Capítulo 10

6.6K 659 55
                                        

Intentando permanecer serena como si las energías que bailaban alrededor de mi cuerpo no me colocaran nerviosa, comencé a caminar con pasos lentos hacia la zona más cerca al centro, quedarme en los bordes no era una opción

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Intentando permanecer serena como si las energías que bailaban alrededor de mi cuerpo no me colocaran nerviosa, comencé a caminar con pasos lentos hacia la zona más cerca al centro, quedarme en los bordes no era una opción.

La necesidad de resaltar en medio de ese mar de personas con trajes recatados bailaba en mi cabeza, pero hacerlo no sería tan difícil, con el escote de mi vestido, la espalda que llevaba descubierta y la elegancia de la falta dejaban que yo resaltara como un reflector sin la necesidad de esforzarme.

—¿Crees que te hayan esperado? —cuestionó Nath suavemente y aunque ninguno de los dos hombres a mi alrededor entendía del todo la situación, atinaron a no cuestionar.

—Puede de que si, puede de que no, pero de lo que si estoy segura es de que en la abstinencia no se han quedado —mi mirada se dirigió hacia Nath para ver como ella pasaba saliva de forma nerviosa.

Antes de que pudiese contestarme un mesero se acercó a nosotros y nos ofreció una copa de lo que parecía ser champan.

Nath miró en mi dirección y mi cabeza por un instante se bloqueó.

Nunca, nunca había estado cerca de alcohol después de haber salido de rehabilitación, ni siquiera cuando iba al supermercado, pues generalmente solía esquivar esa zona con toda la intención.

Pero en ese momento justo tenía frente a mí el líquido que había hecho mi vida miserable por tanto tiempo y la mirada de mis tres acompañantes se posaron sobre mi porque eso si lo sabían, sabía que era una alcohólica rehabilitada.

Y lejos de darme una advertencia, de decirme lo que debía hacer se mantuvieron en silencio los pocos segundos que tardé en reaccionar con la única intención de no influir en mi decisión y ver que tanto había logrado.

—No para mí, gracias —el camarero hizo un leve asentimientos y ninguno de mis acompañantes aceptó la copa de aquel líquido.

—Bien ¿cómo piensas llamar la atención? —cuestionó Liam y yo lamí mis labios con lentitud mientras observaba los alrededores y comenzaba a moverme al compás de la suave música clásica.

—Ya están anunciando la subasta —susurré —solo espera y verás.

—Voy por tu cartel —avisó la castaña y se fue junto con Killian a la mesa en donde se encontraban aquellas paletas que indicaban que estabas dispuesta a ofrecer dinero por lo que fuese que subastaran en ese lugar.

Minutos después en los que Liam y yo nos mantuvimos atentos a nuestro alrededor la castaña regresó con una sonrisa enorme.

—Número veinte —avisó tendiéndome aquella paleta.

—Ya veo por donde va la cosa —Killian metió sus manos en los bolsillos de su pantalón azul al igual que la chaqueta de su traje.

—No te pongas a adivinar —le advertí mientras tomaba aquel objeto negro con el número veinte en color blanco en el centro.

Atados a miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora