manera fuiste una esclava casi igual o más que yo, porque te daba destellos de libertad, sin embargo no los tenías, sabía cual era mi lugar durante todos estos años, sin embargo tu nunca supiste cual era el tuyo, porque te engañó de forma tal que creías que podías elegir cuando nunca fue así, solo fuiste lo que ella quería que fueras mientras te daba algo con lo que entretenerte y agradezco desde lo más profundo que te hayas mantenido fuerte, agradezco que sonrieras de forma sincera aun cuando podrías haberte roto por dentro de muchas formas, Enís, gracias por seguir aquí, porque de ser así yo no hubiese continuado, no sabes cual es el alcance que tiene tu existencia en la mía, pero solo puedo decirte que gracias por existir, porque tu vida se ancla a la mía.
↢ ↣
—¿Qué pretendes ahora? —cuestionó de forma suave mientras ella entraba en la habitación.
Yo cerré mi portátil de forma lenta mientras la miraba con aquel vestido color borgoña ajustándose a todas las curvas de su cuerpo.
—Necesito tener en mis manos las empresas de Galicia y del señor Carter —le dejé saber, pero antes necesito que me investigues quienes se han hecho cargo de la administración de ambas en Japón y China —ella asintió anotando en su Tablet todo lo que le pedía, además de mi administradora parecía mi asistente y aunque le había dicho que podíamos buscar ayuda para eso, ella se negaba, decía que de esa forma estaba más conectada con sus órdenes.
—Bien, estará listo en unos minutos, ya me había encargado de esos archivos —sonreí al saber que ella siempre iba un paso delante de mí.
—Y también es hora de dar el siguiente paso, mi rostro no saldrá en ninguna portada, no lo quiero así por ahora, pero tu estarás en todas ellas —la señalé —serás el nuevo rostro de las dos fábricas de piezas automotrices que se registran en los diez primeros lugares a nivel mundial y cuando obtenga la de mi madre, serás el rostro también ¿correcto? —ella asintió de forma nerviosa —pero no podemos dar la impresión de debilidad aunque seamos más fuerte que ellos por tener nuestros dedos metidos en todas partes.
Ella sabía a lo que yo me refería.
Habíamos estado escarbando en los registros de Galicia desde el día uno en el que me compró, buscamos nombre por nombre hasta que obtuvimos la información de cada empresa.
Muchas de ellas habían desaparecido y tendría que encargarme de otras formas de ellos, pero estaba dispuesta a cualquier cosa para deshacerme de mi pasado.
Aun puedo recordar las palabras de Mails en mi cabeza cuando me dijo que a veces era aniquilación y vida nueva.
Y aunque había superado la mayoría de las cosas, aunque la terapia había funcionado demasiado y era una nueva persona, no podía simplemente crear una vida totalmente nueva sin los cimientos de la anterior, porque parte de aquel pasado no estaba aun en las ruinas y yo necesitaba eso.
Necesitaba cavar una fosa para enterrar cada una de las vertientes de mi pasado, y algunos tantos serían de la forma más literal.
—¿Y qué sugieres? —lentamente lamí mis labios.
—Compra un edificio, contrata a un arquitecto y hazlo relucir de la forma más hermosa posible, quiero que sea un espectáculo a los ojos y que derroche no solo elegancia, sino también poder.

—¿Y una oficina en el último piso? —yo negué.
—Dos oficinas, Nath, no te quiero lejos ni por un instante.
Sus ojos brillaron fascinados antes de asentir en mi dirección y darse la vuelta para iniciar con lo que le había pedido.
Era de noche ya, después de la cena y una vez dejé a Enís en su habitación leyendo uno de sus tantos libros bajé a mi oficina para organizar algunas cosas.
Mi plan era simple, pero llevaba tiempo, y aunque había estado involucrada en esto por tanto tiempo, sentía que me faltaba una eternidad para ver mis asuntos culminados.
Con un suspiro suave me dejé caer en mi silla pensando en todo lo sucedido en ese día.
Había sido intenso por mucho y aun podía recordar el tacto de Becker sobre mi piel, sus labios en mi zona más íntima.
Aun podía recordar sus palabras que resonaban en mi cabeza creando un eco con cada segundo que pasaba.
Me había enfocado en mi hermana y en el trabajo después de haber regresado solo para no tener que pensar en todo lo sucedido ¿pero como hacía ahora que no había nada que me distrajera?
Dolía.
Y a penas lo procesaba después de que la bruma se disipó dejando al descubierto mis verdaderas emociones, no era ira, ni rabia, ni despecho, era un dolor agudo que se había instalado en mi pecho y no me dejaba respirar correctamente.
Ese dolor que me recordaba que yo había esperado por ellos, había estado luchando por mi hija, por una posibilidad de que sobreviviera y luego tuve que luchar para no ahogarme después de su pérdida.
Y ellos solo continuaron con su vida como si nunca hubiese estado presente antes.
No sabía como sobrellevar todo, no entendía la magnitud del revoltijo de emociones que me envolvía.
Porque se sentía demasiado mal el recordarla junto a ellos, recordar que ella se llevó todo de ellos por meses en los que yo estaba intentando ser mejor persona.
No por ellos, sino por mí, para no sentirme inferior cuando regresara.
Pero igual ellos nunca abandonaron mi cabeza.
Y aunque no se lo diría en voz alta, solo quería regresar y obtener un estoy orgullosa de ti cuando me vieran nuevamente.
Cuando vieran que había podido salir a flote aun cuando ellos me habían dejado caer.
Y en ese momento entendí las palabras de Enís las cuales me hicieron entender un poco más mis emociones y las razones detrás de mis acciones.
Ellos me habían liberado, si, pero no por eso el resentimiento se había esfumado.
Agradecí el resultado, lo hice durante esos meses en donde estuve encerrada en aquel lugar intentado salir adelante, sin embargo, odié la forma en la que lo hicieron.
Porque me dejaron caer sin saber si tendrías las fuerzas suficientes para levantarme.
Y aunque nunca pensé en hacerlos sufrir y mucho menos vengarme de ellos, el recordar la suave voz de aquella chica a través del auricular, mezclado con la creciente información que había adquirido sobre mis emociones, entendí que ya no era una elección.
Hacerlos pagar se había convertido en una necesidad.

Atados a miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora