Dana
La poca sensatez que aún conservo me dice a gritos que cierre la puerta, que ponga la puerta entremedio y huya, pero me mantengo firme ante él. Veo como su mirada me recorre de arriba a abajo, vuelve a subir la vista pero la detiene en mi cuello y se mantiene ahí varios segundos. Está mirando las marcas que dejó hace unas horas cuando intentó matarme...
Trago fuerte.
-¿Qué quieres? - me obligo a preguntar en un tono sereno, pero no lo consigo, mi voz suena temblorosa.
-Ya te lo he dicho, hablar. - se encoje de hombros.
No sé qué responder a eso, por qué querría venir a hablar conmigo cuando hace apenas unas horas quería acabar con mi existencia.
-¿Me vas a dejar entrar o no?
Me muerdo el labio y niego mientras resoplo.
-¿Tengo opción si quiera a negarme? Porque estoy segura de que si te digo que no, entrarás igualmente.
-No actúes como si estuvieras indefensa. - sonríe.
-No actúes como si no hubieras estado a punto de matarme.
No espero a su respuesta y me aparto de la puerta entrando en la habitación, me siento en mi cama y cruzo las piernas, en un intento de parecer relajada ante él.
Kail cierra la puerta al entrar, veo como pasa el fechillo, lo que consigue ponerme más tensa. Es una estupidez que eso me ponga nerviosa, aunque la puerta estuviera abierta de par en par si decide atacarme no conseguiría escapar de él.
Se apoya en el escritorio y me mira entrecerrando los ojos, como si esperara ver algo, como si buscara algo en mi. Pasa un minuto en silencio y la incomodidad supera al miedo, así que decido hablar.
-¿Y bien?
-Vengo a escuchar tu versión. Dijiste cosas que no sucedieron así, una versión distorsionada de la realidad, quiero escucharlo todo.
-No es una... - me detengo, no va a creerme, de nada vale que intente explicarle.
-Quiero oír tu versión.
-¿Por qué? - me ha sorprendido.
-No lo sé, solo para saber como de loca estás.
-Dime tú cómo pasaron las cosas. - me pongo de pie. - Todo eso de que ya sabíais que yo era la llave, de que me salvaste del camión porque eran ordenes, cuéntamelo todo Kail, porque nada encaja con todo lo que me contaste cuando estábamos... - paro en seco de nuevo.
-¿Cuando estábamos qué?
Niego. -Cuando fingías ser de los nuestros.
-No he venido aquí a hablar yo, he venido para que lo hagas tú.
-Y luego qué, ¿me creerás? No, vete.
-No me hagas pedírtelo a las malas, estoy siendo amable.
Abro la boca para negarme de nuevo, pero me detengo. No creerá nada de lo que digo y es muy probable que acabe con sus manos en mi cuello de nuevo, pero... si hay alguna posibilidad aunque sea mínima de que me crea, tengo que intentarlo.
-Cuando me contaste lo que eras... - no sé muy bien como contarle todo, por dónde empezar. - Viniste de la nada, eras solo un estudiante nuevo y de repente estaba envuelta en tu mundo, todo fue tan rápido. Apenas te conocí y ya estaba en peligro. - desvío la mirada intentando ordenar todo en mi cabeza. - Eras feliz aquí con nosotros, no era fácil y estábamos en un peligro constante por tu desafío a Lucifer, pero eras feliz... Dijiste que éramos tu familia... Kail, créeme, no intentabas cuidar de mi hasta el día del ritual, querías impedirlo... No es una versión distorsionada, estábamos juntos. Tú paraste ese ritual, ya te lo dije.
Suelta una carcajada.
-Y yo ya te dije que eso es estúpido, yo no paré ese maldito ritual.
-Kail, me salvaste ese día. No fueron los ángeles, fuiste tú y no entiendo cómo puedes haber olvidado todo, no tiene sentido que no recuerdes esas cosas, que no recuerdes todo lo que viviste con nosotros. - las lagrimas amenazan por salir.
-No, lo que no tiene sentido es que yo haya hecho esas cosas que dices, cuando mi única razón de existir es matarte. - dice muy serio. -Fui concebido para acabar con todo, liberar a Lucifer y reinar en el infierno en su lugar cuando él se haga con el cielo. Y tú, Dana Hunter, eres la maldita llave, no tiene sentido que me pusiera de tu lado estando tan cerca de conseguir mi razón de existir. No quiero una maldita familia, quiero el trono y eso no pudo haber sido diferente en el pasado.
No soy capaz de decir nada, no sé cómo decirle que era real, que todo lo que vivimos era real. La desesperación por que me crea me invade por completo y sé que estoy perdiendo la compostura.
De repente se mueve, acorta la distancia entre los dos y sonríe de manera burlona. Alza la mano y me encojo en respuesta, él se detiene. Ya no parece dispuesto a seguir escuchándome, su mirada a cambiado, vuelve a estar completamente distante.
-¿No tienes miedo ahora? - veo la curiosidad en su cara.
-¿Quieres hacerme daño? - pregunto con un nudo en la garganta. El espacio entre nuestros cuerpos es tan reducido que nuestros alientos se mezclan y el deseo de probar sus labios de nuevo es horriblemente doloroso.
-Sí. - inclina la cabeza, tan solo unos milímetros separan nuestras bocas. Todo mi ser tiembla, lo necesito. Necesito volver a sentirlo. Sé que no es él, que ya no es el Kail del que me enamoré, pero ahora mismo, teniéndolo tan cerca solo quiero olvidarme de todo el dolor durante unos minutos.
-¿Y por qué no lo haces? - gimo. Siento que las piernas se debilitan, no es algo solo físico, eso lo podría dominar, es lo que siento. Es ese amor tan intenso que creí que ya no sentía por él y aquí está, consumiéndome de nuevo.
-Esto te hace daño. - sonríe.
-¿Qué? - pregunto confundida.
-Tenerme tan cerca, sentir todo lo que sientes y saber que yo no siento absolutamente nada. - recalca la última palabra.
Una lágrima baja por mi mejilla y cierro los ojos con fuerza. Entonces unos golpes en la puerta hacen que el chico de ojos grises se aleje de mi cuerpo.
-Tienes visita, que lástima. - se encoje de hombros. - Es tu amiguito humano, ese que babea por ti.
Theo. Me quedo paralizada mirando al demonio frente a mi, la puerta vuelve a sonar pero no soy capaz de apartar mi vista de él.
Soltando una carcajada se encamina a la ventana, antes de saltar me mira.
-Tan solo me produces asco. - es lo último que dice antes de irse y dejarme pegada a la pared sintiendo como todo se rompe de nuevo dentro de mi.
Me deslizo hacia el suelo y me hago un ovillo y me lo permito de nuevo. Juré que no lo volvería a hacer pero me lo permito una vez más y lloro. Lloro por Kail Blake otra vez. Y sé que no será la última vez que lo haga, ha vuelto para destruir todo y no parará hasta conseguirlo.
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Perdición (Inferno III)
Teen FictionSeparados. Dana intenta seguir con su vida apesar de ya no ser la misma. Kail sin humanidad, convertido en lo que siempre debió ser, letal y sin sentimientos. El mundo está a punto de explotar y ellos están en bandos diferentes. ¿A lado de quién luc...