Mi mano se aferró al teléfono mientras movía la silla de un lado a otro balaceándome con suavidad mientras observaba a través de la ventana que se encontraba frente a mí.
Su voz suave contestó del otro lado de una forma educada y formal al no tener registrado el número.
—Querida, Mauren —saludé y supe que reconoció mi voz de inmediato.
—Calliope —susurró algo sorprendida.
—Fue muy maleducado de tu parte arruinar nuestra cena de esa forma —acerté a decir y la escuché reír con suavidad.
—Solo quería hacerla un poco más interesante —la escuché decir con algo de arrogancia.
—Y vaya que lo fue, gracias a ti terminé de abrir los ojos —la línea del otro lado se mantuvo en silencio.
—Me dijeron que te fuiste a mitad de la madrugada —yo hice un sonido de afirmación.
—Ellos tenían una llamada muy importante que atender, una señorita los buscaba muy desesperadamente —ella soltó una blasfemia del otro lado de la línea y no pude evitar sonreír.
—Esos estúpidos —la escuché decir entre dientes.
—¿No estabas enterada? Leí a cerca de la señorita, tengo una cantidad de información sustanciosa esparcida en mi escritorio, te sorprendería los entrelazados que están —ella suspiró pausadamente.
—No sabía —yo lo sabía.
—Lo sé, la mantienen en las sombras, aunque a medias, pero igual fue desagradable la situación en la que me pusiste sin darme tiempo a prepararme para tal situación —ella suspiró apenada.
—Lo lamento, de verdad, pensé que las cosas serían diferentes —yo me levanté de la silla giratoria y me acerqué a la ventana para ver a la parte trasera de mi casa y observar a Nath en la piscina con un minúsculo bikini negro que hacía resaltar su piel canela.
—Deberás compensarlo, fue tu culpa todo lo mal que me sentí después —ella elevó una plegaria y sentí que realmente estaba cayendo.
—Lo lamento demasiado, es que no sabía que tan estúpidos eran, pero me van a escuchar.
—Becker esta fuera —le dejé saber.
Al menos no quería que él terminara pagando por las cosas que habían hecho sus hermanos.
—Ay, ese es mi bebé, sabía que era el más inteligente, nunca se cayó de chiquito —yo solté una carcajada tomándola por sorpresa —Disculpa por el desastre —dijo nuevamente.
—Ya no confío en ti para salir, Mauren, quería una amiga y me arrebataste la oportunidad, bueno no —susurré —creo que intenté buscar esa figura materna que tanta falta me hacía, creo que por eso me lancé tan rápido a ti.
Y no era mentira, esa mujer me trasmitía una paz envidiable y su energía me envolvía de formas que simplemente no podía explicar, esa mujer era tan cálida que me hacía querer pulular a su alrededor todo el tiempo y de cierta forma me incordió que me arrebatara eso, justo cuando necesitaba cosas positivas en mi vida.
—Lo siento, puedes confiar en mí, de verdad, pero es que mi lado de madre osa me cegó y solo quise darles a mis bebes la satisfacción de verte, lamento ser tan insensata —yo suspiré —no volverá a pasar.
—Ya no confío en ti —dije sincera.
Ella suspiró del otro lado de la línea.
—Lo sé y cómo culparte, ahora me siento una reverenda estúpida, pero ya verán esos dos idiotas —yo lamí mis labios con lentitud.
—Mi hermana viene a vivir conmigo y no sé como continuar con la educación de una chica de dieciocho años que ha logrado evadir la educación tan poco coherente de mi madre —yo suspiré con lentitud —te llamaba más que nada para saber si podía llamarte cuando lo necesitara, suena estúpido después de que tu me engañaste para meterme en una especie de emboscada, pero igual eres la única mujer a la que tengo para recurrir en una situación como esta, no sé ponerle límites a esa chica y no quiero que termine perdida por sacarla de su enclaustro a una vida de libertades.
—Oh, cariño, lamento haber atrofiado ese destello de confianza ciega que habías depositado en mi y no, no me molesta en lo absoluto guiarte en esta situación, te ayudaré en todo lo que pueda, lo prometo.
—Gracias, Mauren.
Un suspiro de alivio escapó de mis labios sin poder evitarlo, pues, aunque me sintiera lista para tener a mi hermana conmigo, ella estaba en una etapa crucial de su vida y el cambio que daría sería muy drástico, confiaba en ella, claro que lo hacía, pero, no quería que por mi culpa se perdiese, por ello quería estar segura de que alguien con algo de experiencia en esto de criar estuviese disponible para cuando necesitara un consejo.
Una vez finalizada la llamada que le había hecho a Mauren salí de mi oficina hacia el encuentro con Nath.
La había visto en la piscina e intuía que seguía ahí, por lo que con pasos lentos bajé las escaleras para ir directo hacia la parte trasera y salir hacia la piscina.
Ella nadaba por debajo y en cuanto salió a la superficie y me vio se acercó a la orilla para acercarse lo más posible a mí.
—¿Lo disfrutas? —cuestioné, aunque la respuesta fuese más que obvia, pues se notaba que tanto se divertía chapuceando en el agua.
—Como no tienes idea —admitió —deberías unirte, estoy sola aquí.
Yo sonreí de medio lado y sin pensarlo me despojé de la ropa que llevaba para quedar en ropa interior y arrojarme al agua para comenzar a nadar junto a ella.
Ella luego de un rato se acercó a mí y envolvió sus piernas alrededor de mi cintura. Solía hacer eso cuando se cansaba, pues de las dos era quien más resistencia tenía a la hora de nadar, había pasado meses entrenándome para evitar que alguien volviese a intentar ahogare por culpa de mi falta de destreza en ese deporte.
—Damián avisó que llegó a la ciudad, en cuanto tenga a tu hermana me avisa el resto, cuando llamó no quise pasártela, pues estabas algo ocupada.
Yo asentí y la sostuve de la cintura mientras ella me sostenía del cuello.
Mis pies en el agua se movía hacia adelante y hacia atrás para mantenernos a flote a ambas, cosa que no se me hacía tan difícil.
—¿Son novias ahora? —cuestionó una voz conocida y Nath rio algo nerviosa.
—No, Nath, deja de usarme —le dejé claro y ella me sacó la lengua.
Nath estaba particularmente interesada en Killian, pero el estúpido no parecía captar la atención que mi amiga le brindaba y ella la mayoría de las veces se ponía en situaciones muy comprometedoras con mi persona a ver si así el chico reaccionaba, hasta con Liam se había dedicado a coquetear y él no parecía notar que ella solo quería llamar su atención.
—Ya me rendí —admitió.
Y sin más dejó un casto beso sobre mis labios antes de soltarme para nadar hacia la orilla.
Casi por inercia yo la seguí y la vi pasar junto a Kilian musitando un buenas tardes.
—Eres un idiota —le solté.
Él suspiró pesadamente.
—Sé que le gusto —soltó dejando fluir la confianza que sé que me tenía —pero ella no es mi tipo de chica, Calli —yo asentí entendiendo ese aspecto.
—Pues debiste dejarlo claro y no dejar que pululara a tu alrededor elevándote el ego —le intentó excusarse, pero no lo dejé —si sabes que le gustas a alguien y no es mutuo, déjaselo saber, Kilian, eso evita que pierdan su tiempo contigo —y luego de palmear su hombro tomé mi ropa avisándole que me iría a vestir.
Le pedí un par de minutos y luego descendí nuevamente una vez lista para observar los planos que me había llevado.
Después de todo, aunque estuviese en casa el trabajo era algo que siempre me mantenía ocupada.

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Atados a mi
Tiểu Thuyết ChungSentir que el mundo se te cae encima es la peor sensación, pero es peor aun cuando las únicas personas que te lo sostenían se van dejando que caiga por completo sobre ti. Cuando eso sucede la única opción que queda es levantarse y sostenerte el put...