✘Capitulo 23✘

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Kail

Estoy tan cabreado, nunca en mi vida había estado tan cabreado. Apenas puedo controlarme, mi esencia me anima a transformarme y dejarme llevar por mis deseos más oscuros. Pero si lo hago, si me dejo llevar y mato a algún humano no podré seguir buscando el sello desde dentro.

Maldita niña estúpida que se cree que puede jugar con mi cabeza y engañarme de esa manera. Cómo quiere que crea que me quedé a protegerla por voluntad propia, que yo paré el maldito ritual y que la quería... y una mierda.

-No quería interrumpir pero llevo cinco minutos esperando que dejes de dar vueltas en el sitio.

Me giro en menos de un segundo y con la super velocidad me pongo a su lado enseguida. Agarro al impuro por el cuello y lo lanzo por los aires antes de que sea siquiera capaz de darse cuenta de lo que está pasando.

James cae con gran estruendo contra un banco de piedra y lo parte en dos. Maldice y se retuerce. Estoy apunto de repetir el lanzamiento cuando habla.

-Espera... Joder Kail, venía a informarte de algo sobre el sello. - suelta, para luego escupir sangre.

-¿Ahora quieres ser útil?- gruño.- Me dejaste ahí cuando esa maldita mujer me estaba intentando parar el puto corazón.

James se ríe. -No nos engañemos, no creo que hubiera encontrado corazón que parar. -Me abalanzó sobre él pero logra esquivarme. - Vale vale vale... Perdón. ¿Qué querías que hiciera? Era un puto ángel de alto rango. Aparte la maldita chica me electrocutó el cerebro con solo mirarme, tú no eres tan fácil de matar. En cambio mi condición de impuro no me ayuda mucho.

-Eres inútil. - escupo.

-Tan amable como siempre... - sonríe con los dientes rojos por la sangre. -Bueno, ¿Quieres saber lo que he descubierto sobre el sello?

-Te dejé bien claro que no quería tu ayuda, que no te acercaras a nada que tuviera que ver con el sello.

-Y yo te dije varias veces que tu padre no me permite hacer eso. Así que es lo que hay. - se sacude la ropa.- Oye mira, me gusta esto tan poco como a ti. Esa chica, Alis no para de buscarme por los pasillos lloriqueando y el ángel caído Daeve lleva persiguiendome meses.

-No me importa una mierda tus dramas familiares James, escupe de una vez eso que quieres decirme. Créeme, hoy no hay más paciencia.

-He estado leyendo, hay muchas contradicciones sobre qué puede ser el último sello. Pero una de esas opciones se repite en varios libros antiguos.

Hace una pausa dramática y yo pongo los ojos en blanco. Creo que mi padre debería replantearse el trabajo de su impuro, oírlo es una verdadera tortura, le serviría mejor en los calabozos. Aunque pensándolo bien, quizás lo hace seguirme porque intenta torturarme a mi.

-Pone que el anticristo debe matar a alguien importante, derramar sangre pura de alguien que realmente le importe. - termina.

Suelto una carcajada.

-No me importa una mierda nadie y mucho menos alguien "puro". - logro decir entre risas.

El imbécil se encoge de hombros. -Eso pone, quizás no sea nada pero creí conveniente decírtelo. De todas maneras estamos en el lugar correcto, lo noto.

Sé a qué se refiera, la carga mágica de este lugar. De la tierra donde está la maldita universidad. El último sello debe ser roto en esta tierra manchada de sangre.

Perdición (Inferno III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora