Cuando su rostro se elevó nuevamente hacia el mío hice el amago de besar sus labios, pero él retrocedió levemente dejándome saber que no sucedería.
—Lo siento —se disculpó con suavidad —pero no doy besos —dijo claro.
Quería cuestionar si había una razón lógica, pero me mordí la lengua nuevamente y me contuve de arruinar la situación.
Con una sonrisa descendió sus besos nuevamente hacia mi cuello y mis labios se entreabrieron para poder respirar un poco mejor ante la falta de aire.
Mi respiración se encontraba entrecortada producto de su cercanía y cuando sus manos se apoderaron de mi cintura mis manos fueron a parar hasta sus hombros tocándolo por primera vez.
Una de mis manos ascendió hacia su cuello y continuó hacia su nuca para aferrarme suavemente a los cabellos de esta jaloneando levemente.
Su respiración al igual que la mía era entrecortada, pero a diferencia mía eran por los sentimientos que me estaban rodeando, no solo por la excitación del momento.
Cuando su rostro ascendió fue mi turno de llevar mi rostro hacia su cuello en donde aspiré su aroma antes de morder con suavidad haciéndolo estremecer.
Mis labios chuparon su lóbulo al subir dejando varios besos y con toda la intención me apegué más a su cuerpo para sentir la dureza de su miembro mientras una de sus manos iba hacia mi espalda descubierta para dejar caricias furtivas que me hicieron estremecer nuevamente.
Un flash nos paralizó a ambos por unos segundos y en vez de salir de entre sus brazos enterré mi rostro en su cuello para evitar que me vieran.
—Mierda —susurró.
Y de solo pensar que si hubiese cogido con él en esa jodida terraza ahora estaría siendo fotografiada todo en mi se estremeció y el recuerdo de sus palabras hace unos años me azotó.
Él había dicho que cuidaría de mí la primera vez en la que esto sucedió, pero al saberme una completa desconocida no tomó las medidas de lugar.
De forma rápida llevé mi mano hacia mi bolso y lo tomé antes de salir de entre su cuerpo para escapar hacia las puertas francesas adentrándome en el pasillo.
Con pasos veloces lo recorrí hasta llegar al salón principal para poder perderme de su vista.
Pero era probable que estuviese sobornando al camarógrafo para evitar que la foto se subiera.
Era evidente desde mi punto de vista, pues no era estúpida, él había hecho eso en todas las fiestas a las que había ido después de mi partida y en ningún periódico, revista o canal de televisión salió él acompañado de nadie y sabía como se movía esto.
Ofrecer más de lo que podrían ganar para hacer ver la oferta tentadora.
Al llegar en donde se encontraban mis acompañantes respiré profundo y simplemente susurré eso que estaba ansiando desde que mi cabeza analizó a fondo todo.
—Llévenme a casa.
Los tres me observaron atentos al notar lo ofuscada que me encontraba. Liam luego de unos segundos me ofreció su brazo y sin molestarme en pasar por el reloj, ya que este sería llevado a mi residencia, nos encaminamos hacia la salida con Killian y Nath siguiéndonos.
Mientras salíamos mi vista se movió por todo el lugar en mi campo de visión intentando encontrar por ultima vez a uno de ellos, pero no lo logré, por lo que me dejé guiar por Liam para terminar de salir de aquella fiesta.
Al estar en la entrada el chico encargado de buscar los autos corrió en busca de los nuestros en cuanto Liam le tendió aquel pedazo de metal rojo con un número.
Fueron pocos los minutos que permanecimos de pie, pero para mi fueron una eternidad ya que la ansiedad y la desesperación comenzaron a embargarme.
—¿Qué sucedió? —cuestionó Nath y yo negué sin ánimos de responder.
En cuanto el auto estacionó frente a nosotros me acerqué para que Liam me abriese la puerta y pudiese entrar.
Lo había hecho en el asiento del piloto, por lo que aceleré levemente el auto mientras lo frenaba para que no se moviera esperando que Liam subiera.
Desde el instante en el que la puerta se cerró aceleré el auto para salir del lugar y él se colocó el cinturón de seguridad, cosa que hice con cuidado mientras avanzaba ya que lo había olvidado.
—Puedes hablarlo —susurró y yo suspiré mientras llevaba mi mano al antifaz para deshacerme de él.
—Estuve envuelta en una relación poliándrica con tres hombres que terminó por culpa de mi alcoholismo, estaba en las ruinas y me los estaba llevando a ellos conmigo y decidieron que dejarme caer era la mejor opción para hacerme levantar, ya que aun cuando ellos me sostuvieron no pudieron ayudarme a hacerlo —yo pasé saliva con dificultad.
—Demonios —lo escuché decir.
—Y esos tres hombres son los Hoffman —mi voz se quebró en el instante en el que mencioné su apellido.
—Era evidente que había algo —yo asentí y llevé mi codo libre hacia la puerta para apoyarlo ahí mientras con la otra guiaba.
—Quiero una hamburguesa —susurré mientras me detenía en el semáforo.
—Vamos por ella —yo sonreí suavemente aun cuando me sentía desanimada.
—Pasó más de un año —continué diciendo —y no esperé que me esperaran, te juro que no, pero fue algo difícil verlos, pero sobre todo ver de primera mano como uno de ellos vivió su vida mientras yo no estaba.
La sonrisa que le había dado se volvió algo rota.
—Y te juro que me alegro al saber que ellos continuaron sus vidas y no se quedaron estancados, pero se siente feo no haber sido parte de ese avance, pero se siente peor el saber que otras los tuvieron mientras yo no estaba —negué molesta conmigo misma porque se suponía que esto lo sabíamos, nos lo esperábamos.
—Entiendo.
Él no me dio ninguna palabra motivacional o de alivio, solo espero a que yo soltara todo lo que tenía para decir y a veces esas eran las mejores compañías, esas que te dejaban decir como te sentías sin interrumpirte, porque a veces no querías ayuda, solo querías desahogarte.
—Y me da rabia conmigo misma porque yo entiendo la situación, pero eso no evita que me sienta mal, por Dios, los amo igual o más que la última vez que los vi, nunca salieron de mi cabeza, pero ahora no sé si yo salí de la de ellos o si vale la pena molestarme en intentar recuperarlos.
—No lo hagas.
—¿Qué? —cuestioné mientras lo miraba por unos segundos para luego volver mi mirada hacia el frente y continuar conduciendo.
—Tienes un plan y lo estas llevando a cabo a la perfección, enfócate en ese que cuando llegué el momento en el que tengas que usar la compañía de los Hoffman para tus planes ellos te verán y caerán solitos —yo suspiré dificultosamente.
—¿Y si no? —fue difícil, jodidamente fue difícil formular aquella pregunta.
—Te buscas una nueva vida, Calliope, porque si hay algo que he aprendido de ti es que nunca, jodidamente nunca te detienes y a penas llevamos meses conociéndonos, pero con tu historia y lo que he podido ver, sé que siempre encuentras la forma de superar las cosas y si lograste salir del alcoholismo y recomponerte de la pérdida de un bebé, estoy seguro de que, puedes superar a esos tres hombres y conseguirte otros mejores.
—No todos aceptan el poliamor —dije con una sonrisita ante su última frase.
—A ver Calliope, por ti hasta las homosexuales se vuelven bisexuales con tal de tenerte —yo reí con suavidad y lo vi sonreír al notar que había conseguido desviar un poco mis emociones —estoy seguro de que más de uno quisiera tenerte y que, así como ellos otros estarían dispuestos a compartir, todo por obtener, aunque sea un poco de ti.
—Soy maravillosa —me recordé a mi mismas.
—Solo tienes que recordarlo siempre.
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Atados a mi
General FictionSentir que el mundo se te cae encima es la peor sensación, pero es peor aun cuando las únicas personas que te lo sostenían se van dejando que caiga por completo sobre ti. Cuando eso sucede la única opción que queda es levantarse y sostenerte el put...