Capítulo 3

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Nadar nunca se me había dado bien, pero durante aquellos meses en el centro de rehabilitación me había propuesto aprender, por ello pasaba horas dentro de la piscina cuando los efectos de la desintoxicación menguaban

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Nadar nunca se me había dado bien, pero durante aquellos meses en el centro de rehabilitación me había propuesto aprender, por ello pasaba horas dentro de la piscina cuando los efectos de la desintoxicación menguaban.

El boxeo y la natación fueron mi momento de liberación en aquel lugar y ahora lo hacía de maravilla.

En ese momento justo me encontraba como un pececito nadando por debajo del agua hasta llegar a los escalones que me daban la salida de la piscina.

Con la seguridad desprendiendo de cada partícula de mi ser salí del agua y llevé mi cabello hacia atrás el cual se encontraba a la altura de media espalda a causa de todos los cortes que había ocasionado Nathalie en el.

Con el agua goteando de mi cuerpo salí por completo de la piscina hacia la toalla en una orilla.

Algunas de las personas que se encontraban alrededor enfocaron su vista en mi anatomía apreciando la forma en la que el bikini amarillo se aferraba a mi cuerpo.

La parte de arriba era de una sola manga y se aferraba a mis senos levantándolos levemente y la parte de abajo, aunque cubría lo suficiente dejaba expuesto parte de mis glúteos y por la forma a la que se aferraba a mis caderas estilizaba mi figura.

Y considerando toda la actividad física que había hecho durante ese tiempo, todo mi cuerpo se encontraba tonificado y aunque mi abdomen estaba un poquito abultado no me quejaba, estaba comiendo demasiado, pero había pasado meses en los que casi no lo hacía, por ello me valía muy poco.

Y cuando me apreciaba en el espejo me amaba a mi misma de todas las formas. Así que esas libras de más lejos de molestarme me encantaban y sumándole a eso que mis brazos no estaban flácidos, me hacían quererme más de lo que ya lo hacía.

Con pasos suaves caminé hacia la entrada del edificio mientras secaba mi cabello.

Había pasado un mes desde aquel día en el que me hice amiga de Nathalie, haciendo un total de cuatro meses dentro del centro de rehabilitación.

Solo estaba ahí para terminar el proceso completamente, pues ya me consideraba una nueva persona, que repudiaba el alcohol en todos los sentidos.

Pero estaba segura de que Yair estaba a punto de darme mi salvoconducto y pronto podría salir de ese lugar.

Porque una cosa era darle sentido a mi existencia ahí dentro, pero cuando saliera las cosas serían diferente en todo el sentido de la palabra.

Por el momento solo me enfoqué en mí, en mi salud, en mi bienestar, pero cuando saliera debía organizar la vida que afuera dejé hecha pedazos y eso sería un nuevo reto para mí.

Al recorrer el pasillo y llegar a mi habitación me encontré con Nathalie acostada en mi cama mirando al techo.

—Nath —la llamé.

Atados a miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora