Mis dedos se movían por la pantalla revisando nuevamente los planos de aquel auto que estaba diseñando.
No tenía los medios todavía para iniciar el proyecto, pero estaba en proceso, por lo que adelantar este tipo de cosas me era útil para cuando la tuviese.
—Disculpa que te interrumpa —el susurro de Nath fue suave y sus pasos lentos mientras se adentraba en la oficina que tenía en la casa.
—¿Sí? —cuestioné de forma suave.
—Necesito que me firmes estos documentos —pidió dejándolos sobre el escritorio.
Yo hice a un lado la pantalla de la Tablet y tomé la carpeta con los documentos.
El repaso que le di a las hojas fue rápido y casi de inmediato lo firmé para que ella pudiese dejarme continuar con lo que estaba haciendo.
—Se ve impresionante —admitió al ver la pantalla.
—Intento ver que le puedo mejorar, así que lo dejaré hasta ahí y le mostraré a Killian para ver si tiene alguna otra idea.
—Estos documentos son para confirmar el pedido de las piezas a la fábrica —yo lamí mis labios levemente extasiada —lo que no entiendo es como te va a beneficiar esto a ti, quiero llegar al punto, pero no lo logro.
—Te explico, Nath. La fábrica va a tener una falla y no podrá cumplir con el tiempo establecido en el contrato. Ellos se dejaron impresionar por el contrato y la cantidad de dinero que ofrecía ya que el plazo para la entrega era corto y como no tenían ningún otro contrato, aceptaron, eso salvaría su compañía, pero resulta, Nath, que no vieron la letra pequeña en donde especifica que si no cumplen, deberán pagar una indemnización y según sus estadísticas a las que tuve acceso, ellos no tienen fondos para pagar una por lo que me tendrán que ceder unos de sus vienes físicos ya que una venta tardaría demasiado tiempo ¿me has comprendido? —Nath pasó saliva algo nerviosa.
—¿Cómo vas a hacer que haya una falla? —yo sonreí suavemente.
—La fábrica en donde harán las piezas es algo antigua, sabemos que ella es descuidada con estas cosas y básicamente le ha dejado administrar todo a su hermano, y él alega que arreglará algo o hará remodelaciones, pero al final se guarda el dinero y yo me aprovecharé de eso.
—¿Vas a manipular las cosas para crear la falla? —susurró Nath y yo asentí un par de veces antes de volver mi vista hacia la pantalla.
—Solo será jalar una manguera —susurré.
Y la verdad sí, era algo ilícito lo que tendría que hacer, pero para lograr mis objetivos no todas las cosas que haría serían debidas.
Y aunque no estaba del todo orgullosa, debía hacerlo, solo era un medio para conseguir un fin.
En cuanto Nath salió de la oficina sin querer cuestionar nada más yo dejé caer mi frente sobre el cristal del escritorio y suspiré profundamente.
Estaba cansada, no había dormido durante toda la noche una vez regresé de aquella fiesta y solo pude pensar en ellos.
Recordar la cercanía de los tres, pero mucho más la de Becker me dejó alucinando toda la noche y ardiendo en algo que hacía mucho tiempo no sentía.
Recordar el tacto de sus labios sobre mi mano y, por dios, el olor que desprendían, la forma en la que se movían.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez en la que sentí todo eso y definitivamente las emociones me habían abrumado.
Sabiendo que era una mala idea me incorporé y entré en el buscador de la Tablet para teclear el apellido de los Hoffman sobre las letras de la pantalla.
Cientos de resultados saltaron en cuanto le di a buscar y pasando saliva le di al primer resultado.
Nunca había pasado por mi mente buscar a cerca de ellos, saber lo que hacían o si quiera querer verlos a través de las fotos que les tomaban a diario, pero ahora era diferente.
Estaba en aquella etapa en donde realmente los quería de vuelta y debía saber a que me estaba enfrentando, puesto que no podría ir ciega hacia ellos.
Al ver las fotos que aparecían pasé saliva algo nerviosa y tomando algo de valor comencé a revisar las revistas en las que ellos hacían parte de la portada y los encabezados que llevaban su nombre.
Agradecida de no ver a ninguna mujer que no fuese su hermana en las fotos me dejé caer por completo en la silla giratoria y suspiré profundo.
Bien, estaba confirmado que fieles no habían sido y lo entendía, no teníamos nada que nos uniera, al menos ellos no lo sabían y fue mi decisión que nunca lo supieran.
Pasando saliva de forma lenta continué viendo sus fotos en donde salían sonrientes, a veces serios luciendo trajes imponentes y siempre acompañados por sí mismos.
Una sonrisa surcó mis labios al ver una foto en donde aparecía Becker adentrándose en el auto que yo misma había tuneado. Era a penas de hacía un mes y el saber que estaban usando aquellos autos que me esforcé en hacer únicos para ellos me dejaba una sensación cálida en el pecho.
Al seguir buscando fotos encontré una de un auto que recordaba haber diseñado, pero que nunca materialicé.
Era de color verde, idéntico al de los ojos de Klein y sin poder evitarlo solté un chillido algo emocionada.
Ese auto yo lo había diseñado en aquellos días en donde solo podía alcoholizarme. Definitivamente el auto era para Klein, pero nunca creí que él encontraría ese diseño, estaba escondido en lo más recóndito de la Tablet que me habían dado y eso me hizo entender que la había revisado.
Él vio todo lo que hice en aquel aparato.
Algo jadeante apagué la pantalla y me levanté de la silla para ir hacia mi habitación.
Esta estaba en el segundo piso, mientras que la oficina se encontraba detrás de las escaleras.
La casa no era tan grande, era de un tamaño perfecto para Nath, Killian y yo, sin embargo, el jardín era enorme, del tamaño perfecto para realizar una de esas fiestas benéficas en las que la única intensión era demostrar que tanto dinero tenías comprándote algo que no necesitabas en vez de solo donar el dinero de manera anónima.
Pero quien era yo para juzgar cuando había hecho lo mismo la noche anterior.
Al llegar a las escaleras las subí de dos en dos y fui directo a la puerta de mi habitación para tomar el bolso que se encontraba sobre la cama.
Dentro ya se encontraban mis cosas personales, pues la había preparado en la mañana, ya que se suponía que debía hacer unos pendientes legales con Liam, pero al final se cambiaron los planes y enfoqué mi tiempo en otra cosa.
Sin saber por qué necesitaba salir de la casa me enganché la cartera y fui directo a la entrada para buscar mi auto y salir.
Mis dedos tamborilearon sobre el volante creando un sonido suave que me acompañó mientras simplemente conducía por la ciudad.
Estaba ya de tarde y el sol estaba en su apogeo, por lo que descarté la idea de ir a un parque.
Hasta que las gana de comer algo dulce se hicieron presentes y cambié el curso del auto hacia una tienda con la intención de comprar un par de cosas, ver una película y tratar de calmar las sensaciones que me envolvían.

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Atados a mi
General FictionSentir que el mundo se te cae encima es la peor sensación, pero es peor aun cuando las únicas personas que te lo sostenían se van dejando que caiga por completo sobre ti. Cuando eso sucede la única opción que queda es levantarse y sostenerte el put...