✘Capitulo 5✘

280 26 0
                                    

Dana

Las cosas han empeorado en las últimas cuarenta y ocho horas. Mientras nosotros intentábamos averiguar qué o quién es el último sello en la universidad han empezado a alarmarse. Están sopesando la idea de cancelar las clases y mandarnos a todos a casa, por ahora es voluntario pero no dudo que pronto no quedará otra opción. Todo aquel que quiera volver a casa es libre de hacerlo sin que esto perjudique su carrera, muchos no han tardado nada en abandonar el campus. Los que se han quedado siguen intentando quitarle importancia a lo ocurrido este fatídico año.

Y es que por mucho que hayamos intentado ignorar dentro de este edificio todo lo que ha sucedido ahí fuera, la verdad es que la reducción de comidas y que a veces no tengamos luz ni agua son un constante recuerdo de que la cosa no va bien. El devastador terremoto que sacudió la tierra hace tan sólo unos días ha sido el detonante que ha impulsado a los decanos a dejarnos marchar.

Nosotros no tenemos a dónde ir, ningún lugar es seguro y no podemos volver a casa. Layla y yo pondríamos en peligro a nuestros padres. Lia no tiene a donde ir sin los demonios que ya no están y Seth tampoco es que tenga casa a la que volver. Así que cuando todo el mundo acabe abandonando la universidad nosotros seguiremos ahí.

Estoy tirada en mi cama mientras busco algo que nos pueda ser útil en Internet. Algo que nos indique cuál es el último sello. Pero nada, no he tenido suerte. Miles de explicaciones sobre lo que pasaría si los sellos fueran rotos en su totalidad y nada parece tan horrible como lo que nos ha relatado Seth que pasará.

La puerta de la habitación se abre y Layla entra soltando un largo suspiro. Cuando es consciente de que no está sola en la habitación sonríe débilmente y se sienta en su cama mientras se ata el pelo en una cola alta.

Después de la estupidez que cometí en la fiesta de hace unos días no he hablado mucho con ella. Decido que ahora es buen momento y cierro el portátil para centrarme en ella.

-Creo que deberíamos hablar. - llamo su atención. La chica me mira y asiente. - Siento mucho lo que te dije en la fiesta, no pensé en absoluto, de verdad que lo siento.

-No dijiste nada que no fuera cierto. - se encoje de hombros. - Tengo que enfrentarme a la realidad, Eyden está muerto y Evelyn necesita a su madre. Debo centrarme de una vez.

-Layla, estas pasando por algo muy duro no te sientas forzada por mi. Todos te entendemos, de verdad.

-No, créeme no me siento forzada ni mucho menos. Todos perdimos a Eyden ese día, tú perdiste a Kail también, no es justo que sólo estéis pendientes de mi dolor.

Cuando pronuncia su nombre un dolor intenso me inunda el pecho. Me muerdo el labio en un intento por ocultarlo. Durante meses el sentimiento devastador que él dejó con su ida fue disminuyendo hasta que ya no sentí nada, pero últimamente y seguramente por culpa de las pesadillas, el dolor ha vuelto.

-Serás una gran mamá para Evelyn. - aseguro.

La chica se levanta de su cama y se sienta a mi lado cogiéndome de la mano.

-Y tú serás una gran tía, y juntas superaremos esta gran pérdida. - sonríe con lágrimas en los ojos. - Pero primero tenemos que salvar el mundo.

-Iré a por nuestros trajes de superheroes entonces. - digo ganandome una carcajada de Layla.

La abrazo y me siento mucho mejor al instante. Alguien nos interrumpe abriendo la puerta sin llamar. Lia observa la situación desde la puerta y luego se abalanza sobre nosotras.

-¡Yo también quiero un abrazo! - grita.

Las tres estallamos en carcajadas, ya no me acordaba como era reír sinceramente. Se siente bien, se siente como si el vacío de mi interor se llenará un poco y ya no me sintiera tan sola.

Después de reír por estupideces decidimos pasar el resto del día juntas sin hacer nada en especial. Tan solo relajarnos a la luz de las velas que tenemos regadas por toda la habitación, pues no hay luz de nuevo. Y justo cuando pensaba que iba a tener un día medianamente normal mi móvil empieza a sonar.

-¡La cobertura ha vuelto! - grita Lia levantando un brazo en señal de victoria.

Y es que la cobertura viene y va a ratos, hay días en los que ni aparece. Dejo de pensar en ello y descuelgo sin nisiquiera mirar quién es.

-¿Dana? - oigo la voz al otro lado del aparato y lo reconozco de inmediato.

-Daeve, que sorpresa. - no hablaba con él desde hacía semanas.

Las chicas me miran frunciendo el ceño cuando oyen el nombre del ángel caído. Me encojo de hombros y vuelvo a posar mi atención en el hombre, que ya vuelve a hablar.

-Perdona que ocupe tu teléfono con esta llamada justo ahora que ha vuelto la señal.

-No te preocupes, me alegra oírte. ¿Va todo bien?

-Verás... Quería saber si has visto a Amelie en estos días.

-¿Amelie? No la veo desde hace tres días. - me levanto del suelo donde estaba sentada y me pongo nerviosa de inmediato. ¿Y si le ha pasado algo?

-Yo ahora no estoy en la ciudad, he tenido que ocuparme de algunos asuntos, ¿podrías pasarte por su casa y asegurarte de que está bien?

Asuntos, forma de decir que está siguiendo alguna pista para desvincular a James del juramento y el control mental que dejó Adirael en él antes de morir.

-Daeve, ¿por qué crees que le ha pasado algo?

-Me llamó antes de ayer, me dijo que necesitaba hablar con él y que había encontrado una manera. Tengo miedo de lo que pudo haber hecho solo por verlo de nuevo.

No necesito que diga ningún nombre, sé a quien se refiere. Sé a quien necesita ver Amelie de nuevo. Intento tragar para disminuir el nudo de mi garganta pero poco consigo.

-Me paso ahora mismo y te llamo. - digo antes de colgar.

Les explico todo a Layla y Lia y nos dirigimos a la casa de Amelie de inmediato.

Cuando llegamos no noto nada extraño, entro con la llave que Amelie me dio hace algún tiempo ya y la llamo sin obtener respuesta.

-Miraré en el sótano. - dice Lia antes de irse a velocidad sobre humana escaleras abajo.

-Yo miraré en esta planta. - asiento a Layla y sin perder más tiempo subo las escaleras al piso de arriba.

Me dirijo a su habitación y toco varias veces, hasta que decido entrar. Todo está en orden, y Amelie no está por ningún sitio.

Empiezo a ponerme más nerviosa, el solo pensamiento de que haya podido dar con el anticristo y este le haya hecho algo pone mi piel de gallina.

Reviso cada habitación de la planta alta, todas excepto una. Estoy de pie frente a la puerta cerrada, lucho contra mi impulso de alejarme de ahí. Al fin consigo abrir, con el corazón a mil, y dar un paso dentro. Al principio es abrumadora la sensación de familiaridad, los recuerdos se agolpan en mi cabeza y si no fuera por la mujer tendida en la cama seguramente me hubiera quedado en shock.

Cuando veo a Amelie tendida en la cama toda la sangre del cuerpo se me sube a la cabeza. Actuo de inmediato y me lanzó sobre ella para comprobar si respira. Y gracias a toda la divinidad del maldito planeta, así es, el ángel respira.

-¿Dana? - pregunta extrañada.

-Maldita sea Amelie. - la abrazo mientras la regaño, la tensión va desapareciendo de mi cuerpo. Está bien y no hay señales de ningún demonio.

Perdición (Inferno III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora